Caminaron por la calle bajo la lluvia. Los charcos reflejaban la figura de ambos bajo el paraguas. El reflejo se movió desfigurando la imagen. La lluvia se volvía más intensa a cada paso. Y así, mojó el hombro del chico. Ella, al darse cuenta, dijo suavemente:
—Acércate un poco más.
La lluvia sonaba en su hombro mojado. El corazón seguía latiendo fuertemente. Su sonido, tan intenso como la lluvia. Eso era el amor, eso era una lluvia de amor.