La pareja de Mattew no duró mucho más, tampoco su paso por la escuela de arte. Pronto cambió la pintura por la música. Aun así, siguió molestando a Lizi cada vez que podía, ella extrañó un poco encontrárselo de camino a la universidad, ya que solían charlar.
Ya había pasado un año desde que se conocieron. Lizi solía reírse de él, le solía decir que no podía resistir ningún trabajo, y es que Mattew había tenido más trabajos que Trish de Austin y Ally.
−Tengo que decirte algo –se veía en el mensaje de Mattew.
− ¿Qué pasó? − La joven estaba terminando un trabajo.
−Perdón que te digo esto – escribiendo se leía – pero, me llama mucho la atención tu cuerpo. Si te cae mal, disculpa.
−No, no pasa nada. No sé –en realidad si estaba incomoda, porque nunca le había dado esa confianza.
− ¿qué pensas? – envío –te lo dije y quiero saber qué pensas. Me da vergüenza ahora. Pero, de verdad, nunca vi a alguien como vos, me re gustan tus formas –secuenció − ¿estás enojada?
−No estoy enojada – estaba en shock.
−Debía decirlo – se excusó.
−En algún punto me imaginé que esto podía pasar.
−No es chamuyo – aclaró – te tengo ganas ¿qué pensas?
−En nada – era la madrugada, quería detenerse. Porque si bien aquel chico le gustaba al principio, conocía demasiado la clase de persona que era para querer lo que sea con él.
−Te lo digo porque no podía seguir así – continuaba hablando – esta es mi confesión –y a continuación redactó un montón de detalles que no vale la pena repetir. El joven escribía descaradamente, como si estuviera habilitado a hacerlo, pensando solamente en él. Parecía el único con derecho a hablar.
−Por ese y otros motivos, declino la oferta –Podía sonar fría, pero el asunto le proporcionaba una considerable dosis de vergüenza – espero no te ofendas.
−No seas tonta, no me enojo – no le creía –No fue una buena propuesta, pero si pudiera, lo haría. No lo vas a pasar mal.
−La última oración no era necesaria. Disculpa, pero no − ¿por qué se disculpaba ella?
−No me enojo, la mejor con vos – pensó que todo terminaba ahí – pero ¿por qué me rechazas?
−Larga historia, no te voy a contar. Déjalo ahí.
−Tengo ganas de hablar, aunque me podría dormir – continuo – pero, no puedo evitar ansioso esperar una respuesta.
El chico le habló un poco más de sus peculiares gustos y ella entendía porque la insistencia en hablarle de literatura erótica.
−Yo no busco amor, aunque si te esforzas, podrías enamorarme.
Eso de tener que enamorarlo, le hacía pensar en las cosas como algo forzado, le gustaba las cosas que simplemente fluyen, pasan, se dan así. A pesar de lo mucho que él dijo que no le molestaba, se desapareció, otro ser que la tierra se tragó, aunque, ciertamente no le inquietaba su desaparición.
Y es que, claramente no estaban en la misma situación, porque a los veinte años Lizi no había tenido su primera vez, aún estaba lo suficientemente acomplejada para hacer aquello con alguien que tenía tantas expectativas ¿y si no era suficiente? ¿y si hacia algún comentario sobre ella? ¿sobre su cuerpo? Era demasiado sensible, no iba a poder aguantar algo como eso. Alguien le dijo una vez a Lizi que, si la persona te quiere o es alguien bueno, jamás haría ese tipo de comentarios y que, si te ama, uno ama personas, almas, no cuerpos. Pero, sabía que no era el caso con Mattew. Así mismo, cuando se trataba de amor o mostrarse tal cual es, nada la detenía más que su propia mente, era más fuerte que todo lo demás.
Los complejos de Lizi no son más que una creación de su mente, de los tratos recibidos en la adolescencia y de los estereotipos de belleza hegemónica que se crearon en el país y el mundo. Aunque el tiempo pasó, la desconfianza en sí misma y sus desastres, persiste. Estaba acomplejada hasta los huesos.
El tiempo pasó y Mattew volvió, enviando un mensaje de disculpas por su actitud infantil, se puso de novio y de vez en cuando, volvía a insistir. De todas formas, Elizabeth se había vuelto una pared para ese tema, él no era, no es no. No importaba cuantos sueños tenga, no importa si ya se había enamorado o no, lo linda que le pueda decir que estaba. Encontraba un problema en Mattew, no sabía estar solo y por eso iba de mujer en mujer, sin poder llenar el vacío.