Han pasado dos meses desde la vez que tomamos café Elizabeth y yo.
Hoy la nueva empresaria Elizabeth Anderson estrena su local de citas y lo va a llamar “dating sites”. Aunque el nombre no me parece muy original prefiero no decírselo porque al fin de cuentas es mi amiga.
Me encontraba en mi apartamento arreglandome para la cena, decido lisarme mi pelo rubio permanente, me hago la raya en los ojos que tanto me gusta y me tiro a la aventura.
Me encontraba en el autobús, esta vez estaba más vacío pero era objeto de miradas de todo el mundo por la vestimenta que llevaba.
Llego al lugar y estaba lleno de gente por fuera, parecía el estreno de una película de Hollywood.
Elizabeth estaba esperándome fuera, mientras lo hacía iba gestionando a los candidatos y camareros del local.
—¡Hola Mia! —dice alegremente mientras me viene a recoger. Me da un enorme abrazo.
—Tú siempre tan puntual. Eres una de las primeras en llegar —coge mi brazo y me mete para dentro por medio de toda la muchedumbre.
Yo tan solo trato de no tragarme a alguien o llevarme algún teléfono puesto en la oreja.
Una vez dentro Eli decide por cuenta propia retocarme un poco más. Con todos los nervios llevaba el maquillaje como si fuera un mapache.
—Bueno, esta es tu mesa —dice mientras la señala —espera aquí a que llegue el candidato.
—¡Ah! ¿que yo llego primero? pues empieza bien la velada —siempre me gusta llegar más tarde a las citas, pero esta vez el karma me ha devuelto la jugada.
Sin esperarlo comienzo a beber un poco fruto de los nervios. Mientras miro alrededor y observo como las demás mesas se llenan de citas a ciegas y me pregunto cómo he llegado hasta este punto pero trato de no pensar mucho en ellos.
Me estoy empezando a desesperar, pero no quiero dejar tirada a mi amiga.
—Si, es la chica que está en medio de la sala —escucho la voz de Elizabeth pero no sabia a quien se lo estaba diciendo.
Sin tiempo para darme cuenta escucho de nuevo esa misma voz:
—¿Mia? —me doy la vuelta completamente y no puedo evitar quedarme con la boca abierta —¿Mia Miller? —de nuevo vuelve a preguntar.
Se llama Luke, no le ha dado tiempo a decirmelo, pero lo pone en la chapa identificadora, y por el aspecto tiene que tener una edad muy similar a la mía.
Por la apariencia que muestra tiene que tener un trabajo de alta cualificación. Es más alto que yo, no necesitaba ponerme a su lado porque perfectamente me saca una cabeza. Es una persona delgada y tiene una piel lisa y caucásica. Ojos claros, su nariz es fina, sus labios gruesos, sus dientes están perfectamente alineados con un blanco que ilumina por todo los lugar por donde pasa.
Su pelo es rubio liso con brillo, estaba repeinado.
Es musculoso, lleva la camiseta ajustada, se le nota los pectorales, fuera llevaba una americana del mismo color que sus ojos. Junto a eso lleva un vaquero también ajustado, y por último lleva en la muñeca un reloj que da luz por sí solo, podían apagar las luces de la sala que se podia iluminar aquello.
—¿Te pasa algo? —llevaba un rato observando sin decir palabra alguna.
—Nada, es que estas muy bueno, quiero decir que eres muy guapo —la primera metedura de pata de la noche y solo esperaba que no fuesen más.
El comenzó a reírse, parecía que le había hecho gracia.
—¿Que quieres pedirte para cenar? —me dice clavandome su pupila sobre Mía.
«Podría pedirte a ti» ya está mi mente haciendo acto de presencia.
—Yo me voy a pedir una ensalada, ¿y tú?
—Yo me voy a pedir un entrecot —lo menciona mientras se muerde el labio inferior.
Hay algo que me llama mucho la atención de él y no puedo evitar preguntarle.
—¿Como una persona como tú no tiene pareja? —lo miro interesadamente deseando una respuesta.
—Soy un chico complicado —no era una respuesta que me sirviese y me generaba dudas esa respuesta.
Me mira constantemente de arriba abajo, algo que hace que me ponga más nerviosa todavía. Me cuesta que salgan las palabras por mi boca.
—¿Algo más? —me pregunta dando la sensación de ser un interrogatorio.
—No señor rancio —se la suelto porque tiene alguna que otra respuesta borde.
—¿Rancio porque? —pregunta mientras a la vez pone los ojos en blanco.
—Nada —y empiezo a reírme de él. Estoy algo menos nerviosa
—¿Qué edad tienes? —le pregunto por curiosidad pero segura que rondaría mi edad.
—Tengo tres más que tú —me responde con tono suave y firme pero su respuesta me desconcertó, ¿cómo sabe mi edad?.
—¿Cómo sabes que edad tengo?, ¿te lo ha dicho Elizabeth verdad?
—No, es que yo lo sé todo —mientras él me responde nos traen los primeros platos.
Parte su primer trozo y empieza a comérselo mientras asimilo la respuesta y vuelve a responder.
—Me gusta saber con quién voy a tener una cita, no sea que seas una psicópata... Mia Miller —vuelve a clavarme la mirada profundamente. Puedo sentir que llega hasta mis entrañas —además de que me gusta tener el control de todo.
—¿Y después de esto quieres que esté tranquila? —pregunto.
—Bueno, no soy yo el que va diciendo que estas buena sin antes decir otra respuesta o voy llamando la atención de la cafetería London —cada vez me impone más y no se si para bien o para mal. No sé a la perfección con quien estoy cenando y eso me da miedo. Pero había algo dentro de él que me llamaba la atención
—Me estás asustando Luke, ¿que sabes mas de mi? —le pregunto. Su conducta era algo sospechosa.
—Lo suficiente para saber que eres de lo más normal y que no se te ha ido la olla con los hombres.
—La verdad es que de momento no, pero me falta poco para clavarte el tenedor en la mano e irme, así que no tientes a la suerte —ese comentario le hace gracia y mientras come se ríe, algo que provoca que se le marque los hoyuelos de la mejilla.
—¿Y cómo te apellidas Luke?
—Luke Skywalker —me mira y empieza a reírse como si estuviera mintiendo.