~luces a media noche~

Alianzas de cristal. Parte 2

Alissa..

—Ali..¿Podemos hablar?—Pregunta Bruce con cautela, temiendo de mi respuesta.—
No respondo durante varios segundos. Quiero decir que no, que se vaya y que se desaparezca. Pero como las palabras no salen de mi boca. Simplemente asiento con la cabeza.
Bruce se sienta al lado mío, pero manteniendo distancia. Puedo ver como sus manos tiemblan ligeramente. Está nervioso. No habla enseguida, es cómo si pensara sus palabras antes de decirlas, para no causar una discusión.

—Cuando vivía con tus abuelos—Comienza—.Mi familia nunca fue una familia de verdad. Tu abuelo se drogaba, llegaba ebrio a la casa y golpeaba a tu abuela con lo que se encontrase. Escobas, maderas, caños.—Su voz se a quebranta y juega con sus manos.— ..Crecí con violencia, con odio, con rencor. Vivía con miedo, aprendí a mentir para sobrevivir. Después, a mis catorce años, me escapé de casa, no aguantaba ya los gritos, los golpes. Los mismos patrones se repetían una y otra vez.—Suspira y me mira—Me fui a la casa de un compañero de secundaria, Dvebtón. Su madre me permitió quedarme un par de días en lo que conseguía un trabajo para poder buscarme un lugar dónde vivir—Hace una pausa bastante larga para mi gusto, odio que las personas pausen charlas solo para causar "misterio" en la conversación. Es tan fastidioso—

Las nubes empiezan a dispersarse, el viento se calma.. los pequeños rayos de sol empiezan a querer sobre salir. La calma después de la tormenta para otros. Para mí.. la tormenta aún sigue empeorando, como un reloj sin manecillas, girando en su propia locura.

—Dvebtón tenía un primo, Héctor.—Continúa. Sacándome de mis propios pensamientos—Nos llevamos muy bien al instante. Pero me llevó por mal camino, él fue quién me enseñó a usar un arma, hacer tratos sucios. A torturar con un pedazo de algodón, un lápiz, una botella de plástico y alcohol en gel. A hacerme hombre. E inconscientemente me estaba convirtiendo en lo que juré jamás convertirme. En mi papá.. —Respira profundo. Cierra los ojos— Entré a su banda de matones. Robábamos, peleábamos. Una noche, estábamos robando en un kiosco de 24 horas. Héctor tenía una pistola de 9 mm, que solo íbamos a usar para asustar. Pero el cajero se negaba a darnos la plata. Héctor no pensó y disparó, agarré el dinero de la caja y corrimos de ahí. Nos fuimos a un galpón en donde pasábamos la mayor parte del tiempo. Hasta que en la televisión de aquella época, salió la noticia de que el chico al que Héctor disparó había muerto. Me arrepentí tanto.. sentía mucha culpabilidad. Fue ahí donde conozco a tu mamá, Jacqueline. Yo ya había cumplido los quince años. Hablábamos cada que nos cruzábamos, nos mirábamos como si nos hubiésemos conocido de toda la vida. Fue amor a primera vista.—Mientras me habla de mi mamá. Puedo notar una pequeña y muy escondida sonrisa en la comisura de sus labios. Cómo si ese recuerdo hubiese pasado ayer.—Y si nos veíamos, nos veíamos a escondidas por mi mala fama de "Delincuente". Y por el hecho que la madre de tu mamá es muy religiosa y muy rígida. No le permitía ni siquiera salir a pasear al perro. Y así pasaron 4 años más, yo ya tenía diecinueve años. A todo esto cabe recalcar que no había vuelto a la casa de mis padres.—

—¿Y si algún día te encontraban tus papás?¿Qué hubiese pasado?—Pregunto con incertidumbre—

Bruce no responde enseguida. Lo noto incómodo, cómo si esa pregunta le pesara su existencia. Y alimente a sus demonios.

—Tu mamá tenía diecisiete años ya.—Continúa. Fingiendo demencia ante mi pregunta. Cómo si no quisiera despertar fantasmas del pasado. Cómo si quisiera enterrarlos todos en el infierno y que jamás escapen de allí.—Una noche, me escabullí a su casa, salté rejas y hasta me libré del Dóberman. No me preguntes cómo lo hice, no me acuerdo ya. Me trepé a su ventana y le toqué el vidrio. Estaba dormida. Pero se despertó, me abrió la ventana y se sorprendió. Ni siquiera le dejé tiempo para hablar, la besé sin más.—Sonríe.—Nos pusimos de novios esa noche. Lo mantuvimos en secreto lo más que pudimos. Pero, sus padres me descubrieron una noche trepando por el techo para bajar a la ventana de ella. Obviamente como todos padres responsables me echaron. Mantuvieron a tu mamá alejada de todos los que la conocían. La sacó de la secundaria y la encerró en esa casa de dos pisos como si fuera una prisionera—

—¡Ja!, como me lo hicieron a mí—Interrumpo con ironía.—

—Para empezar, no salías por cuenta propia, tu mamá y yo nunca te prohibimos las salidas. Si no salías fue porque no querías— Habla y me mira. Y la verdad, tiene toda la razón del mundo—Bueno. Sigo con la historia. Tu mamá estuvo encerrada durante varias semanas, yo estaba totalmente desesperado. No podía soportar la idea de no verla durante tanto tiempo. Así que... Acudí a la ayuda de un "amigo"...Héctor—Suspira. Parece que ahora sí va contar lo que realmente me importa.—Héctor se hizo pasar por cura de la iglesia dónde ellos iban todos los domingos. Se metió en el confesionario a escondidas y les aconsejó que su hija debía ir a la secundaria, que teniéndola de prisionera no les iba a ayudar en nada. Y que el niño Jesús, no hubiera hecho lo mismo. Después de dos días, sus padres la reintegraron a la secundaria "Saint Délacroix".—Toso.—

—¿¡Me estás jodiendo qué MI mamá estudió en Saint Délacroix, la secundaria que entrás directo a Oxford si tenés el promedio requerido?!—Escupo mirándolo incrédula. Mis ojos tan abiertos que parece qué se me van a salir de órbita.—

—No, Ali. No es una joda, Tu mamá fue una de las que Mejor promedio tuvo en esa institución.—Dice con una sonrisa de lado a lado—

—¿¡Y por qué nunca me lo contaron?!—Pregunto mirándolo. Es muy injusto que nunca me hayan dicho eso—

—No te lo contamos porque tu mamá no quería que lo supieras.. Ali hay muchos secretos que no te contamos a vos y a Liam para mantenerlos a salvo. La familia Morgnistar no es de las más queridas.—Dice mirandome a los ojos. Odio que me oculten cosas. Y lo sabe—Siguiendo con la historia.. Días después de que la reintegrarán. Héctor empezó a acercarse a tu mamá. Obviamente, tu mamá al principio se negó a querer hablarle. Pero cuando Héctor le contó a tu mamá sobre el plan ella cedió al instante. Al principio costó que los padres de ella cayeran en la mentira de que Héctor seria el novio de tu mamá. Literalmente les hizo creer que era un joven muy aplicado en sus estudios, y que todos los días iba a la iglesia a rezarle al niño Jesús. Fue un largo tramo de mentiras, pero finalmente cayeron y aceptaron a Héctor como el "Novio" de tu mamá. Cuándo tu mamá se veía conmigo, Héctor nos dejaba a solas y se iba a estar con minitas de por ahí.—




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