Narra Helen:
—¡¿¿Convertirla en creepypasta??! ¿¡¿A ella, una humana?! —gritó el Moderador con furia—. ¡¿¡¿Acaso te has vuelto loco?! Además, ¡¿dónde se quedaría?! ¡Ya ni tú tienes cuarto! Últimamente se han unido varios creepypasta, ¡¿y tú quieres convertir a otra?! ¡¿Y encima humana?! —agregó.
Me alteré.
¿¡Que no podía?! ¡Claro que podía!
¿Que no había lugar en la Creepyhouse? No importaba. Igualmente, cuando Ellie reviviera, me la llevaría a un lugar lejano. ¡Diablos! ¡Este Slenderman sí que me pone de los nervios!
Traté de tranquilizarme. Iba a responderle, pero alguien se me adelantó.
—Señor, tranquilo. No hay problema. Puedo revivir a la chica, y el espacio no importa. No creo que Bloody quiera que se quede con nosotros —dijo, mirándome, esa persona a la que no conocía.
¿Puedo? ¿A qué se refiere? —pensé—. ¿Este tipo es un creepypasta?
Él me sonrió amablemente.
—Oh, lo siento por mi desconsideración. Soy Nolan, y sí, soy un creepypasta. Al convertirme en uno, adquirí ciertos poderes —este tipo se me hacía más y más desagradable cada segundo.
—¿Y cuáles son esos poderes? —pregunté, inconscientemente.
—Pues claro: el de revivir o convertir a un humano en creepypasta sin necesidad de invocaciones o rituales extraños —dijo riendo, con un tono burlón.
—... No... No puedo permitir que un humano se convierta en creepypasta. No de nuevo —dijo el Moderador, dudando de la situación.
—¡¿Pero qué dices?! ¡Sí se pue—!
—Tranquilo, yo me encargo de esto —me cortó ese... tipo.
—Señor, piénselo. No pasará nada por convertir a otra humana. Ni siquiera matará gente, y además no se quedará aquí. ¿Qué tiene que perder? —dijo, logrando tranquilizar de alguna manera al Moderador.
—... De acuerdo. ¡Pero ni bien despierte, quiero que desaparezca de mi vista y no volver a verla jamás! O si no, de otro modo... la mataré —dijo, amenazante—. De acuerdo, Nolan, más vale que empieces rápido —le ordenó.
—Sí... Pero ustedes tres deben salir de la habitación —dijo, señalando al Moderador, a Sally (que, por cierto, no recordaba que estuviera con nosotros, ya que no había hablado) y a mí.
—¡¿Por qué?! —dije en mi defensa—. ¡El ritual nunca tuvo que ser privado! —agregué, gritando.
—Porque esto no es un ritual —respondió con tranquilidad.
Estaba por replicarle, pero el Moderador me interrumpió.
—Bloody, déjalo. Él hará lo que se le antoje mientras reviva a esta mujer —me dijo el Moderador, y sentí un dejo de desdén en su "voz".
Gruñí, pero al final acepté, saliendo de la sala con el Moderador y Sally.
Después de todo, esto es por el bien de Ellie. Todo esto lo hago por ella...
Aun cuando a lo mejor ella no quiera volver a vivir...
¿Qué dices, Helen? ¡Claro que quiere volver a la vida! Porque jamás te abandonaría... —pensaba, mientras esperaba en el hall de entrada.
En ese momento me di cuenta de que no sabía si ella me amaba. Pero tampoco podía decir que solo me había seguido el beso. No… no fue solo eso. Ella me abrazó mientras dormía, buscó estar cerca, se quedó conmigo sin decir nada, como si ahí se sintiera segura. Me dejó tocarla con cariño, sin apartarse. Tal vez no lo había dicho, pero algo en ella… algo me decía que sí sentía lo mismo.
Vamos, ya basta de tonterías, Helen. Mira, el ritual está por terminar —pensé, al ver que la luz que salía de debajo de la puerta del salón se había desvanecido.
Entré al cuarto precipitadamente y me encontré a Nolan sentado en el suelo, mirando muy de cerca la cara de Ellie, mientras esta recobraba el color. Me miró, frustrado.
—Nunca dije que pudieras entrar.
—No necesito tu permiso —gruñí.
—Cállate, está por despertar —dijo, aunque ya era tarde.
Escuché un gemido y, después de eso, observé cómo Ellie se levantaba lentamente del sillón.
—Tranquila, no hace falta que te levantes —dijo dulcemente el chico, mientras volvía a recostarla.
Ella gimió, y escuché algo parecido a:
—¿N-Nolan? ¿Eres tú?