Luces y sombras[completa]

Capítulo 28

Ese movimiento con la mano hace que inconscientemente me muerda el labio.

¿Por qué me pasa esto? me pregunto mientras suspiro. El dedo se desliza por debajo de la mesa, aunque me bloquea y me impide quitarsela mientras escucho a mi madre hablar de sus batallitas de cuando tenía quince años.

—¿Os quedáis esta noche? solo una noche —me dice al oído musitando.

Ya estamos con promesas que no soy capaz de decir que no, con ese tono tan grave y voz rasposa que solo con recordarla hace que diga que si a todo.

—Claro que sí —pero que estoy diciendo, soy incapaz alguna vez en mi vida de ser fiel a mis pensamientos y decir que no.

—Genial, Walter prepara una cena para cuatro —no tarda ni cinco segundos desde que le doy una respuesta hasta que dice la frase.

—Claro que sí señor —añade y se mete para dentro

—Esperate Walter que te acompaño —como un perro en celo mi madre se levanta y le faltan patas para llegar a la cocina.

No se si Walter querrá algo con ella, pero por el bien de él será mejor que le diga algo o la va a tener encima suya durante todos los días que esté aquí.

—No llevas el colgante puesto —añade Luke observando mi cuello desnudo.

—Me lo quite la otra noche después de saber que no querías saber nada de mí —le suelto la pullita que se que le va a llegar a lo más adentro de él.

—Mía ya te dije que estaba en el hospital no podia hacer nada —de nuevo intenta justificarse. 

No conoce a la verdadera Mía Miller que cuando algo le molesta el rencor le tarda en irse.

—Bueno, al menos sé que lo tienes —traga saliva y bebe un vaso de agua.

—¿Por qué no lo iba a tener? —le pregunto extrañada.

—Después de estar dos días sin saber nada de mi lo mas sensato es que cortases por lo sano —sus ojos expresan miedo, puedo leerlos a través de la mirada.

Cojo aire de nuevo, llevo toda la tarde suspirando.

—Creo que lo mejor es que lo hablemos esta noche más tranquilamente —concluyó y el asiente al instante, sabe que ahora soy yo la que tiene la sartén por el mango.

Me levanto y me voy a la parte de atrás, hoy es la segunda vez que estoy en esta casa y seguro que mi madre ha visto más la casa que yo, salgo por una puerta cristalera y al otro lado hay una piscina de más de cincuenta metros cuadrados.

—Que grande —se me escapa mientras Luke me sigue y me abraza por detrás.

Ese abrazo no me molesta, crea el efecto contrario al que yo pensaba, me relaja, me tranquiliza y me siento protegida.

—¿Te gusta? —me pregunta susurrándome al oído.

—Es increíble, no sabia que tenias una piscina —me sale decir.

—Si, y al fondo de la piscina está escrito tu nombre —confiesa mientras me lleva a la orilla de la misma.

Miró fijamente pero no veo rastro de ningún nombre por ningún lado, en ese mismo momento siento como las manos se van apartando deslizándose por mi cintura.

Inclinó un poco más la espalda para ver si puedo ver las letras. Siento como las manos de Luke se apoyan fuertemente sobre mi espalda haciendo que me desequilibre completamente y llevándome al fondo del agua. Trato de recomponerme, el agua está más fría de lo que podia parecer desde fuera. Salgo con el ceño fruncido hasta la superficie del agua.

Me está esperando Luke que no para de reír.

—¿Has visto ya tu nombre? —dice tirándose sobre una hamaca que hay al lado de la piscina.

—No tiene gracia —salgo rápidamente de la piscina y voy en su dirección.

—Nena, no hacía falta que estrenases la piscina ya —dice mientras se carcajea sin ningún tipo de control.

Trato de respirar un par de veces antes de contestrar, pero decido ahorrarmelo y alargar la mano para que al menos se moleste en darme una toalla para secarme.

—Vamos a tener que ir a por ropa de recambio —comenta mientras para por delante de mi cubriéndose con lo que puede.

Llegamos hasta su habitación, de nuevo mi maleta descansa sobre la cama.

—Sabía que te quedarías unos días aquí así que cuando fui a recoger a tu madre me moleste en hacerte la maleta —habla mientras se tumba y se apoya para observar.

—Primero me voy a quedar una noche solo —le corrijo y pone los ojos en blanco —. Y segundo a ti no te hace falta que te habra nadie en mi casa para hacerme la maleta, siempre te tomas las molestias tú solo —concluyó.

—Jaque mate —dice moviendo los brazos en señal de rendición.

Cojo lo primero que veo y me voy directa al baño para cambiarte.

—Te podrías cambiar aquí —dice con sonrisa pícara.

—Creo que ya has conseguido bastantes cosas por hoy —le lanzó una sonrisa falsa y le rebajo un poco las expectativas.

—La piscina no te ha sentado bien eh, dejate esos baños a media tarde que te hace decir lo primero que se te pasa por la cabeza

Lo ignoro y me meto directa al baño.

Después de cambiarme bajamos al salón donde la mesa ya está puesta, esto seguro que es obra de mi madre.




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