Inflexión

"El baile es vida"

La celebración "in memorian" de la Señora. Mimi Corcoran se realizó de la manera que se había planeado. Estudiantes y maestros estaban presentes mirando las fotos que Kristen y yo conseguimos de sus amigos y familiares más cercanos. James estaba desconsolado, sus cristalinos ojos, miraban con atención cada foto, a la par que lágrimas perlaban sus mejillas. Cada profesor se acercaba y recitaba unas palabras en honor a Mimi. La mayoría se quebraba y el sonido sibilante de su respiración creaba un silencio realmente lóbrego. Mike se levantó en nombre de todos los estudiantes y empezó a farfullar todo tipo de agradecimientos a James, y a la maravillosa esposa que él tuvo. Miré a Kristen de manera furtiva y ella me devolvió el gesto dándome una gélida sonrisa.

Llegado mi turno, hablé de como había conocido a la señora Mimi, y como había sido mi recibimiento de profesor sustituto. Hablé de su amabilidad y de su brutal sinceridad. Hablé de su interés por todo los estudiantes y los maestros, hablé de la obra de teatro que hacía tras bambalinas con el fin de recolectar ingresos para la escuela. Volví a mirar a Kristen nervioso, esperando a que estuviere de acuerdo con lo que iba a proponer. Ella asintió, y me dispuse a hablar.

-Mimi quería una obra de teatro, y ello es lo que quiero darle, es lo menos que puedo hacer. No... yo quiero hacerlo. Para ello, necesito de su apoyo. Yo estaré al tanto y trataré de dirigir la obra, sí están de acuerdo. 
Miré a Mike y le pedí que se levantara.
-Mike, la señora Mimi me comentó que no sólo eres bueno en los deportes, también lo eres en la actuación. Ella hubiese disfrutado verte en el escenario.
-Esta bien -Dijo entre lágrimas. 
Asentí, y agradecí el gesto. 
-Robert, espero puedas prestarme el gimnasio para los ensayos, te estaría muy agradecido. 
-No es necesario que me lo pidas, sustituto. -dijo entre lágrimas-. El gimnasio es tuyo cuando quieras.

La mayoría de profesores se mostraron fuertes la primera mitad del "in memoriam". Después las fotos y posterior a mi discurso, todo el profesorado se derrumbó. 
Kristen también lloraba. Me pareció particular ver a Robert llorar, su pecho se inflaba y volvía a desinflarse como si mencionara «𝘴𝘰𝘱𝘭𝘢𝘳é 𝘺 𝘴𝘰𝘱𝘭𝘢𝘳é 𝘺 𝘵𝘶 𝘤𝘢𝘴𝘢 𝘥𝘦𝘳𝘳𝘶𝘮𝘣𝘢𝘳é». Me acerqué a Kristen y le musité esa observación. Ella río entre lágrimas, luego trató de recobrar la compostura, pero la risa le dominó, así que se hizo tras el telón. Cuando volvió en sí, me miró con aire de reproche y me enseñó el dedo del medio. Era claro que lo merecía. Me pregunté si Mimi, aún intuía que Kristen y yo nos llevábamos mejor de lo que esperaba. Probablemente sí.

Así terminó el primer día del nuevo ciclo escolar.

Con la reanudación del ciclo escolar vinieron muchos cambios. Uno de ellos era la obra de teatro que se realizaría para mediados de diciembre. Otro cambio significativo era el manejo de la escuela, que ahora pasaba a manos de la señora Ellen. Ellen notó lo bien que me llevaba con Kristen y casi de manera inmediata se hizo confidente de ella. Seguí dando las clases en mi horario, y luego me quedaba horas extra estructurando la obra de teatro que se haría; después de todo yo sería quien la dirigiría.

El tiempo pasaba de manera lenta. La ausencia de Mimi aún se sentía igual que el primer día. Ellen hacía un buen trabajo, al igual que el resto del profesorado. Supuse que debía también enfocar toda mi atención a lo que tenía por delante, así que en una de mis clases les pedí a mis estudiantes que nos reuniéramos después de clases en el gimnasio de la escuela, para organizar los papeles que se darían y la obra en general. 
Mike tímido me dijo que se le hacía imposible ir. Tenía cosas que hacer y no podía postergarlas. Asentí y le recomendé ponerse al tanto de lo que se haría con su pareja. Cuándo Mike se estaba marchando
Kristen entró al salón de clases dibujando una sonrisa cálida a todos mis estudiantes. 
-Hasta luego, señorita Kristen. Suerte con el señor George
Kristen reaccionó y se tapó los ojos con las manos mientras esbozaba una sonrisa.
-que cosas dices Mike -dijo sonriendo-, más bien cuidate. Y no te olvides de tus estudios. 
-Claro que no, eso nunca.

Kirsten se acercó un tanto curiosa de como enseñaba. Luego me dió dos toques en el hombro e irrumpió.

-Hola George. Quería confirmar si seguía en pie lo que me preguntaste en la mañana.

  Los chicos empezaron a bromear y a silbar. Para Kristen fue inevitable sonrojarse. Se me hizo tan cálido de ver, que dejé que molestaran un poco más. No siempre podía ver a Kristen nerviosa. 
-Sí, sigue en pie -Respondí-. Apenas terminen las clases paso por la biblioteca y te aviso. ¿Te parece?
-Está bien. Y deberías controlar a tus estudiantes -me dijo dándome un golpe suave a la altura del hombro. No era tan fuerte como para hacer una exclamación de dolor, pero aún así la hice.

3

Septiembre llegó desmedidamente rápido y la sensación de iniciar un nuevo ciclo escolar se hacía cada vez más lejana. 
Los ensayos empezaron a realizarse los martes y jueves después de clases. Kristen, junto con el profesor Robert y yo, nos manteníamos al tanto de la obra. Mike casi no estaba presente, intentaba conseguir una beca en deportes y eso era lo que le consumía más tiempo. Al menos eso pensaba. Un día cuando estaba en mi casa, la puerta sonó y al divisar por el ojo mágico, me encontré con la grata sorpresa de verle 
Al otro lado de la puerta. De inmediato supuse para que venía. Eran los famosos «nervios actorales»; más sabiendo que él tenía el papel protagónico de la obra. Llevaba una beisbolera, junto con una sudadera azul. Lo invité a pasar y de manera educada accedió pasar a mi apartamento. Una señora que estaba al otro lado de la cera me miró de reojo, mientras barría las escaleras de la entrada a su casa. Hice ademán de saludarle, pero subió por los peldaños que barría hace unos momentos y entró a su casa. Casi que imitando lo que recién veía, cerré la puerta y me senté en frente de Mike, quien se frotaba las manos, mientras pasaba saliva. Su nerviosismo era tan claro como las gotas de sudor que perlaban su frente, y al juzgar por la misma, supuse que era un día árido.