Lovesick girls: Viraha

Capítulo 4: Seducción /El chico del recreo.

“Sabía quién era esta mañana,

pero he cambiado varias veces

desde entonces”.

Alicia en el país de las maravillas-Lewis Carroll.

 

 

Nos volvemos a situar en la Elizabeth de quince años. Hora del recreo. Recreo, filas interminables en el kiosco y baños, gente corriendo o caminando del brazo alrededor del patio o galería. Pero, ese día era un día helado y lluvioso, estaban todos amontonados en la galería, por un vidrio roto entraba un viento de mañana, bastante helado. Apoyadas en una de las paredes, luego de salir huyendo del aula, intercambiaban opiniones sobre el libro Orgullo y Prejuicio, siempre tenían arduos debates. Pero, la discusión de las tres amigas fue interrumpida –Me encantan las margaritas – expresó el muchacho, tomando el dije de la cadenita de Elizabeth, que llevaba una en el centro. Si observabas el rostro de la muchacha, era de un evidente susto, incluso Dylan que estaba en la otra punta, hizo un ademan de acercarse a meterle una piña en el medio de la cara al desconocido. La chica pegó el cuerpo a la pared, tenía los ojos expectantes e intentaba adivinar cómo terminar de reaccionar –Lo siento – el acosador al fin dio un paso atrás – mi nombre es Joan. Mucho gusto –extendió la mano.

−Oh – lo imitó algo confundida.

−Ella es Elizabeth Banks – La presentó Milena, compañera de Lizi y amiga de Joan.

−Así es – replicó con timidez. Eso de hacer sociales no era muy lo suyo.

−Bueno, espero verte de nuevo – la saludó con la mano y acto seguido, soltó un guiño. La situación fue muy rara, sus amigas estaban anonadadas, ella lo estaba.

−Juro que estuve a punto, a nada, de darle una patada full ninja –proclamó Olivia, alzando los puños y dando saltitos.

−Sí, claro – rio Andrea – sobre todo cuando te quedaste con la boca abierta de la sorpresa, casi que pude ver el hilo de saliva – la empujo jugueteando.

−Por supuesto – Elizabeth le dio una palmadita en el hombro a Olivia, que seguía con los puños alzados.

 

 

 

Se había levantado de una pequeña siesta, bueno, tal vez no tan pequeña. Al despertar, tomó su celular y había una notificación, era una solicitud de amistad de Joan Garet, la aceptó y a los pocos minutos, había un “Hola” del joven de cabello oscuro ¿y si realmente era un acosador?

 

−Una vez casi muero –llevaban un año de amistad –por eso repetí, no pude ir a la escuela.

− ¿Enserio? – de alguna manera, siempre lograba sorprenderla.

−Un auto que iba en contramano me chocó y permanecí inconsciente, por un largo tiempo. Luego vino la rehabilitación y control de ciertos coágulos que se habían formado. – Elizabeth leía todo absorta –Los médicos dicen que es un milagro que no haya tenido secuelas. Dios me ayudó y desde ese momento es que dedico mucho de mi tiempo a él.

−Eso es bueno, sos una persona muy fuerte –intentó alentarlo.

Una vez más, Elizabeth volvía a hablar seguido con alguien e intercambiaron números. Las charlas iban sobre libros, política, historia, un poco de religión, al menos, esos eran los temas de conversación más frecuentes. Discutían, pero, siempre volvían a hablar.

−Noté que te gusta el rap – prosiguió la conversación.

−Así es – Lizi había compartido hacia poco la canción Querida Alma Gemela.

− ¿Te puedo recomendar una?

−Por supuesto –jamás se negaba a conocer nueva música.

−Carta de sinceridad de Porta y Piter-G –a uno ya lo conocía.

Al instante la adolescente se conmovió, de alguna manera, siempre estaba llorando por tal o cual cosa. En ese momento, pensó que él estaba sufriendo por algo. La música nos hace sentir identificados con algo, qué tal si él se sentía así o, tal vez, estaba reflejando como en un espejo lo que ella sentía al escuchar la canción en el joven Joan.

¿A ti de pequeño no te dijeron que creyeras que de mayor podrías ser quien tú quisieras? Siempre, cuando era una niña, las personas, su madre y padre le habían dicho a Elizabeth que ella podría alcanzar lo que se proponga, pero, ahora que el tiempo había pasado, ya no le afirmaban lo mismo, así, además, ella descubrió que eso no es otra cosa que una mentira para que los niños no se decepcionen a una edad tan temprana.

Tengo miedo sin seguridad, he sido el tonto de la clase al que todos trataban mal. Tenía en claro que ella siempre había sido eso, el saco de box de la clase.

Ya no soy el de antes, ni tampoco el que quiero ser. Viviendo al margen de soñar con un tal vez. Cuando era un infante Elizabeth era una niña risueña, soñadora, pero antes incluso de terminar esa etapa, ella debió alterar su forma de ser para no pasarla tan mal. Ella no era la niña de antes, pero esa personalidad que adoptó, no era la persona que quería ser y soñaba siempre poder vivir sin preocuparse por quien podría aprovecharse de eso.

De qué coño te quejas, si tú me hiciste así, y me paraste cuando intenté alejarme de ti. Esto es algo que se volvió habitual en lo largo de sus relaciones. Siempre inicia sus relaciones dando todo de sí, con el tiempo, hay alguien que da más y una parte que se encarga de lastimar siempre que puede. Cuando Lizi se cansa de jugar el papel del tonto, decidiendo mutar nuevamente, dejar atrás aquello, el individuo en cuestión intenta frenar su partida.

Cuenta cuántas veces me has dejado vacío y ausente, un chico frío al que le cuesta bastante abrirse a la gente. El daño ocasionado, el miedo a volver a ser herido, la convirtió en alguien difícil de acceder.

No demuestra sentimientos, aunque se muera de ganas. Cada vez que ama, que tiene algún sentimiento dando vueltas en ese corazón roto, decide que es mejor no demostrarlo ¿qué tal si las cosas vuelven a salir mal?

Y ahora me levanto aparentándolo, ocultando el dolor, intentando algo que perdí en mi interior. Hubo un tiempo en que, aunque el malestar de su mente era tan grande que no quería hacer otra cosa que dormir eternamente, pero, aun así, se ponía de pie y pincelaba una sonrisa falsa, sus dotes actorales fueron muy realistas para el público.



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En el texto hay: romance, drama, amor

Editado: 08.05.2021

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