Es la Estatua de la Libertad, la de Nueva York, no la pequeña que está en Las Vegas.
-¿Me has traído aquí?
-¿Te gusta la sorpresa?, vamos a subir allí arriba del todo -dice señalando la corona.
Aparca el yate que esta vez no tengo ninguna palabra para denominarlo salvo que es una pasada. Nos bajamos de él. Aquí nos encontramos dos restaurantes, el "Bill's Lemonade Stand" y el "Statue of Liberty Crown Café" que en este preciso instante están cerrados pero no vamos a tomarnos nada en este lugar, al menos que yo sepa.
-Sígueme -dice mientras se pone en marcha en dirección a la figura.
Una vez en el interior tenemos que subir unas cuantas escaleras, en total trescientos noventa y tres escalones que hacen sacar la buena forma que llevo tiempo sin tener. Pero mientras subo puedo observar sus posaderas que se encuentran a la altura de mi visión.
Después de varios minutos y de necesitar varias bombonas de oxígeno puedo llegar a la cima. Él es más ágil que yo y está más preparado físicamente aunque eso se observa directamente.
Lleva un rato esperándome y en los últimos escalones empieza a reírse de mí, pero eso me da igual porque al fin llego.
-Venga que hay una cosa que te tengo que enseñar -dijo mientras de nuevo me da la mano para ayudarme a salir por la puerta de aquella corona.
Desde aquí se puede ver gran parte de Nueva York, se ve todo más pequeño que desde abajo, ya no se ven los dos restaurantes que hay en esta isla pequeña.
-¿Quieres ver algo más sorprendente aún?
-¿Más que esto? -aunque lo que realmente pienso es
"Tú sin esa camiseta si que serias sorprendente".
-Mira -dice señalando al cielo, justo encima de mí se encuentra la luna. Está más brillante que nunca y jamás la he visto tan de cerca. Me falta poco para poder tocarla.
-Siempre que estoy mal subo aquí para separarme del mundo, desde aquí se ve todo más pequeño y te das cuenta que en cada edificio, en cada luz y en cada habitación hay un mundo totalmente distinto al de cualquier otro, incluso al mío. Y es en este momento cuando me doy cuenta que si lo que hago merece la pena o no -lo miro consternada, parecía una persona que lo tenía todo pero le falta algo muy importante y se siente vacío, al menos esa es la sensación que me da a mi.
Es la primera vez en toda la noche que Luke abre su corazón cerrado con triple candado.
-¿Te gusta? -le cambia el rictus de la cara a uno un poco más alegre.
-Claro, es la primera vez que subo a este sitio y mira que lo tengo al lado de casa.
-Y todavía queda la mejor parte -me dice mientras saca de su pantalón una especie de mando, es como una especie de llave de coche con un botón y lo pulsa. Se encienden unas luces detrás de mí, él se aparta y en ese momento observo mi nombre en el horizonte de todos los edificios de Nueva York, en cada uno de ellos hay una letra. Es lo más bonito que han hecho por mi nunca.
-¿Cómo lo has hecho? -le pregunto aun sorprendida con todo.
-Pues he tenido que sobornar al equipo electricista para que en algunas casas se fueran las luces y poder poner eso, pero tampoco me ha costado mucho, Mía -me mira con esa mirada que me llega a mi alma.
Y allí estuvimos observando las estrellas y viendo como la luna cada vez estaba más lejos en el horizonte.
Al par de horas de estar en aquel lugar nos marchamos, bajamos las escaleras que son más fáciles bajarlas que subirlas y nos vamos al yate. Aquí está en el mismo sitio que lo habíamos dejado. Ya no queda apenas gente en esta islita, solo nosotros dos y un par de guardias de seguridad que están cerrando ya todo para el día siguiente. Seguramente están deseando que nos marchemos.
Pero para mala suerte de mi la mala fortuna quiso hacer acto de presencia y al pasar por una papelera me engancho mi fino vestido de Agatha y se rompe por uno de los laterales haciendo que se me vea la ropa interior por el lado de la rotura. No se que hacer y me pongo detrás de la papelera. Luke no se da cuenta porque va por delante hasta que mira atrás y no me ve y da la vuelta para ir a por mi.
-¿Que te pasa Mia? -me pregunta mientras me camuflo en la papelera.
-Nada, que se me ha roto el vestido -respondo acordándome de todos mis antepasados.
-Espera, que te dejo mi chaqueta -lleva una chaquetilla que aunque no fuera muy larga porque no estabamos en invierno tapa lo suficiente para que no se me vea nada, maldigo dentro de mi. ¿Porque la papelera me ha tenido que romper toda la costura entera del lado.
-Te ha hecho un buen destrozo -dice Luke mientras intenta ver la raja, pero no le dejo porque no quiero que vea mi ropa interior.
-¿Por qué te tapas? si solo es un sujetador y unas bragas, ni que fuera las primeras que veo -quiere quitarle hierro al asunto pero aun así no le dejo verlo, de repente noto que hay algo que me escuece.
Cuando se da la vuelta lo miro para ver que es. La papelera me ha rajado también un poco de piel y tengo una herida que esta empezando a sangrar cada vez con más intensidad, mide unos cinco centímetros el corte.
-¿Tienes algo para curar una herida? -le pregunto mientras intento no manchar mucho su cazadora.
-¿Que te has hecho Mía? -me dice él mientras aparta mi mano y su cazadora de la herida.
-Dios santo Mía, estás sangrando, vamos a ir ahora mismo al hospital.
Coje los mandos del yate y lo pone al máximo de su rendimiento para llegar lo más rápido al hospital, mientras estamos llegando él busca por los armarios algo.
-La encontré -dice Luke mientras sujeta una especie de botiquín.
En apenas dos minutos estamos de vuelta en la costa y antes de salir se acerca con una gasa y agua oxigenada.
-Mia tengo que curarlo porque se puede infectar -tiene la gasa ya preparada pero yo no quiero que le cure, no sé muy bien los conocimientos de primeros auxilios que puede tener.
-Por favor, déjame -pone su suave mano encima de mi hombro, quito la cazadora y mientras va poniendo la gasa me va tocando la cara para que este tranquila. Cada vez me voy relajando y se me va aliviando cada vez más.