Loving Me Was Your Crime

Capitulo 12

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Narra Helen:

Luego de escuchar esas palabras, Ellie volvió a desmayarse. Al caer, una lágrima se deslizó por su ojo derecho. Al parecer, Nolan se había quedado atónito. Yo, en cambio, estaba enfurecido.

—¿Qué quiso decir con “eres tú”? —rugí descontroladamente.

Él simplemente me miró, como si estuviera a punto de llorar.

—¿Qué pasa? —pregunté, relajándome un poco.

—N-no… no es nada, solo que...

—¿Solo que qué? —lo interrumpí, impacientándome.

—Nada, no pasa nada. Y no tengo ni la menor idea de por qué tu novia me reconoció —dijo, levantando la voz mientras se ponía de pie—. Deberías estar más agradecido; le salvé la vida. Bueno, es un decir.

Para cuando se retiró, Hoody y Masky entraron al cuarto.

—¿Cómo lo llevas, amigo? —dijo Hoody.

—No creo que muy bien, ya que su novia se murió —agregó Masky.

—No, pero el malhumorado la revivió —replicó Hoody.

—Pero...

—Bueno, ya está —dije, cortándolos antes de que empezaran a discutir. Me dolía la cabeza y quería irme de ahí cuanto antes—. Entiendo lo que quisiste decir, Hoody. Bien, gracias por preguntar.

Vi a Masky amagando con volver a replicar, pero otra vez fui más rápido.

—Oigan, estoy cansado por todo lo que acaba de pasar, la conmoción del momento y eso. ¿Podrían dejarme solo? —pregunté—. ¿Por favor?

—Claro —dijo Masky, dándose media vuelta para irse, pero frenó—. Mmm… en el caso de que quieras que te dejemos solo… ¿quieres decir que saquemos a la chica también, no?

—Masky, no lo molestes, vámonos —dijo Hoody, arrastrándolo fuera del cuarto—. Cuida bien a esa chica, amigo. —Y cuando estaba cerrando la puerta, agregó—: ¡Ah, cierto! Y usa forros, no quiero ver mini Bloody Painters corriendo por ahí.

Me guiñó un ojo y cerró la puerta.

—Diablos, estos dos nunca cambian —pensé, riendo.

Al parecer me quedé dormido, porque desperté en la mañana con los rayos del sol cegándome los ojos.

—Mierda, me quedé dormido.

Miré a mi costado para ver cómo estaba Ellie. Seguía durmiendo pacíficamente a pesar de la luz del sol.

—Debe estar muy cansada después de lo ocurrido —pensé, sonriendo al ver su rostro iluminado, que parecía hecho de marfil.

Me arrodillé junto al sofá y estiré la mano para tocarle el rostro. Su piel era suave. Ella empezó a gemir y moverse, y de repente abrió los ojos.

—¿...Helen? ¿Eres... tú? —dijo entre gemidos y bostezos.

—Buenos días, princesa. ¿Te desperté? —pregunté, quitándome la máscara y sonriendo. A veces olvido que la tengo puesta.

—¿Mmm...? Oh, no, no. Ya me estaba despertando —respondió con voz dulce y somnolienta mientras se tallaba los ojos.

Reprimí un suspiro. A veces me daban unas ganas inmensas de abrazarla, de perderme en su ternura... pero era demasiado inocente y linda.

Escuché que reía.

—No te creas que soy tan inocente, a veces lo hago a propósito.

Reí. A veces esta chica... espera, ¿¡qué!? ¿Había respondido a mis pensamientos o soy muy fácil de leer?

Ella rió.

—¡¿Pero qué dices?! ¿Cómo podría leerte la mente cuando lo acabas de decir claro y fuerte? —se quitó las manos del rostro y sonrió.

—¿Ah, sí? ¿Lo digo claro y fuerte? —pensé.

La sonrisa se esfumó rápidamente de su rostro.

—¿Q-qué estás haciendo? ¿Cómo lo haces? —preguntó, sentándose en el sofá.

—Yo no hago nada, solo estoy pensando —“dije” (en realidad lo pensé).

—¿Q-qué? Y.… entonces, ¿cómo lo hago? Wow... espera, ahora recuerdo... ¿Por qué estoy aquí? Mejor dicho, ¿dónde estoy? ¿Cómo sigo viva? ¡¿Y quién diablos era esa chica?! —dijo, levantando cada vez más la voz.

—Wow, tranquila. Espera, te lo diré todo —respondí, tratando de calmarla.

Después de unos minutos, terminé de contarle todo. Ella se quedó pensativa por un instante y luego dijo:

—Así que... ¿estoy en la Creepyhouse? —intentó reprimir una sonrisa, pero no lo logró muy bien—. Y... ¿Slenderman me teletransportó aquí? Wow —dijo, como una niña pequeña viendo algo completamente nuevo.

En ese momento, el mismo Moderador entró a la habitación.

—¿Y cómo está la chica? —preguntó—. No tienes que decir nada, ya sé cómo está —agregó con ese dejo de desdén en su voz.

—U-uh, q-qué... dios —susurró Ellie, asombrada.

Al parecer, pensó algo que hizo que al Moderador se le subiera el ego.

—No tienes por qué pensar tanto así de mí, sigo siendo humano... psicológicamente —“dijo” con algo que parecía una risa.

Ellie vaciló un momento, pero luego se levantó y le extendió la mano.

—U-un placer... señor —dijo, dudosa.

El Moderador pareció confundido y bajó la cabeza, como si estuviera mirando la mano de Ellie.

—Mmm... no creo que sea buena idea intentarlo, todavía no tengo el control absoluto sobre mis “tentáculos” —dijo.

—O-oh, lo siento... entonces... —dudó apenas un segundo, pero lo que hizo luego no solo me sorprendió a mí y al Moderador, sino también a Jeff y Sally, que acababan de entrar.

Ellie abrazó al Moderador. Pero no fue un abrazo cualquiera: se notaba por la expresión de su rostro —ojos cerrados, una sonrisa serena— y por la forma en que sus brazos se aferraban al delgado cuerpo del Moderador. Él, atónito al principio, poco a poco suavizó su postura. Titubeó, pero finalmente la rodeó con sus brazos. Por un instante, parecieron padre e hija reencontrándose después de mucho tiempo. Tengo que admitir que estaba algo celoso.

—Ejem, disculpen —los cortó Jeff—. Es muy tierna esta escena de padre e hija reencontrándose, pero hay gente que solo quiere ver tranquilamente la televisión sentado en el sillón, si es posible.

—Ejem, claro, claro. Es solo que... —dijo el Moderador, soltándola al fin. Me dio algo de lástima por él; había pasado mucho tiempo desde que alguien le demostraba cariño.




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