Loving Me Was Your Crime

Capítulo 10

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—¡No, no, ¡¡¡NO!!! —grité, sintiendo cómo mis ojos se anegaban en lágrimas—. Mierda, no... por favor, Dios, que esto no esté pasando —repetía una y otra vez, mientras bajaba de la ventana lo más rápido que podía.

Me precipité al suelo y me arrodillé junto al cuerpo inmóvil.

—Vamos, vamos... —murmuraba una y otra vez, cargando a Ellie sobre mis hombros. Me levanté la máscara para tallarme los ojos y limpiar las lágrimas que no dejaban de caer.

Corrí como pude, con el cadáver en brazos. Cada vez que ella se movía, tenía que detenerme para acomodarla con cuidado.

Llegué al bosque más rápido de lo que había previsto, aunque ya había oscurecido. Bendije mi visión nocturna y me adentré entre los árboles como un rayo. Por poco se me cae el cuerpo cuando frené en seco al divisar a alguien a unos metros de distancia.

Era un hombre alto, de estatura antinatural, vestido con un traje negro. Sus brazos eran desproporcionadamente largos, y lo más perturbador: no tenía rostro, solo una piel blanca y grisácea que lo cubría por completo.

—Slender... —susurré—. ¡¡SLENDER!! —grité, corriendo hacia él.

El hombre se giró lentamente, “mirándome”.

—Bloody —
su voz retumbó en mi cabeza como un trueno—. ¿Dónde estuviste todo este tiempo? ¡Estaba—!

—Sí, sí, lo sé, estaban muy preocupados —lo interrumpí rápidamente—. Pero ahora tienes que ayudarme, por favor, ¡no hay mucho tiempo! —supliqué con desesperación.

—¿¡Pero qué...?! —exclamó, y percibí la ira en su “voz”—. ¿¡Qué es eso que llevas ahí...!? ¿¡Es... un cadáver!? —añadió, y ahora no solo se notaba su furia, también su sorpresa y desconfianza.

—¡NO! Bueno... sí... ¡pero no importa! ¡Tienes que ayudarme! ¡Teletranspórtala a la Creepyhouse, por favor, no queda mucho tiempo! —rogaba entre sollozos.

—¿Y por qué debería hacerlo? No solo es una humana... también tú desapareciste sin avisar. Debes pagar tu castigo —respondió, mientras los tentáculos emergían de su espalda lentamente.

—¡Por favor! Tú... solo sálvala. Después... hazme lo que quieras, pero por favor, ¡sálvala! —grité, sintiendo otra vez las lágrimas recorriendo mis mejillas.

El Moderador se quedó “mirándome”, probablemente evaluando las posibilidades, hasta que finalmente dijo:

—Mmmm... de acuerdo. Pero, ¿tú qué harás? —preguntó mientras tomaba a Ellie con sus tentáculos y se alejaba un poco.

—N-no lo sé... solo... solo sálvala —respondí, hipando.

—De acuerdo —dijo finalmente, y se desvaneció en la nada.

Yo comencé a correr en dirección a la Creepyhouse.

Llegando a la Creepyhouse

Al llegar me encontré con algunos creepys, pero no me importó, ahora mismo tenía cosas más importantes que hacer.

Entré a la casa. Ticci Toby me frenó.

—¡Eh! ¡Bloody! ¡Cuánto tiempo! —dijo felizmente.

—Córrete, no tengo tiempo —dije, empujándolo y siguiendo mi camino.

—El Moderador acaba de llegar y llevaba a alguien en los brazos... Bueno, brazos no, pero... bah, ya me entiendes. Dijo que te avisara que estaba en el salón con Sally.

—¿Sally? —me paré.

¿Por qué estaría con Sally? ¿Y si estaba con ella, para qué avisármelo?, pensé.

—Sí, así es. Niñita pequeña, pelo castaño, creepypasta... —dijo en tono burlón.

—Sí, sí, ya sé quién es Sally... Ash, solo vete —dije, retomando el rumbo.

Entré en la sala, y ahí se encontraban el Moderador, Sally, Ellie en el sillón y alguien a quien jamás en mi vida había visto.

—Bloody, ahí estás. ¿Qué te retrasó? ¿Te dijo Toby dónde estaba? —"dijo", bombardeándome de preguntas.

—Sí, me lo encontré en la entrada. Y ahora... ¿por qué la trajiste aquí? ¿Por qué no la llevaste a mi cuarto? —pregunté.

—Porque ya no es más tu cuarto. Y dime, ¿qué quieres hacer con ella?

—¿Cómo que no es más...? No importa —dije, quitándole importancia al tema—. Necesito que hagan algo, lo que sea que tengan que hacer, pero revívanla.

—Bloody —dijo una voz dulce e infantil. Era Sally, y me estaba mirando fijamente—. Ella ya está muerta, no se puede hacer nada —dijo con tristeza, bajando los ojos.

—¿Q-qué? —dije, aturdido. ¿Que ya estaba? ¿Eso era todo? ¿Se murió y ya está? ¿Todo terminado?
No. No lo permitiría.
Ella era Ellie, mi novia, y no iba a permitir que se fuese así como así.
Algo tenía que haber... claro. Eso era.

—Señor —dije, dirigiéndome a él con las ideas claras—, hay que convertirla.

—¿Qué? ¿En qué? —me preguntó.

—En creepypasta —dije, sonriendo.




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