Hace tres días que Luke tuvo el accidente y hoy por fin le dan el alta, voy con Walter en uno de sus coches para recogerlo, me ha dejado ir en el Lamborghini Murciélago estos días para ir de un lugar a otro.
Luke ha doblegado la seguridad, ahora nadie se separa de él en el hospital y yo llevo constantemente dos coches repleto de sus guardias para protegerme, creo que es demasiado pero me quedo más tranquilo llevándolos.
Llego hasta el hospital,uno de los coches se queda parado delante y el otro detrás, tres personas bajan del interior de los vehículos y se ponen a nuestro lado para acompañarnos, me siento la miradas de todo el mundo. Pero siendo sincera si yo viese algo similar tampoco podría no mirar, subimos por el ascensor hasta la quinta planta, apenas cabemos los tres seguratas, Walter y yo. Con lo que pesamos los cinco me imagino que esto se podría venir abajo en cualquier momento.
Salimos al pasillo, Luke ya está listo. Está de pie con una muleta a su lado izquierda.
—Ya nos podemos ir nena —reconoce con rostro cansado.
Luke lleva puesto una camisa de color azul a cuadros y un vaquero. Le queda como anillo al dedo.
Me acerco rápidamente para ayudarle. La seguridad no nos deja ni un segundo solos. Walter parece que le ha mordido la lengua un gato.
—¿Señor a dónde quiere ir ahora? —rompe su silencio Walter.
—Quiero ir al trabajo, para estar sentado estoy bien —sonríe y me guiña el ojo, seguro que ha estado pensandolo durante un rato.
—Johnson va a la oficina, atención Johnson a la oficina —oigo por la parte de atrás como uno de los tres de seguridad habla mediante un comunicador.
—Luke, seguro que tienes fuerzas para ir a trabajar —hasta a mi me sorprende la fuerza que tiene. Yo tuve que estar unos días en el hospital y luego necesité una semana para recuperarme.
—Seguro que si, y tu Mia te tienes que ir al trabajo también, estate tranquila por mi.