Lovesick girls: Viraha

Capítulo 3: I need easy friend/ La partida de la gitana. pt3

−Queridos alumnos – se anunció el nuevo director – quiero contarles una noticia que considero muy importante, se formará en la escuela un centro de estudiantes con el fin de que puedan expresar necesidades, consideraciones y demás – explicó –les pido por favor que elijan un presidente y un vicepresidente de la clase, para que los represente – se sonó los dedos – háganlo con responsabilidad, no basta alguien solo popular o simpático para este rol – el hombre canoso esbozó una sonrisa y se retiró.

−Sugiero a Elizabeth – dijo el profesor de geografía. El profesor admiraba la responsabilidad que tenía Elizabeth para todo y ella admiraba la inteligencia de su profesor y su compromiso social.

−Estoy de acuerdo – se paró Dylan como si eso fuera una especie de película sobre la democracia.

−y yo – sonrío Olivia, alzando su voz.

−También yo – golpeo la mesa Andrea, como si una emoción extraña brotara de ella. Sin querer, o por alguna extrañeza de la vida, aquella emoción corrió por el cuerpo de unos cuantos, es así que la mayora votó por Elizabeth como presidenta de clase y por Olivia como la Vicepresidenta. Por algún motivo, aunque no se llevaban tan bien con sus compañeros, había algo en sus formas de hablar, su inteligencia y su rebeldía ante las injusticias que hacía que aquellas chicas fueran las elegidas.

El año finalizó de esa manera, ni tan bien, ni tan mal. Las largas vacaciones de verano se hicieron eternas par ella, porque quería ver a Dylan con urgencia.

 

 

 

 

 

 

 

−Ella es del colegio Sarmiento− Dylan le decía a su amigo Maximiliano –Empezamos la relación hace dos meses.

No le alcanzaban las palabras para describir el dolor que sintió con esas simples palabras, él se había enamorado de alguien más. Si los corazones hicieran algún ruido cuando se rompen, sonaría como un vidrio que se hace pedazos, haciendo trizas, no puedo describirlo mejor que eso, porque también me han roto el corazón.

Aceptar lo que sientes por alguien es terriblemente doloroso, más dolor nos causa hablar de nuestro primer amor, pero, todos, no importa que tan buena sea esa persona, sabemos que cuando nos gusta alguien con tanta euforia, esa persona nos va a romper el corazón. Aunque lo mantengamos en el inconsciente, la suposición se encuentra latente. Pero, que aquel ame a alguien más puede volverse algo tan terrible de asimilar, no obstante, siempre recuerden esto, no amen a otros más de lo que se amen a ustedes mismos, no lo digo de forma egoísta, lo digo como forma de supervivencia ¿qué tanto nos podemos abandonar por un amor no correspondido? No dejen que los lastimen, sea adrede o no, digan lo que les duele, porque pueden lastimarse tanto, sus sentimientos, su autoestima, el amor propio y volver a construir todo eso, no es para nada fácil. Estas cosas, mis amigos que me leen con fervor, son fáciles de romper y difíciles de reconstruir. Ella es el vivo reflejo.

 

 

 

−Es linda Andrea – susurró Dylan, que estaba sentado con Elizabeth.

− ¿No tenés novia vos? −  expresó con mala cara, de todas las personas y se fija en una de sus mejores amigas.

−Era un chiste, tonta – la codeó –sí, tengo novia. −Elizabeth no dijo nada – pero, la que sí me parece linda es Macarena, su personalidad es tosca, pero sí tiene un hermoso cabello.

Elizabeth se rascó el brazo, cerró los ojos y suspiró, y, aunque estaba acostumbrada a ser complaciente con él, no dejaba de quererlo, él de alguna manera se había convertido en lo único en que pensaba, en la mañana, en las tardes y noches, sólo Dylan pasaba por su cabeza. Él era el sol y ella un pequeñito e insignificante planeta que giraba a su alrededor, así, de esa manera, se sentía la joven Lizi. –Mirá Dylan – se dispuso a no ser tan desagradable al plantearle su molestia –aquella persona es la de pensamientos y trato más desagradable e inmundo –se tocó la frente –tengo muy malos recuerdos de aquella persona diciéndome lo lela que soy, lo gorda que me veía o lo horrible que era mi ropa de abuelita –su voz sonaba un tanto quebrada, Elizabeth es de esas personas que lloran cuando intentan discutir – prefiero que no vuelvas a hablarme de ella, aun si algún día salen. Si la saludo es por mera educación. –tomó su cuaderno, para después marcharse. Su peor enemiga, menos ella. Todos, menos ella.

Pero, lector ¿has tenido un primer amor ya? ¿cuánto puede durar lo ideal del primer amor? ¿cuánto tiempo duran los ojos ciegos y los oídos sordos? Si se reflexiona sobre los actos de Elizabeth, uno estando en sus cabales se pregunta ¿se quedó por amor? ¿se quedó por compasión? Ella no lo sabe, no es algo que me pueda responder con facilidad, ni es algo de lo que le guste hablar. Yo creo entender qué clase de sentimiento tenía para quedarse, pero no lo quiere escuchar.

 

 

 

− ¿Puedo sentarme con vos? – Dylan tenía los ojos rojos.

− ¿Estás bien? – se preguntaba si acaso Dylan había estado llorando. La castaña, corrió la silla en señal de que podía sentarse ahí.

−Perfecto – respondió el joven, un poco eufórico. Se quedaron en silencio, ya que estaban en clases, pero, de repente la voz del muchacho, un poco menos eufórica interrumpió la concentración de Banks –Tu cara es azul –lanzó entre risas cuando la chica volteó a verlo un poco preocupada por su estado. No había estado triste, ni había tenido una pelea, no había estado llorando, Dylan se había estado drogando. Hace un tiempo habían tenido una charla y el hombre de apariencia punk le había contado que él era un chico que estaba un poco roto, sin nadie que se preocupara por él desde que era un pequeño niño. La separación de sus padres, una madre que se dedicaba exclusivamente a su trabajo, un padre que aparecía pocas veces y la muerte prematura de su mejor amigo, habían calado profundamente en él. Ella se compadecía de esa vida tan triste, sabía que, en realidad, cada uno lidiaba con su propia piedra.



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En el texto hay: romance, drama, amor

Editado: 08.05.2021

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