(love &) Hate - Catradora

Epílogo

—¿Lista?—. Asintió sonriente. Tomó sus bolsos y se dirigió hacia la entrada, abrazando a sus tíos, Bow y Glimmer.

—Los extrañaré mucho...

—Y nosotros a ti, pequeña—. Bee tomó sus cosas, mirando a su madre con determinación.

—¿Ya están listas, mis amores?—. Catra abrió la puerta del departamento. Vestía de negro y cuero, mascando un chicle. Adora rodó los ojos y se acercó a ella, negando con la cabeza mientras se mordía los labios.

—Listas.

Comenzaron a cargar las cajas en el camión y los bolsos en el auto, tomando camino hacia la casa donde Adora se crió. En el camino, Melsy no dejaba de mencionar lo mucho que extrañaría a sus mejores amigos, Ethan y Teela, y lo ansiosa que estaba por entrar a un nuevo colegio y ver a su tan querido perro, Swift Wind. En la charla del viaje, Adora había pensado en los preparativos de la fiesta de su hija, puesto a que sus quince estaban a 6 meses de cumplirse.

—¡Llegamos!—. Catra bajó del auto y abrió el baúl, sacando algunos bolsos y entrando a la casa con ellos. Apenas las dos rubias ingresaron al lugar, fueron recibidas por una pareja, un niño de 5 añitos y un enorme bobtail.

—¡Oh, Adora!—. Mara saltó a los brazos de su hermana menor, recibiéndola con ese amor tan característico de su parte.

—¡Tía!

Todos fueron recibidos de manera cálida por aquella pequeña familia y los ayudaron a desempacar.

—¿Te gusta esta habitación? ¿O quieres ver la que era de tu tía?—. Adora se asomó a su antigua habitación, viendo como su hija desempacaba.

—Me gusta más esta. El techo inclinado es bonito—respondió Melsy, sincera.

—¿Quieres colocar un espacio para tu madre?—. Se giró hacia Adora con el rostro serio, esperando que continúe—. Solía tener mi propio espacio privado aquí—. Adora se asomó a un par de puertas escondidas detrás de la cajonera, abriendo el espacio—. Habría que limpiarlo un poco, pero puedes poner tus tesoros aquí, incluyendo las fotos con tus amigos de Nueva York y tu madre—. Bee sonrió, pensando en lo comprensiva que podría ser su madre sobre su vida. 

—Gracias, ma...

—Avísame si necesitas algo más para instalarte—. Dicho esto, Adora tomó camino escaleras abajo, viendo cómo su novia recibía las mil y una preguntas de parte de su hermana mayor y su sobrino.

Melsy decidió escuchar a su madre adoptiva, acomodando sus preciados elementos en aquel pequeño rincón escondido. Bajó las escaleras para tomar algunos elementos de limpieza y subir, otra vez, dispuesta a acomodar su cuarto tal como lo deseaba.

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—Entonces... ¿Nos veremos en las fiestas? ¿Algunos fines de semana? ¿Cumpleaños?—. Mara parecía desesperada por una respuesta afirmativa, como si Adora no la quisiera volver a ver. La rubia rió ante esta situación, respondiendo de manera tranquila.

—No te preocupes. A pesar de que estemos a una hora de distancia, te visitaremos seguido. Lo prometo—. Y con estas palabras dichas, Mara y su familia se retiraron de la gran casa, directo hacia su hogar.

—Estoy agotada... Desde que llegamos, sólo estamos descargando cajas y muebles...—. Adora sonrió ante la imagen de su pareja desparramada en el sillón, sumándose.

—¿Pensaste en algún trabajo por aquí?

—Estuve pensando en varias opciones... Pero quiero escuchar tu opinión sobre el tema—. La rubia se acomodó, respondiendo con un sonido de afirmación—. Bien... Terminé la licenciatura de ciencias políticas, tengo muchas opciones diversas de trabajo, pero primero quiero saber qué harás tú—. Adora la miró a los ojos, pensando su respuesta seriamente.

—Terminé la carrera de medicina... Podría conseguir empleo en el hospital de la ciudad, pero tomaría demasiado de mi tiempo y no estoy segura eso...—. Catra veía a la rubia con ojos comprensivos, puesto a que sabía que los turnos en un hospital eran ilimitados y muy recurrentes, lo cual podría causar muchos cambios drásticos en muchos sentidos y en muy poco tiempo.

—Bien, tenemos unos días para acomodarnos antes de que Bee comience el secundario aquí, así que piénsalo tranquila, ¿sí? Si decides trabajar en el hospital, Melsy y yo te apoyaremos de corazón—. Adora sonrió risueña, dejando que el olor de Catra la inunde, tomando su lugar entre sus brazos.

Bee bajó las escaleras con los objetos de limpieza, queriendo dejarlos en su lugar. Disminuyó el paso al ver a sus madres de espaldas. Estaban abrazadas y recostadas en el sillón, a lo que sólo sonrió, queriendo disminuir el sonido de sus pisadas para no romper el pequeño descanso que ambas tenían. Rompiendo sus planes, Catra giró su rostro, pillándola desprevenida. Iba a correr escaleras arriba, pero ella le hizo señas para que se uniera, a lo que sólo sonrió para acercarse al sillón y ocupar su espacio en el brazo desocupado de su madre, descansando sobre su hombro.

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—Mamá, tienes manos mágicas—dijo Melsy, mirando sobre la mesada de la cocina. Adora y Catra intercambiaron miradas sospechosas—. Cocinas increíble—. Tomó un taco y lo llevó a sus labios, mientras la pareja suspiraba por lo bajo.

Las tres mujeres se sentaron en la mesa, dispuestas a disfrutar de los tacos caseros. Un gran compañero se les unió por debajo de la mesa, esperando por algún trozo caído.

La cena pasó rápida y silenciosamente debido al hambre que había, pero era un silencio agradable. El bowl con el relleno y el plato con los tacos se vaciaron, dejando a la familia satisfecha. 

Catra lavaba los platos mientras Melsy los secaba. Adora se dirigió hacia el plato de comida de Swiftie y le sirvió lo suyo, permitiéndole comer.

Comenzaron los preparativos para irse a dormir. La pareja se fue a su habitación mientras Bee y Swiftie se dirigían a la suya. Una vez acomodada en su cama, Melsy abrió su laptop y se colocó sus auriculares, iniciando una videollamada.




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