Lovers in Litnet.

Capítulo 7: Argwöhnisch. El querido lector crítico.

Los días siguieron pasando y a pesar de la tristeza de saber que “Harry”, “Su Harry” tenía novia. No sé dejó desanimar totalmente. 


“Era de esperarse en realidad” meditó una tarde de Domingo mientras estaba en la cama intentando dormir sin conseguirlo por pensar en su inspiración. 


Abrió su cuenta en Litnet y verificó las actualizaciones en su biblioteca de algunas historias que leía, blogs nuevos de colegas escritores, respondió a comentarios que dejó en algunas entradas y dio la bienvenida a algunos que decían ser nuevos. 


Dejó para el final el comentario en su historia al ver que se trataba de Argwöhnisch, el usuario de seudónimo de las tierras de Mordor. 


“Al menos ya sé que es hombre” recordó repasando los mensajes.  
Al leer su último mensaje, sorpresivamente sonrió. 


[Gracias Argwöhnisch. Ahora ya sé a quién acudir cuando no sepa leer los envoltorios de esos chocolates de marcas alemanas y armenios que traen para Navidad. Jajaja. 
¡¡¿Buscaste las series?!! ¡¿Las has visto?! 
¿Qué te parecieron? :D
Son buenísimas. Y descuida. Espiar no es malo. Aunque… Dicen que la curiosidad mató al gato. ;) 
Y buenas noches está bien. 
Pero me quedé dormida. 
Un saludo y siéntete libre de comentar y criticar. 
Me ayudan los lectores exigentes. :)]

 

Eran cerca de las diez y media. El cansancio de correr y sudar aún dentro de los cuartos fríos y congeladores la hacía dormir como un tronco los días de semana, pero al ser Domingo quería dormir temprano para llegar con energías al trabajo. 


Sonrió de nuevo mirando el mensaje de Argwöhnisch. Espió su perfil y no encontró nada de información. Únicamente su foto de perfil que era un hacha con un grabado nórdico. Tampoco decía seguir a ningún autor. Y los únicos comentarios que tenía registrados eran los que le había dejado a ella.


“Jm. Curioso, curioso”, pensó. 


Fascinada por la pequeña fotografía, no resistió dejar un mensaje en su perfil. 


[¿Ese eso es nórdico, cierto? 
Yo quiero uno de esos. Jajaja. 
Por cierto, ¿Cuál estás viendo ahora? ¿Vikingos o El mentalista? 
Buenas noches :) ] 

 

Era interesante cuan animadores y reconfortantes podían ser unas breves líneas por parte de los lectores. Y el poder que tenían para levantar tus ánimos cuando habías tenido una semana de perros como ella. 


Pues su novio volvió a llamarla para reprocharle por qué no habían hablado más esos días. 


Y sin importar si solo escribían: Me gustó. Era suficiente como para sentirte volar en las nubes, para sentirte flotar sobre las olas del mar con una sonrisa boba en los labios. 


Y si alguien escribía: Me encantó. UF. Si viste las caricaturas de Goofy te sentirías igual que él, volando por los aires de la emoción. 


Otros, al actualizar, amablemente dicen: Gracias por actualizar. O: Gracias por acordarte de nosotros. Me muero por ver qué viene. 


Esas palabras, esas pequeñas y cortas frases hacían a Lilian feliz. Y sin embargo, feliz se quedaba pequeño para la enorme satisfacción que sentía en su interior al ver la reacción del público. 


No importaba si eran 10, 30, 50 o 100 bibliotecas las que la tenían guardada. Importaba que la leían y valoraban sus escritos. 


Esas personas que poco a poco hacían crecer su historia se convertían en algo especial e importante para ella. 


Aunque también estaban los escépticos que de vez en cuando aparecían diciendo: He leído solo la sinopsis. A ver qué tal está. Por que no cualquier historia me convence. 
Pero qué se le podía decir a alguien así.

 

Lilian se limitaba a responder: 
[Gracias por interesarte en mi historia. 
Espero sea de tu agrado. Un saludo. ]

Y ahí murió, como dicen. 

 

Pero habían otros comentarios, otros lectores, con los que hacía cierta conexión. Podías percibir el humor, naturalidad y soltura de la persona del otro lado de la pantalla. Esos con los que podías incluso intercambiar más que un saludo cordial. 


Y era eso lo que Lilian comenzaba a notar en Argwöhnisch. Aunque solo tenían unos mensajes entre ellos, lo sentía como una persona sincera, directo y exigente. 


“Quizás es un poco perfeccionista” observó mentalmente. Pero sobre eso le parecía agradable. 


Argwöhnisch no respondió a su mensaje esa noche. Asumiendo que estaría dormido u ocupado si viviera en otra zona horaria, cerró los ojos pensando en su inspiración. 




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