Llegamos hasta la casa de Luke, estoy agotada, ha sido un día bastante duro, desde levantarme tarde... bajar y encontrar el coche destrozado a ir a la reunión que va a depender mi futuro. Después salir e ir al taller y comprobar que finalmente no tenía arreglo y terminando en casa de la madre de Luke para conocerla por primera vez.
Este ha sido mi día frenético, ahora necesito algo de paz, algo tranquilo.
Suerte que se me olvidaron un par de pijamas para poder ponerme ahora. Lo hago y me tumbo a lo largo de la ancha cama, necesito algo de silencio ahora mismo.
Luke sale del baño, en la mirada se nota el cansancio acumulado, quizás sea algo de arrepentimiento por lo de ayer.
Se tumba a mi lado, lo hace con algo de miedo, mantiene en todo momento las distancias hacia mi persona.
—Te puedes acercar, no te voy a morder —le sugiero.
Se acerca poco a poco.
—De verdad que lo siento mucho por mi contestación de ayer, me equivoque totalmente —este si que es el Luke que estoy acostumbrada a ver.
—No pasa nada —aunque en el fondo se que si que pasa pero lo pasaré por alto esta vez.
—¿Te puedo hacer una pregunta? —me mira con ojos de cordero.
—Si claro… —le contesto al instante.
—¿Cuántas personas te han pedido salir?
¿A que viene esa pregunta?
—Pues a lo largo de mi vida… —pienso profundamente—. Cuando estaba en el colegio un niño que iba a mi clase me dio una nota y me pidió salir, pero yo le tuve que decir en medio de toda la clase que no quería salir con él porque era muy feo, se que suena cruel pero es que me seguía a todos los lados. Después, fue Hugo el que me pidió salir. Ya no hay nadie más.
—¿Solo dos personas? —insiste.
—Si, solo dos, ¿ ¿por qué? —le pregunto sucumbiendo mi duda.
—No, por nada —no sé exactamente porque lo ha preguntado pero creo que no es una pregunta aleatoria.
—¿Creo que me he ganado preguntarte yo ahora no? —es mi turno.
—Si... claro que sí, siempre que te la pueda responder.
Lo miro y asiento con la cabeza, se que no es una pregunta fácil pero lleva tiempo rondando en mi cabeza.
—¿Dónde te hiciste la cicatriz que llevas en el estómago? —me mira y coge aire.
—Ya me parecía raro que no me lo hubieses preguntado antes… —se ríe un poco.
—¿Y bien? —le demando.
—Es una historia bastante larga, cuando tenía dieciocho años era un adolescente bastante problemático, en parte lo sigo siendo. Me empecé a meter con muchas personas, en muchos problemas distintos, me volví un adolescente conflictivo.
Sus palabras entran dentro de mí como agua sin ningún tipo de dificultad.
—Un día un grupo de adolescentes se empezaron a meter conmigo por mis pintas, no pude resistir la tentación y le propicie una paliza a unos de ellos, cuando vino la policía me enteré de que el chaval era menor y que estaba en peligro. Su familia decidio denunciarme y el día del juicio me condenaron a dos años de prisión. Finalmente salí a los seis meses por buena conducta, desde entonces no me he metido en ningún tipo de pelea —añade.
Es algo que nunca pude imaginar de Luke
—¿Entonces la cicatriz te la hicieron esos chavales? —le espeto.
—No, fue dentro de la cárcel durante el tiempo que estuve allí, se enteraron de quién era hijo y uno de ellos consiguió una navaja, dentro de la cárcel se puede conseguir prácticamente todo. Una noche intentaron matarme pero estuve hábil para esquivarlo pero no pude evitar que me dieran en el estómago. Después de eso entraron los guardias. Se demostró que yo no tenía nada que ver. Mi padre con el poder y el dinero que tenía no pudo hacer nada para sacarme ni para que no entrara —sus palabras me estremecen, no puedo creer todo lo que ha llegado a vivir.
—Lo siento mucho de verdad —en el mismo día le he sacado bastantes temas personales.
—Después de eso a los pocos días falleció mi padre, estaba yo dentro aun —noto y observo como una lágrima comienza a caerle por un costado, le cojo de la mano.
Miro para el suelo, no se que decir.
—¿Te puedo hacer yo una pregunta de nuevo? —vuelve a la carga Luke.
—Si, por supuesto, que menos.
—¿Por qué Hugo vive aquí? si lo dejaste con él hace dos años y tú vivías allí todavía.
Es una pregunta que no me esperaba en absoluto pero tiene su lógica hacerla.
—Hugo y yo nos vinimos a vivir aquí cuando me salio el trabajo, llevábamos pocas semanas cuando me empecé a enterar de ciertas cosas que cambió rotundamente —recuerdo toda aquella etapa, estaba sola… llena de dolor y sin poder contárselo a nadie hasta que me hice amiga de James y después de Elizabeth.
—Ahora ya me cuadran las fechas —se echa a reír, no se desde cuando lleva con esa duda.