Love in the Office

CAPITULO SEIS

El anuncio del compromiso de Ian Smith fue todo un acontecimiento en el mundo empresarial y social de Nueva York. La noticia se difundió esa misma mañana a través de una exclusiva en una prestigiosa revista de negocios, dejando a todos en Smith Enterprises, incluida Sara Wilson, en completo asombro.

Ian se casaría con Caroline Blake, una reconocida modelo y la hija menor de Richard Blake, un magnate cuya empresa era una de las más influyentes en el país. Esta unión no solo era vista como un compromiso sentimental, sino como una estrategia que consolidaría dos de los mayores imperios empresariales de la ciudad.

Sara no pudo evitar leer la noticia. Allí estaba, en la portada, una fotografía perfecta de Ian junto a Caroline, sonrientes y posando para las cámaras en un evento reciente. Las palabras "Una unión para la historia: Ian Smith y Caroline Blake anuncian su compromiso" encabezaban el artículo.

Le dolió más de lo que estaba dispuesta a admitir. Mientras todos en la oficina hablaban sobre lo impresionante que era Caroline y sobre el impacto que tendría esta alianza en el mundo de los negocios, Sara se limitó a escuchar en silencio. Cada comentario era como un recordatorio de lo lejos que estaba Ian de su alcance, no solo por su posición, sino ahora también por la mujer que pronto se convertiría en su esposa.

Intentó convencer a su corazón de que esto no le importaba, pero era inútil. Aunque nunca lo había admitido, aunque siempre se había escudado en la formalidad y la profesionalidad, Sara se había enamorado de Ian. Lo había hecho de manera silenciosa, sin siquiera darse cuenta de cuándo o cómo había sucedido.

A media mañana, Ian llegó a la oficina como de costumbre. Su presencia era impecable, como siempre, pero esta vez algo en su expresión era diferente. Había un leve destello de orgullo y satisfacción en sus ojos, una señal clara de que estaba al tanto del revuelo que había causado su anuncio.

—Buenos días, señorita Wilson —dijo al pasar junto a su escritorio.

—Buenos días, señor Smith —respondió ella, esforzándose por mantener su tono profesional.

Mientras Ian entraba a su oficina, Sara tomó una respiración profunda. No podía permitirse flaquear. Sabía que debía mantenerse fuerte, aunque por dentro una mezcla de tristeza y desilusión la consumiera.

Respiró hondo y volvió a mirar la pantalla de su computadora. Había un par de correos que necesitaban su atención y algunos informes que Ian había solicitado. Se obligó a concentrarse en los detalles, en las cifras y las tareas que debía completar. El ruido de la oficina, las conversaciones lejanas y los pasos apresurados de sus compañeros de trabajo se mezclaban en su oído, pero no lograban distraerla del peso de la noticia. Ian, comprometido. Esa simple frase parecía absorber toda su energía.

Cada vez que sus ojos caían en los informes que debía preparar para la reunión, un sentimiento de vacío la invadía. ¿Cómo seguir siendo profesional? Se preguntaba, mientras sus pensamientos se entrelazaban con lo que sentía en su pecho. Sabía que debía mantener su distancia, que sus sentimientos no tenían cabida en este entorno. Pero ¿cómo ignorarlos?

Finalmente, forzó su mente a enfocarse en los detalles. Las cifras. Las fechas. Los correos. Lo demás podía esperar, o al menos eso trataba de decirse. Sin embargo, la noticia del compromiso de Ian seguía retumbando en su mente, desbordándose poco a poco mientras trataba de seguir con su rutina.



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Editado: 29.12.2024

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