Luces y sombras[completa]

Capítulo 45

Después de la cena nos levantamos, tengo ganas de ir a ver de nuevo la estatua pero a la vez el sueño me pesa.

—¿Te apetece ir a la estatua o a casa? —me pregunta Luke dándose cuenta de mi cansancio.

—Prefiero ir a casa y ver una película hasta quedarme dormida —le respondo.

Los dos cogemos y ponemos rumbo a su casa, me despido de Elizabeth que con lo poco que la veo igual pasa una semana y nos marchamos.

Al día siguiente Luke como es costumbre me acompaña al trabajo, después de una semana sin ir seguro que todos mis compañeros se interesan por mi.

Subo por el ascensor y nada más abrirse las puertas todo se abalanzan sobre mi.

—Chicos chicos chicos, dejen a Mía respirar —sale de la nada del fondo Oscar.

Acaba de salir de su despacho con una de sus sonrisas.

—¿Cómo estás? —me pregunta mientras me toca el hombro.

—Bien, mejor de lo que esperaba —le enmarco una sonrisa.

—Genial, ¿has pensado ya lo de Seattle? tengo que enviarles una respuesta lo antes posible.

Me quedo pensativa, no se muy bien que contestar o si contestar algo.

—Sino me das una respuesta hoy le tendré que pasar la oferta a ella —dice sin poco tacto y señalando a la maldita becaria que seguro que le ha comido el culo estos días para que le de un aumento.

La miro y la intento asesinar con la mirada. Me imagino diez mil posibilidades de muertes distintas y en todas la asesinada es ella.

 Miro para abajo y trago saliva, creo que debo de darle una respuesta ya.

—Mira esta tarde antes de salir te digo algo ¿vale? —aplazo la decisión unas horas, las justas para pensarlo bien y con suerte poder preguntarle a las personas.

Oscar se limita a tan solo asentir con la cabeza y se marcha directo a su despacho.

A la hora del almuerzo me encuentro con James.

—¿Qué tal estás? —me pregunta de la misma manera que Oscar.

—Pues hecha un lio para que te voy a engañar —le reconozco.

—¿Qué te sondea por esa cabecita? —se acerca un poco a mi y me trae un café que acaba de sacar de la cafetera.

—Tengo que tomar una decisión difícil y no se que hacer.

—¿Cuál? —pregunta sin que me dé tiempo a responder.

—Tengo que decidir si irme con la agencia a la oficina que van a abrir en Seattle o quedarme aquí —trato de tragar toda la saliva que pueda. Me estoy quedando con la garganta seca.

—¿Y Luke que opina? —no se porque narices tiene que opinar algo Luke aquí.

—Luke parece estar de acuerdo —aunque realmente eso no lo sé con exactitud.

—¿Entonces por qué dudas? —me hace una pregunta que me hace reflexionar aún más.

¿Realmente porque estoy con la duda?, ¿es por Luke?, ¿es por alejarme a mi padre?, ¿o de mis amigos?

Realmente es algo que aun no tengo claro y solo lo podría saber si lo hago.

¿Luke se vendría conmigo? ¿Estaría dispuesto a dejar su vida medio resuelta y su familia aquí e irse a la aventura conmigo sin saber lo que podríamos durar?

Creo que le debería de preguntar directamente.

A la hora de la comida me encuentro en el restaurante donde como siempre. Tengo el móvil en la mano. La mano me tiembla más que un flan. Marco el numero, cogo aire varias veces.

—¿Si? —la voz de Elizabeth me tranquiliza bastante. No he tenido el valor suficiente para llamarlo y prefiero consultarle antes las cosas a Eli.

—Elizabeth soy Mia, oye una cosa, ¿si tuvieras la oportunidad de ampliar tu trabajo te irías a vivir a cuatro mil kilómetros de aquí? —la pregunta creo que no está mal formulada.

—Ehhhh —duda, la pregunta la ha dejado en shock —. Pues supongo que si es para mejor si, claro que sí, ¿porque me haces esta pregunta?

—No, por nada, cuídate, luego más tarde me paso a verte —cuelgo el teléfono, no quiero decirle de momento muchos más detalles.

Recuerdo como conocí a Elizabeth, fue hace casi dos años y medio, cuando llegué aquí, no tenía a nadie alrededor.




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