Luces y sombras[completa]

Capítulo 35

Luke

Me encuentro siguiendo a Mía, se que no lo debería de hacer pero su madre me ha llamado para avisarme, no me gustan estas calles por la noche así que sin que se de cuenta voy siendo su sombra.

Entra por uno de los callejones.

—No Mía, por allí no te metas —pienso en voz alta.

—Trevor Mía se ha metido en tu callejón, estate preparado.

—Recibido, estoy preparado —me responde.

Trevor está justamente en la otra calle, no tengo ahora mismo visión, necesito que Trevor me avise de que Mia sale por el otro lado y quedarme tranquilo.

Pero pasan los segundos y no lo hace, necesito intervenir pero no quiero cagarla de nuevo. Pero mi nervios no me dejan tranquilo y decido ponerme con el coche en paralelo al callejón para observar.

—Mierda —hay dos personas cogiendo a Mía. 

Saco el walkie talkie y decido avisar a Trevor.

—Trevor tenemos que intervenir, vamos —le digo casi gritando y dejando tirado en el suelo el walkie.

Llegamos los dos casi a la vez, Trevor parecía ya listo porque por poco llega antes que yo, por suerte los dos individuos que están sujetando no se han dado cuenta. Golpeo fuertemente a uno de los dos y Trevor se encarga del otro.

Quiero partirle la cara, dejarlo sin que le reconozca nadie, quiero matarlos. Pero veo a Mía en el suelo, sé que está herida porque está sangrando. Voy corriendo a por Mía.

—Trevor, encargate de ellos dos, yo voy a por Mia.

La alcanzo, tienes los ojos cerrados, apenas le siento el latido, su respiración es muy leve.

—Trevor llama a una ambulancia —me cuesta que salgan las palabras, no puedo respirar, después de esto estas dos personas no van a sobrevivir, pienso acabar con ellas y lo voy hacer lenta y dolorosamente.

—Porfavor Mia, aguanta —le digo susurrando en el oído mientras la recojo en mi pecho. Las lágrimas caen por mi cara y terminan en su ropa. No puedo soltarla, no quiero que se vaya, no ahora, no quiero imaginarme una vida sin ella.

En apenas minutos llega la ambulancia, Trevor ya se ha encargado de esos dos, mañana ya me encargaré yo personalmente.

El enfermero llega rápidamente a socorrer a Mía. La pone apoyada en el suelo y empieza a mirar su pulso.

—El pulso es débil.

—Eso ya lo sabía yo, necesita ir con urgencia al hospital, vamos —le ordeno gritando.

Sin esperar ni un segundo más el chico coge rápidamente y se dirige a la ambulancia para traer la camilla. La trae sobre nosotros y la sube no tardando ni dos segundos. 

La sube a la ambulancia y yo voy con ella, la cojo de la mano, no se si querrá después de todo lo que ha pasado que haga esto pero me da igual, necesito que me sienta, que estoy con ella.

Llegamos al hospital y la meten para dentro, yo me quedo a mitad de pasillo porque no me dejan entrar más. Aunque querría hacerlo y me pondría aquí a liarla en medio de todo el hospital hasta que me echasen, pero quiero que se centren en ella.

Las horas pasan, doy vueltas en la sala de espera, Trevor ya está aquí conmigo después de haberse encargado de esos dos cretinos y aparcar los coches que con todo el lío los habíamos dejado a mitad de la calle.

La madre de mia sale del baño, Trevor le ha informado de todo y la ha traído. Apenas se puede mantener de pie, se apoya sobre mí, está desesperada por no saber nada, igual que yo.

Sale el doctor.

—Familiares de Mia Miller...

Su madre y yo nos acercamos rápidamente. Trago saliva, solo quiero una buena noticia. Todo esto ha sido provocado por mi culpa y no podría perderla por esto. Ella no merece este final.

—¿Cómo está doctor? —me acerco e invado su espacio personal.

—Está bien señor Johnson —me dice el doctor Phillips.

Es el mejor doctor de la ciudad y seguramente del país. Es privado y lo tengo desde que me paso mi accidente… Me salvo la vida y estaré eternamente agradecido.

—Podemos pasar —doy de nuevo un paso hacia delante.

—Si pueden pasar pero está descansando en estos momentos —el doctor da un paso para atrás y se aparta para que Emma y yo podamos pasar. Desde que se ha enterado está como un fantasma y todavía no he escuchado su voz.

Pasamos los dos rápidamente aunque en una película seguramente sería el momento de entrar a cámara lenta.

—Hija —grita su madre que al fin le sale un hilo de voz de su cuerpo.

Se tira sobre ella, Mía está tumbada en la cama con la cabeza medio vendada y las sábanas tapándole hasta el cuello.

—Lleve cuidado —dice Phillips que se acerca a la cama para apartarla y que así pueda dejar de apretarla, yo me encuentro al otro lado.

—Mía ha sufrido un traumatismo craneoencefálico grave pero hemos podido salvarla y estabilizarla. Ahora ya no corre su vida peligro. A tenido mucha suerte. —dice tragando saliva —. Suerte que la han traído en poco tiempo.

Ya son dos las vidas que ha salvado y le debo mi vida entera porque no podría vivir sin ella, la necesito para conseguir todo lo que quiero conseguir. Ella es mi llave para alcanzar la cima.




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