Abro los ojos, Luke me está mirando fijamente, al otro lado de donde se encuentra hay una bandeja con un café y una tostada.
—Me he tomado la amabilidad de hacerte el desayuno, como no estaba ni Walter ni tu madre despiertos me ha costado bastante encontrar la cafetera, era más fácil ver a un cerdo volando que encontrar la cafetera —dice casi preocupado, tan serio que por poco llego a creérmelo.
Después del desayuno continuo enseñándole la ciudad, después de lo de anoche necesito como sea convencerle para que se venga a vivir conmigo.
A Luke parece llamarle la atención algunas cosas, hace fotos sobre ellas. Yo le miro tiene una sonrisa perfecta aunque tenga algunos cambios de humor de vez en cuando solo cuando está bien merece la pena.
Llegamos a la casa, mi madre no está en ella, seguro que ha salido con Walter a algún lado, miro a la mesa, hay una nota.
—Hemos salido a dar una vuelta, la comida está hecha, no nos esperéis que vamos a tardar, Emma.
Mi madre está secuestrando a Walter para ella sola.
La tarde se pasa relativamente deprisa.
—Venga, te llevo a cenar al Space Needle.
Estamos los dos tumbados en el sofá viendo una película. Mi madre todavía no ha venido pero se que está feliz yo me quedo con eso.
—Vale, pero me tengo que arreglar antes —le miro y me subo hacia mi habitación. Por suerte me he traído mi neceser con todas las cosas para poder arreglarme antes de irnos.
Trato de tardar lo menos posible, a Luke le ha dado tiempo a ducharse y a ponerse uno de los trajes que ha traído.
Término de retocarme y salgo del baño.
Cogemos los dos y ponemos rumbo al restaurante pero antes doy media vuelta a la nota que me ha dejado y le dejo yo una nota.
“Nos vamos Luke y yo a cenar, no nos esperéis despiertos, Mia”
Después de eso los dos nos montamos en el coche y nos marchamos, no se si tendríamos que haber reservar o no.
—¿Sabes si tendríamos que haber reservado? —le pregunto mientras me invade la duda y el miedo por no poder cenar.
—Si, si que era necesario —me mira, pero esa respuesta me asusta y no puedo contener los nervios de imaginarme que mi plan se ha ido al garete en un segundo.
—¿Entonces dónde vamos a ir a cenar? —las horas que son no creo que haya sitio en algún otro lugar de la ciudad sin reservar o que sea poco convencional.
Llegamos al restaurante, no entiendo nada pero me dejo llevar por Luke. Subimos por el ascensor hasta arriba del todo, en la puerta hay un metre con un libro, esto se parece más a los restaurantes donde me lleva Luke en Nueva York.
—El señor Johnson y la señorita Miller por favor —dice Luke sorprendiéndome.
¿Cuando habrá reservado?, es imposible hacerlo el mismo día y él me ha preguntado esta mañana.
Los dos nos sentamos donde nos dice el metre que nos ha atendido al principio, nos ha colocado en una mesa de la ventana, aquí si que si es imposible reservarlo pocas horas antes cuando hay lista de espera de semanas.
—¿Cuando has reservado esto? —la curiosidad me puede.
—Hace un par de semanas cuando estuvimos aquí, lo vi por internet y reservé esta fecha porque sabía que íbamos a volver.
Tenía todo pensado, por eso estaba tan inquieto en el día de ayer.
La cena es increíble, la cena esta buenísima y la velada mejor aún.
Regresamos a casa, las luces están apagadas con lo que supongo que estarán dormidos.
Entramos haciendo el menor de los ruidos, es la última noche que vamos a pasar aquí, estoy hinchada, creo que no podría comer nada más.
Nos cambiamos y nos tumbamos sobre la cama, cuando estoy apunto de apoyarme sobre el pecho de Luke se escucha la puerta principal cerrarse dando un portazo, salgo rápidamente, Luke se adelanta a mi.
¿Nos habremos dejado la puerta abierta?
No quiero imaginarme que es eso, pero de ser así espero que se haya cerrado por el aire y no por otra cosa. Mientras bajamos observo que esta todo en orden.
Huele a algo fuerte, pero enseguida logro identificar lo que es, ese olor a alcohol, Luke enciende rápidamente las luces, en el mismo rellano se encuentran mi madre y Walter, este último sujetándola porque apenas se puede mantener de pie.
—He intentado insistir pero es imposible hacerla que no beba —dice tratando de no reírse.
Sin duda mi madre ha llegado borracha.
—¿Dónde habéis estado? —no quiero imaginarme el antro a donde le habrá llevado o las atrocidades que han podido llegar a salir de su boca.
—No hemos podido salir de casa de sus amigas, de una cosa iban a la otra, y así hasta que han agotado el repertorio de anécdotas y las reservas de alcohol de la casa. Porque no había nada abierto alrededor de la manzana que sino hubieran seguido —dice casi exhausto, parece agotado de todo el día y es normal si ha pasado prácticamente todo el día allí.
Miro la hora, son casi la una de la mañana, entre los tres ayudamos a mi madre a subir a su cuarto, mañana va a tener una resaca increíble.