𝘚𝘪 𝘩𝘢𝘺 𝘢𝘮𝘰𝘳, 𝘭𝘢𝘴 𝘤𝘪𝘤𝘢𝘵𝘳𝘪𝘤𝘦𝘴 𝘥𝘦 𝘷𝘪𝘳𝘶𝘦𝘭𝘢 𝘴𝘰𝘯 𝘣𝘦𝘭𝘭𝘢𝘴 𝘤𝘰𝘮𝘰 𝘩𝘰𝘺𝘶𝘦𝘭𝘰𝘴
𝘱𝘳𝘰𝘷𝘦𝘳𝘣𝘪𝘰 𝘫𝘢𝘱𝘰𝘯é𝘴
Nunca he sido lo que se diría un hombre llorón.
Mi ex mujer alegó que el motivo principal de la separación era mi «inexistente gradiente emocional». Emily dijo que suponía podía perdonarme por no haber llorado en el funeral de su padre, solo le había conocido seis años y no podía entender lo maravilloso y generoso que había sido( Como cuando, por ejemplo, le había regalado un Mustang descapotable por su graduación). Pero luego cuando tampoco lloré en los funerales de mis propios padres -murieron con dos años de diferencia, mi padre de cáncer de estómago y mi madre de un inesperado ataque al corazón cuando paseaba por una playa-, empezó a comprender esa cosa del inexistente gradiente emocional. Yo era «incapaz de expresar mis sentimientos».
–Jamás te he visto derramar ni una lágrima -me dijo ella, hablando con la monótona entonación que la gente emplea cuando está expresando el argumento definitivo que marca el final de una relación–. Ni siquiera cuando amenazaste con marcharte si no iba al centro de desintoxicación.
No lloré cuando la vi partir. Tampoco lloré cuando regresé a la pequeña casa con la desproporcionada hipoteca. La casa que no había recibido a ningún bebé y que ya nunca lo recibiría. Me senté simplemente en la cama que me pertenecía a mí solo, me tapé los ojos con el brazo y me lamenté. Sin lágrimas.
Pero no estoy emocionalmente bloqueado, Emily se equivocaba en eso. Un día, cuando tenía 9 años, volvía a casa del colegio y encontré a mí madre esperándome en la puerta. Me dijo que mi perro había muerto atropellado por un camión que ni siquiera se molestó en detenerse. No lloré cuando lo enterramos pero si cuando mi madre me lo contó. En parte porque era mi primera experiencia con la muerte, pero sobre todo porque era mi responsabilidad asegurarme de dejarlo en el patio trasero.
Y también lloré cuando el médico de mi madre telefoneó para contarme lo sucedido aquel día en la playa
–Lo siento pero no hubo nada que hacer –dijo-. A veces cuando es tan repentino los médicos solemos considerarlo una bendición. Emily no estaba allí, pero yo lloré, ¿Vale? Me metí en nuestro pequeño cesto del lavadero, cogí una sábana sucia del cesto y lloré, no mucho rato pero las lágrimas rodaron. Se lo podría haber contado más tarde pero no le vi sentido, en parte porque ella habría dicho que quería inspirar lástima, y en parte porque no creo que la capacidad de soltar berridos en el momento justo, sea requisito para el buen funcionamiento de un matrimonio.
Fue entonces cuando decidí tomar un rumbo diferente lo que consideraba cotidiano. Me embarqué en un viaje sabático para aclarar mi mente y tratar de comprender porque Emily había terminado conmigo. cogí el dinero que teníamos en un tarro, las llaves de mi auto y decidí partir. En mi tercer parada vi una ficha de empleo y como en aquel momento no tenía, decidí tomar la ficha y llamar al número que aparecía en el papel. No tuve respuesta, e imaginé que el empleo lo había tomado alguien más.
Al llegar la noche una notificación sonó en mi celular. Era un correo que jamás había visto en mi vida. Uno que dictaba «𝘌𝘭 𝘮𝘰𝘵𝘪𝘷𝘰 𝘥𝘦𝘭 𝘢𝘤𝘵𝘶𝘢𝘭 𝘤𝘰𝘳𝘳𝘦𝘰 𝘦𝘴 𝘭𝘢 𝘴𝘰𝘭𝘪𝘤𝘪𝘵𝘶𝘥 𝘥𝘦 𝘦𝘮𝘱𝘭𝘦𝘰 𝘲𝘶𝘦 𝘢𝘤𝘵𝘶𝘢𝘭𝘮𝘦𝘯𝘵𝘦 𝘶𝘴𝘵𝘦𝘥 𝘣𝘶𝘴𝘤𝘢. 𝘚𝘶 𝘭𝘭𝘢𝘮𝘢𝘥𝘢 𝘧𝘶𝘦 𝘳𝘦𝘤𝘪𝘣𝘪𝘥𝘢 𝘦𝘴𝘵𝘢 𝘵𝘢𝘳𝘥𝘦 𝘺 𝘲𝘶𝘦𝘳𝘦𝘮𝘰𝘴 𝘤𝘰𝘯𝘧𝘪𝘳𝘮𝘢𝘳 𝘦𝘭 𝘪𝘯𝘵𝘦𝘳é𝘴 𝘱𝘰𝘳 𝘢𝘤𝘦𝘱𝘵𝘢𝘳 𝘦𝘴𝘵á 𝘰𝘧𝘦𝘳𝘵𝘢 𝘥𝘦 𝘵𝘳𝘢𝘣𝘢𝘫𝘰. 𝘌𝘭 𝘭𝘶𝘨𝘢𝘳 𝘦𝘴𝘵á 𝘴𝘪𝘵𝘶𝘢𝘥𝘰 𝘦𝘯 𝘔𝘰𝘶𝘯𝘵 𝘔𝘢𝘴𝘴𝘪𝘷𝘦 𝘺 𝘭𝘰 ú𝘯𝘪𝘤𝘰 𝘲𝘶𝘦 𝘥𝘦𝘣𝘦 𝘩𝘢𝘤𝘦𝘳, 𝘦𝘴 𝘮𝘢𝘯𝘵𝘦𝘯𝘦𝘳 𝘷𝘪𝘨𝘪𝘭𝘢𝘥𝘰 𝘦𝘭 𝘭𝘶𝘨𝘢𝘳. 𝘗𝘢𝘳𝘢 𝘦𝘷𝘪𝘵𝘢𝘳 𝘱𝘰𝘴𝘪𝘣𝘭𝘦𝘴 𝘪𝘯𝘤𝘰𝘯𝘷𝘦𝘯𝘪𝘦𝘯𝘵𝘦𝘴 𝘦𝘴 𝘮𝘦𝘫𝘰𝘳 𝘲𝘶𝘦 𝘴𝘦 𝘢𝘣𝘴𝘵𝘦𝘯𝘨𝘢 𝘥𝘦 𝘳𝘦𝘷𝘦𝘭𝘢𝘳 𝘪𝘯𝘧𝘰𝘳𝘮𝘢𝘤𝘪ó𝘯 𝘢 𝘵𝘦𝘳𝘤𝘦𝘳𝘰𝘴 𝘴𝘰𝘣𝘳𝘦 𝘦𝘴𝘵á 𝘰𝘧𝘦𝘳𝘵𝘢. 𝘦𝘭 𝘵𝘦𝘮𝘢 𝘴𝘢𝘭𝘢𝘳𝘪𝘢𝘭 𝘺 𝘭𝘰𝘴 𝘩𝘰𝘳𝘢𝘳𝘪𝘰𝘴 𝘱𝘳𝘦𝘥𝘪𝘴𝘱𝘶𝘦𝘴𝘵𝘰𝘴 𝘴𝘦 𝘦𝘯𝘤𝘶𝘦𝘯𝘵𝘳𝘢𝘯 𝘢𝘯𝘦𝘹𝘰𝘴 𝘫𝘶𝘯𝘵𝘰 𝘤𝘰𝘯 𝘰𝘵𝘳𝘰𝘴 𝘳𝘦𝘲𝘶𝘪𝘴𝘪𝘵𝘰𝘴. 𝘍𝘦𝘭𝘪𝘻 𝘯𝘰𝘤𝘩𝘦». Me pareció demasiado extraño que no me contestaran la llamada, y que esa noche se me enviara un correo electrónico. ¿Por qué tanto misterio? No lo sé, pero una cosa era segura, necesitaban a alguien con gran urgencia.
Durante toda la noche estuve pensando sobre ese inusual correo electrónico. No sabía si lo indicado era aceptar aquella oferta (la paga era increíblemente buena solo por tener que mantener vigilado un lugar). «Que sea lo que Dios quiera», me digo a mi mismo para sentirme más seguro de la decisión que tome.
Mount Massive; era la primera vez que oía acerca de aquel lugar. La dirección estaba adjunta y cuando me tomé la delicadeza de ponerla en internet, para mí sorpresa resultó que el lugar era un hospital psiquiátrico. A primera vista me sentí bastante incómodo pero no podía dejar pasar esta oportunidad y menos con la escasez de empleo que había. Al día siguiente me dirigí al sitio acordado en el correo electrónico (el camino era un poco largo, quizá media hora de viaje). Cuando llegué, un hombre de aspecto mayor me dió la bienvenida y me mostró las instalaciones del lugar.
–¿Tienes experiencia cómo vigilante, o esta es tu primera vez? -dijo-. Le respondí con toda sinceridad mencionado que jamás en mi vida había sido vigilante (a pesar de que tuve un sin fin de trabajos, en los cuales el más pesado fue ser obrero, no tuve la oportunidad de probarme como vigilante), no me dijo nada y me terminó de mostrar el lugar.
Recibí el empleo y empecé a trabajar esa misma noche, hace años no tenía un noche tan horrible. Los lamentos, gritos y sollozos de los internos me ponían muy nervioso, acostumbrarme a ello fue algo difícil pero pude lograrlo luego de mi primer mes. Todo parecía tranquilo y en orden, hasta que cosas extrañas empezaron a suceder. Fue ahí cuando me di cuenta la verdadera razón de la privacidad que ameritaba estar acá.
Los científicos del lugar comenzaron llamarlo «proyecto mk ultra», una especie de control mental que obligaba al paciente a actuar en contra de su voluntad. Los primeros "voluntarios"(si es que se les puede llamar así, pues usaron a los internos que estaban encerrados en el lugar, tratándolos cómo ratas de laboratorio, y torturando a cada uno de manera espantosa) fueron un total fracaso, algunos murieron y otros quedaron en estado casi vegetal. Los pocos que tenían éxito se les encerraban en habitaciones, yo podía divisar por el medio del cristal como se arrancaban el cabello y se despedazaban la comisura de los labios de manera violenta. La mayoría de conversaciones que tenía la gente que ponía en marcha el proyecto eran ininteligibles, pero en una de las conversaciones pude oír que habían encontrado al perfecto sujeto de prueba, así llegarían a completar su "Dark walker", eso último no lo entendí.