"𝘜𝘯𝘢 𝘱𝘦𝘴𝘢𝘥𝘪𝘭𝘭𝘢 𝘦𝘴 𝘢𝘭𝘨𝘰 𝘥𝘦 𝘭𝘰 𝘲𝘶𝘦 𝘱𝘶𝘦𝘥𝘦𝘴 𝘥𝘦𝘴𝘱𝘦𝘳𝘵𝘢𝘳... 𝘱𝘦𝘳𝘰 𝘭𝘰𝘴 𝘱𝘦𝘯𝘴𝘢𝘮𝘪𝘦𝘯𝘵𝘰𝘴 𝘺 𝘭𝘢𝘴 𝘪𝘥𝘦𝘢𝘴 𝘲𝘶𝘦 𝘱𝘦𝘳𝘮𝘢𝘯𝘦𝘤𝘦𝘯 𝘥𝘦𝘴𝘱𝘶é𝘴 𝘥𝘦 𝘲𝘶𝘦 𝘵𝘶𝘴 𝘵𝘦𝘳𝘳𝘰𝘳𝘦𝘴 𝘩𝘢𝘺𝘢𝘯 𝘥𝘦𝘴𝘢𝘱𝘢𝘳𝘦𝘤𝘪𝘥𝘰 𝘴𝘰𝘯 𝘢𝘭𝘨𝘰 𝘣𝘢𝘴𝘵𝘢𝘯𝘵𝘦 𝘱𝘦𝘰𝘳."
𝘑𝘰𝘩𝘯 𝘒𝘢𝘵𝘻𝘦𝘯𝘣𝘢𝘤𝘩
El entrenador Robert cuidaba a su madre en California, al parecer ella había tenido un accidente casero, lo que la obligaba a estar en reposo al menos durante cuatro semanas, de alguna manera ello se relacionaba con la nota que Kristen había dejado en la puerta. Mi mente no podía hallar una relación entre esas dos cosas, y así se lo hice saber.
-El entrenador me pidió que lo acompañase a la celebración que se realizará en tres semanas; justo después de la obra de teatro. Dijo y cito textualmente, «¿Cómo puedes negarte a ir a una celebración, sí así puedes ganar puntos con los estudiantes, Kristen?» ¿Puedes creerlo? Y yo como una tonta accedí.
-Bueno, si te pones a pensar no es mala idea, puedes...
-Sí, pero eso no es lo malo. Él me pidió que le acompañara y ahora con el incidente de su madre ya no podrá estar. Ahora me voy a quedar sola con más de doscientos estudiantes adolescentes obsesionados con el sexo. Sinceramente yo no puedo manejar todo así. ¿Y sí alguno de los chicos decide meter alcohol a escondidas?
No me parecía extraño que hicieran algo así. De hecho me sería sorprendente que no lo hicieran, pero con lo presionada que parecía Kristen decidí no mencionarlo.
-oh, ¿Y sí hay una pelea en el aparcamiento? Yo no podré separarlos. Ellen me contó que el año pasado, para el baile de graduación unos chicos se pelearon en el estacionamiento ¡y terminaron en el hospital! ¿Acaso Ellen y Robert creen que mi altura se equipara con mi fuerza? -Dijo sonriendo-. George, ¿Podrías ayudarme? Por favor.
-Bueno, si no te hacen caso, puedes probar a ser más altanera-hice una pausa para recalcar el alta-. ¿No te parece?
-No bromees con eso, George.
La idea de acompañar a Kristen no era mala, me generaba cierta nostalgia, tomando en cuenta que el último baile que había tenido fue la competencia que hace unos años me juntaba con Roslyn.
-Está bien, ¿Me darás un ramillete y pasarás por mí?
- Te daré una botella de champagne sí lo deseas.
-Prefiero un vino, si no es molestia.
Kristen soltó una risa, la cuál escuché perfectamente. Luego hizo una pausa, respiró profundamente y tomó el teléfono.
-George, Sobre lo de anoche... ¿te sientes mejor?
-Sí, estoy mucho mejor. No esperaba verte allí, pero supongo que sí lo necesitaba.
-¿Qué fue lo que te sucedió? No tienes que decírmelo si no quieres, pero me preocupas. Lo mismo sucedió ese día en el partido. Me dijiste que había sido un bajón de azúcar, así que decidí creerlo, pero ahora lo dudo.
-Te lo contaré a su tiempo, pero por el momento no puedo. Y Kristen, en verdad gracias.
-Bueno, está bien. Recuerda que puedes contar conmigo, ¿Vale? Descansa George, y gracias. Creo que te debo una.
- Un placer madam.
Lo era. Absolutamente.
2
Cuatro días habían pasado del incidente en Vail. Era el día de la obra de teatro y no estaba totalmente concentrado. No dormí mucho durante esos días, la idea de que ese viaje y la nota eran coincidencia, cada vez se hacía más ínfima. Tenía miedo, pero quería ocultarlo. Lo que más me asustaba era el último viaje que debía realizar. Podía encontrarme con algo símil a Vail, o peor aún, al mismísimo William Lovery. Era aterrador.
La mañana del martes era algo gélida, pero no lo suficiente para distorsionar la calidez que nos rodeaba a mí, a Robert, a Kristen y en general a toda la institución. Muchos de los habitantes de Aspen se reunieron en la escuela. Otros tantos eran seguidores del equipo escolar. Mike se preparaba junto con Sarah. Se les veía felices y a la vez nerviosos; tanto como yo. Cuando el salón empezó a llenarse, la señora Ellen me dirigió una mirada pidiéndome que viniera. Hice justo lo que me pidió.
-Muy bien señor George, en verdad has hecho un excelente trabajo
-Bueno, yo no cantaría victoria antes de tiempo. Aún falta gente por llegar y no falta el típico seguidor fiel que nunca está contento con nada. Ya sabe, un fanático desmedido.
-Bueno, no hay ese tipo de personas en Aspen. Aquí nos caracterizamos por ser melifluos. Así que te aseguro que todo saldrá de la mejor manera.
-Espero así sea, señora Ellen.
Ellen hizo una pausa, miró el escenario y luego sus ojos se volvieron a posar en los míos.
-George, ¿Cómo te ha parecido la escuela?
-¿A qué se debe la pregunta?
-Sólo responde
-Bueno, la verdad me ha parecido muy buena. Tanto los estudiantes como los maestros se han comportado maravillosos conmigo
-Ya veo, me alegra oír eso. ¿Aún eres sustituto, no?
-Así es. Aún lo soy
-Y... ¿Te gustaría dejar de serlo?
La pregunta me tomó por sorpresa, tanto así que no pude responder de inmediato. Sólo miraba a Ellen sorprendido
-Y bien, ¿Te gustaría dejar de serlo?
-bueno, es bastante repentino para serle sincero. ¿Qué va a suceder con el profesor a tiempo completo que da lenguas?
-Eso es lo de menos George. Lo único que necesitas saber es que la vacante está disponible. Y que estaría encantada de tenerte cómo parte del profesorado; no sólo yo estaría felíz, también tus alumnos y por supuesto la más encantada sería Kristen. No hagas cara de sorpresa, tú y ella se llevan de maravilla.
Estar como profesor a tiempo completo. Nunca se me pasó por la mente que estaría sólo a un sí de darle un giro total a lo que había planeado. Les tenía un cariño gigante a los chicos y pasar el tiempo con todos los profesores era algo más que disfrutable. Después de todo, no era para nada malo aceptar
-Me encantaría, señora Ellen.
-Por un momento pensé que rechazarías mi oferta -dijo mientras reía-. Cuando acabe la obra, pasa por mi oficina. Te daré los papeles que debes firmar.
-¿Puedo ir con Kristen? Me pidió un favor después de que la obra termine. No quiero que piense que me arrepentí.
-Está bien. De igual manera no te tomará mucho tiempo.