Lovers in Litnet.

Capítulo 5: Mi inspiración.

Gracias al cielo consiguió el empleo. Aunque no en esa área. Al día siguiente de sus tres días de prueba, la reubicaron en na sección llamada: Crudo. 


Como su nombre lo indicaba, esa sección se dedicaba al proceso y empaquetado de la línea de productos congelados crudos y pre cocinados que se vendían a restaurantes y supermercados. 


Un área de mucho más movimiento que la anterior. Siempre corriendo contra reloj y con metas de tiempo y peso para cumplir con los pedidos y los almacenamientos planeados para la producción. 


Y aunque era físicamente muchísimo más duro, pues implicaba levantar pesos con un mínimo de 50 libras y trabajar a 10°C. A Lilian le gustó. 

 


Ese Viernes, cuando Lilian paró como siempre en la cafetería, se quedó congelada en el pasillo al ver al chico del otro día. Hacía una semana que le había visto. 


Se sentó en su lugar de siempre y con la excusa del teléfono lo observó de lejos. 
En dos semanas de visitar el local ya reconocía muchos rostros, incluso algunas pequeñas costumbres de clientes o empleados. Le gustaba observar a la gente. 


Pero ese muchacho, de figura alta y complexión delgada, le atraía de una forma casi hipnótica.  


Sus manos, con uñas recortadas siempre se veían limpias. Así que asumió que trabajaba en un lugar donde pasaba en el interior y frente a una computadora a menos que estudiara. 


Su cabello, de un café tan oscuro que te hacia pensar en las barras de chocolate Hershey’s. Brillante y sedoso. Perfectamente peinado y con un corte moderno que acentuaba sus pómulos. 

 

“Y por lo que se ve, no usa ningún producto pegajoso para peinarse” meditó en sus observaciones. 


Su novio tenía la costumbre de usar una cantidad generosa de gelatina fijadora. En un principio, le gustaba eso, que su cabello no se moviera nunca. Pero ahora, observando a ese chico de bonita sonrisa y brillante melena, descubrió que prefería el cabello natural y cuidado. 


Sus ojos, no podía distinguir a la distancia su color, aunque sabía que era oscuros. Probablemente cafés como la mayoría. 


Unas cejas perfectas enmarcaban su mirada. Sus labios, finos y de suave tono melocotón. No podía asegurar si eran delgados o un poco gruesos pero, aunque sonriera de lado se veía apuesto. 


Una llamada la despertó de su sueño angelical. 


—Hola. ¿Ya venís para la casa? 
—Ah sí. Es que hay mucho tráfico hoy. Como es Viernes — explicó a su madre. 


Se le había ido el tiempo contemplándolo. 
Con todo el dolor de su alma se obligó a salir de ahí deseando verlo de nuevo. 

 

Mientras tecleaba a toda prisa en su teléfono todo lo que vio y sintió sobre ese muchacho, su mente fue iluminada desde el mismísimo cielo, una señal, un mensaje enviado desde el trono de los dioses y su mensajero era aquel querubín. 


—Una nueva historia — susurró en medio de la cena. 


Aunque el ataque de inspiración era bueno, era grande, aún tenía una historia a medias. Una que comenzó inspirándose en su relación tipo Romeo y Julieta. Amor imposible y a la distancia. 


Pero al contrario de Romeo y Julieta, ellos no estaban llevando su historia como mínimo a una muerte trágica por amor, en lugar de ello, marchaban al campo de batalla y la brecha los separaba cada día más.

Lamentablemente esta historia ya no tiene rumbo y aquello que me inspiraba escribirla solo me lastima. Así que ya no la seguiré. 

Espero comprendan y me disculpen una vez más. 


Pero no todo está perdido mis queridos. 
He sido iluminada, bendecida con una nueva idea que un ángel guardián me h
a entregado. 

Así que estaré trabajando en ello estos días.
Les aseguro que será una bella historia. 
Un saludo. 

 

Ese Domingo, dedicó sus pensamientos a ese chico que vio el viernes pasado. 


Nunca había sufrido de un flechazo ni de amor a primera vista pero, el imperioso deseo por volverlo a ver no desaparecía en ningún momento. 


Soñando despierta mientras estregaba su ropa con el detergente, la idea comenzó a tomar forma. 


Como una película vio ante sus ojos el escenario, los personajes y las situaciones. 
En lugar de poner a una chica con un amor imposible, optó por un chico. Un muchacho al que le había ido mal en el amor pero que no por ello perdía las esperanzas de volver a enamorarse y encontrar a la persona adecuada. 


Corrió a alcanzar el teléfono luego de secar bien sus manos, escribió las ideas iniciales. 


El amor imposible de “Harry”, como decidió llamarlo, sería una chica que conocería a través de su trabajo. Pero a la que nunca se decidía hablarle. 




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