Love Sonets

Capítulo 18. Límites.

Yoongi.

Toda persona tiene un límite para ciertas cosas. Aun cuando tengo la paciencia necesaria para vivir, no tengo la tolerancia para soportar malos comentarios o tratos, es algo que de verdad no soporto. Cuando mi Musa dijo eso de no es de tu incumbencia, dolió.

Sí, ya sé que no tenemos ninguna relación donde tenga algún derecho de cuestionarla, pero creo que me he ganado la suficiente confianza para que me dijera algo soso como te lo diré después o son cosas sin importancia, podría incluso tolerar una mentira, pero no que me haga sentir que sobró.

Me siento enojado, herido y humillado, y a causa de esos sentimientos, decidí venir a un bar, a calmar este hoyo en mi pecho con alcohol. Puede no ser una buena idea, pero al carajo, tengo derecho. Puede que mañana me sienta más cuerdo, pero por hoy, sólo quiero perderme.

–Sólo te he visto beber algo así de fuerte, por el despecho de no tener a la mujer que amabas. ¿Por qué es esta vez? –preguntó Namjoon, sentándose a mi lado.

–Porque parece que estoy dando sin recibir. De pronto, me siento atascado en algo que no prospera, porque la otra parte no coopera –respondí, terminando mi vaso de vodka, para pedir otro.

–Uhm, estas en una situación difícil.

–Ni que lo digas.

–¿Has tratado de hablar con esa persona?

–No exactamente, pero le he demostrado con mis acciones, que puedo esperar por sus secretos, por su confianza, pero se aleja, desvía la conversación y me hace sentir un estorbo.

–Tal vez sus secretos no sean algo fácil de exponer.

–Lo he considerado, pero me gustaría mucho una maldita señal, donde me dijeran que no estoy haciendo el ridículo –expresé frustrado.

–Ah, Carol no te la deja fácil, ¿verdad? –suspiró, bebiendo un poco de la soda que había pedido.

–Ella me vuelve loco, pero justo ahora, me hizo enojar. No he exigido, no he presionado, espero y espero, pero no es suficiente para ella.

–Los secretos no son fáciles de expresar, tu mejor que nadie debe de saberlo. La paciencia es una virtud que no todos tienen, tu si la tienes, sin embargo, tienes la sensación de que no es suficiente, por ello tratas de ahogar tus inseguridades con alcohol.

–¿Inseguridad?

–Sí. Te preguntas si Carol algún día corresponderá a tus sentimientos, si sucederá lo mismo que pasaste con Gae Hul, y déjame decirte, amigo mío, que eso no va a pasar, puedes quedarte tranquilo.

» Carol no parece ser de las mujeres que dejen las cosas a medias, entre ustedes ya ha iniciado algo, sólo dale tiempo para que se exprese y sepa, que están en la misma página.

–Ah, parezco un patán ahora, ¿no? –me lamenté, pasando ambas manos por mi cabello.

–No, no lo eres. Sólo eres alguien que tiene derecho a molestarse, por no sentir ni una pizca de reciprocidad de la otra parte. Todos nos hemos sentido inseguros, lo importante, es no agrandar esa inseguridad, sino, destruirla con la verdad –aconsejó con seguridad.

–Eso suena mucho como a esos libros a los que te has vuelto adicto –señalé, girándolo a ver.

–Es del libro más reciente, una joya en todo su esplendor.

–Ya que hablamos del tema, ¿cómo es que la conociste en persona? Creí que era anónima, o algo así.

–Es amiga de Jhoath. Creo que le contó sobre mí, siendo un gran fan de sus libros, y no sé cómo, logró pautar esa reunión, para que nos conociéramos en persona.

–Te brillan los ojos cuando hablas de ella, incluso, corazones podrían salir de tu boca.

–Es que ella es tan increíble, tan inspiradora y acertada. Sus palabras se clavan tan profundo en tu alma, que por un momento piensas, si no comparten el mismo ser –expuso conmovido, cerrando los ojos por un instante.

» ¿Qué tanta afinidad debe existir, para que alguien ajeno a ti, pueda conocer tus sentimientos mejor que nadie?

–Supongo que mucha.

–Así me pasa con ella. Sus libros me han ayudado a conocer una perspectiva nueva de la vida, algo más real, crudo e impresionante. Es como si cada duda que atravesara mi cabeza, la respondiera en sus libros.

» Las respuestas que tanto he buscado sobre la vida, ella parece tenerlas. ¿Puedes imaginarte una conexión de esa magnitud? –preguntó, haciéndome recordar a Carol y el modo en que mi música le ha ayudado.

–Lo imaginó –murmuré.

–Bueno, eso es lo que Samantha me hace sentir.

–Y ya que hay tanta afinidad, ¿cuándo la vas a invitar a salir?

–¿Estás loco? ¿Cómo crees que voy a hacer algo así? –exclamó sorprendido, como si hubiera dicho una grosería.

–¿Qué? ¿Acaso tiene novio

–No, pero…

–¿Qué?

–No quiero verme como un desesperado. La admiro mucho, y ahora que la conozco en persona, me encanta. Es tan espontanea, divertida y picara, que siento mi corazón estrujado entre tanta maravilla, pero no quiero que piense que quiero aprovecharme de la situación –respondió.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.