
13
Narra Helen:
Otra vez lo nombraba. Siempre lo hacía, y tenía que saber por qué.
Ellie se había quedado atónita; estaba pálida y sudorosa. Me acerqué a ella y le toqué el brazo suavemente.
—Ellie... ¿qué te pasa? —pregunté lo más delicado posible.
—Es... nada —dijo, dando media vuelta y dirigiéndose hacia la puerta con paso decidido.
La tomé del brazo, obligándola a girarse.
—Hey, no sé qué sea, pero tendrás que explicarme por qué dices tanto “Nolan”, si no te importa —dije ya un tanto molesto.
Ella me miró con los ojos vidriosos. La solté y me alejé un poco.
—Está bien, no tengo por qué ocultarlo —dijo finalmente, frotándose los ojos—. Es solo que...
En ese momento vi a Nolan asomándose desde una pared. Me miraba fijamente, como diciéndome “está mintiendo”.
Lo ignoré y seguí escuchando. Ellie se había quedado callada, mirando al suelo, hundida en sus pensamientos.
Miré alrededor y noté que Sally, el Moderador, Hoody, Masky e incluso Jeff, del otro lado de la sala, nos estaban escuchando con total atención.
Suspiré y la tomé del brazo.
—Vámonos a otro lugar. No quiero que esto se convierta en la telenovela favorita de la casa —dije, llevándomela de ahí.
Escuché a Hoody decir algo como:
—No me importaría... pero me gustaría ver pelea de chicos enamorados.
Por un momento pensé en llevarla fuera de la casa, pero me di cuenta de que Nolan seguía allí, bloqueándome el paso.
Lo hace para que no salgamos... para que no nos vayamos de una vez. A Ellie le pasa algo con ese tipo, y voy a averiguarlo... por su bien, pensé.
Al final, la llevé al que solía ser mi cuarto (aunque ya no lo era más). Entré y, cuando ella pasó, cerré la puerta.
—Muy bien, ya está. Ahora explícame —le ordené—. Mira, incluso te di tiempo de sobra para inventar una excusa creíble —agregué con sarcasmo.
—Diablos... me dejé la máscara abajo —recordé.
Narra Ellie:
Me tenía acorralada. No sabía qué decir sin herirlo.
Podría decir algo sincero como: “tranquilo, Helen, es solo el chico que murió y al que todavía amo” ... o algo como: “nada, mi antiguo novio, solo que ahora resulta que sigue vivo y tengo ganas de volver con él”.
Esas eran algunas de las miles de maneras de decirle la verdad... pero cualquiera lo heriría.
Al final, mientras me llevaba a no sé dónde, decidí mentir. Una mentira con lógica. ¿Quién no se sorprendería al ver a un primo amado, creído muerto, aparecer de la nada? Bueno... eso diría.
Después de entrar al cuarto, empecé a hablar rápido, mirando al suelo para evitar que me interrumpiera.
—Verás, Helen... él es un viejo primo al que quería mucho. Hacíamos de todo juntos, pero hace dos años murió y.… bueno, simplemente me sorprende verlo ahora —dije. Dios, qué cursi y frágil sonaba esa mentira.
Escuché una risa proveniente de enfrente mío. Levanté la vista y vi a Helen riendo como si fuese la última vez que lo haría.
—¿Q-qué dices? —dijo entre carcajadas, sujetándose el abdomen con una mano y secándose las lágrimas con la otra—. ¿Tu primo? ¡Qué mentira más mala! —soltó, todavía riendo.
Cuando por fin se calmó, sonrió y dijo:
—Vamos, Ellie... no puede ser tu “primo” —hizo comillas con los dedos—. Por lo menos, un antiguo novio.
Diablos... me encerró. Ahora debería suplicar.
—P-pero sí... él es mi primo —dije, intentando sonar inocente—. Lo es, pero hace dos años desapareció —añadí con voz suplicante.
La sonrisa se esfumó del rostro de Helen.
—¿Estás segura de que lo que me estás diciendo es verdad? —preguntó.
Mierda... me sentía tan mal mintiéndole.
Mis ojos comenzaron a nublarse, y sentí cómo Helen me envolvía en sus brazos. Me acurruqué contra su pecho y me largué a llorar.
Sentí su mano acariciando mi cabeza, dándome aliento.
Me separé y lo miré; sus ojos estaban fijos en los míos, y no pude evitar sonrojarme.
Ay, por favor, Ellie, qué cursi eres...
—Cállate —susurré para mí misma.
El beso de Helen me tomó por sorpresa, ya que estaba demasiado concentrada discutiendo con esa voz interior.
Sus labios estaban dulces y cálidos, y, por encima del beso, escuché su voz:
—Te amo, Ellie.
—Ya... una aventura romántica con un asesino en serie —dije con sarcasmo, notando una sonrisa en sus labios.