Capítulo 6: Un huracán y una mariposa. pt2

−Gracias por prestarme tus cosas de matemáticas – le entregó el cuaderno, guiñándole un ojo.

Cuando abrió ese cuaderno en su casa, en una de las últimas páginas había un dibujo, en este se veía una ardilla con mejillas rosadas y regordetas, arriba, se leía “Sos tan linda y dulce como esta ardilla”.

Mi tonta Lizi les contó a sus mejores amigas lo que el chico le había escrito en el cuaderno. Tan tonta, ilusionándose tan rápido, con algo tan simple.

− ¡Qué idiota! Tan infantil – criticó Andrea. Andrea había comenzado una relación hacia poco, el chico era un poco abusivo y había empezado a separarla de Olivia y Elizabeth.

−Es decir – interrumpió Oli – mientras a vos te guste.

A los pocos segundos, llega un mensaje de Peter − ¿Te gusta lo que te dejé?

−Sí, es muy tierno − ¿qué tan rápido puedes ilusionarte?

Así, el chico siguió ilusionándola con pequeños gestos que la hacían creer especial por un instante.

−Deberías venir a casa conmigo a la salida de la escuela− le susurró el chico.

− ¿Vos decís? – devolvió ella también, en un susurro. Era complicado, porque después de la escuela solía cuidar a sus hermanos.

−Sí, así quizás podemos hacer algo –sugirió.

−Es difícil que eso suceda – además, sus padres eran estrictos, a pesar de que tenía ya diecisiete, casi dieciocho años.

− ¿Acaso no me querés? – soltó, acompañado de una expresión de enojo.

−Déjame ver cómo hago – él era tan bueno y atento con ella, no quería que pensara que era tonta.

− ¿Qué es esto? – Andrea sacó una nota de debajo de su lado del pupitre, del otro lado estaba sentada Lizi. En ella se leía “Me encantan tus ojos tan claros. Háblame”. Cada día comenzaron a encontrar nuevas notas, donde se leían cosas como “Me encantas jodidamente”; “Si adivinas quién soy no digas nada a tus amigas y háblame”; “Sos la mujer más hermosa del universo. Infinitamente bella”.

−Es insistente tú admirador – sacudió la cabeza Elizabeth.

−Apuesto que cuando entremos habrá una nueva carta –comentó Olivia, que abrió una golosina.

−Harta me tiene – Andrea se ponía de mal humor de solo pensarlo, pero, dicho y hecho, al entrar, una nueva nota esperaba− La re putisima madre – toda el aula se quedó muda− quién seas –Andrea se dirigió a todos – termínalo, no me interesa, yo ya estoy en una relación− y nadie asumió la culpa.

− ¿Qué decía? – preguntó Olivia, preocupada por lo que pudiera contener.

−Que soy bella como una mariposa y tenía un dibujo de una –apretaba los puños iracunda.

Algo, no sabe cómo, hizo clic en Elizabeth. La chica, caminó hasta el tacho de basura donde Andrea había tirado la carta, metió la mano y sacó la carta.

− ¿Qué estás haciendo? – Andrea la miró envuelta en una profunda confusión.

−sh – la chistó y sacó de su bolso el cuadernillo de matemáticas, abriéndolo justo en el dibujo de la ardilla que le hizo Peter. Las tres miraron asombradas la letra del cuadernillo de Lizi y las cartas que Andrea recibía, eran exactamente iguales. Creo que Andrea y Olivia sintieron pena por Elizabeth. En ese momento, por algún motivo, esta joven tenía muy mala suerte en el amor.

−Sos un radiador – manifestó Olivia – por algún motivo, se te pegan todos los bichos malos.

Lizi solo rio más bien por un sentimiento de compromiso. Suspiró, miró el suelo y jugueteo con la suela de su zapato y la cerámica gastada, reír como mecanismo de defensa. Pero, los ojos siempre traicionan, los ojos son la puerta a ver los verdaderos sentimientos de las personas.

−Hola Lizi – Peter pasó a su lado. La saludó con ese tono que solía usar, un tono que usaba para endulzarla. Pero, ella siguió mirando el suelo y luego, tomó asiento, mientras él avanzaba sin dejar de mirarla, preocupado ante la falta de respuesta.

Cuando llegó a casa se metió a bañar, y no sabe si lloró o no, sus lágrimas se mezclaron con la lluvia de la ducha. Se planteó cómo ella iba a gustarle a alguien, si era horrible, si era una ex gorda, aunque él no había conocido esa faceta de su vida.

Y todas sus inseguridades volvieron a ella, su autoestima ya se fue hasta el suelo de nuevo, como esa época en la que la dejaban de lado o le hacían comentarios dolorosos, cuando la hacían sentir inferior por su apariencia, por las opiniones de las personas por sus intereses o formas de vestir, o porque su padre la acompañaba a la escuela cada mañana, pero, esta vez era porque jugaron con sus sentimientos, porque la habían ilusionado. Porque nunca la habían tratado así, pero no era real y se deshicieron como un castillo de arena por una ola de mar.

Un nuevo tormento comenzaba ¿y si todo había sido una broma de los populares? ¿y si todos se reían ahora de que ella se había ilusionado? De todas formas, iba a intentar volver como si nada le afectara. Y pensar que en un tiempo, por un momento, por unos instantes, meditó mentirle a sus padres sobre hacer un trabajo en la casa de un compañero para que Peter no crea que ella era una tonta. Es tan idiota que no querer significa que no apreciamos a ese alguien, puedo quererte y no querer, porque todos tenemos nuestras razones para temer.

Ese mismo día, el novio de Andrea le envió un mensaje a Peter amenazándolo por enviarle esas notas a su novia.

−Elizabeth ¿podemos hablar? – Lizi se hizo la tonta, la que no escuchaba –Elizabeth – llamó – Elizabeth – volvió a repetir –Elizabeth – gritó, mientras la sostenía de los hombros.

− ¿Qué? – gritó ella furiosa.

−Hablemos – Olivia y Andrea se retiraron, pero, no fueron demasiado lejos.

−No importa qué digas –suspiró.

−Yo no hice nada de lo que tu amiga dice, ella está celosa. Su novio me amenazó ayer y descubrí por qué dejaste de hablarme –intentaba desesperadamente que ella le creyera – a mí me gustas vos, Lizi. Escúchame – decía casi desesperado por la cara de nada que ella ponía.

−Ya es tarde – el chico aún tenía sus manos sobre los hombros de Lizi –el dibujo de Andrea y el mío, la letra de ambas cartas, son idénticos. La misma caligrafía, el mismo estilo de trazos, Peter. No me mientas tan cruelmente, fue demasiado, no hagas más penoso esto.