Luces y sombras[completa]

Capítulo 56

—Luke despierta —le digo al oído mientras trata de levantarse. Es un perezoso viviente.

—Ven aquí —me coge y me tumba haciendo que quede a su lado acostada.

—Para haber sufrido un accidente hace una semana tienes mucha fuerza —le reconozco.

—Esperate a que me recupere del todo.

Me encanta cuando pone tono perverso y mirada que hace que me desnuda completamente.

—Pues sí, estoy de acuerdo, pero mientras tanto ponte la ropa que vas a llegar tarde  yo también.

—A sus órdenes sargento, ¿puedo mear?

—Si, pero te recuerdo que hoy no te puedo llevar que tengo una reunión súper importante.

—No pasa nada, creo que ya puedo conducir yo solo, o me puede llevar Trevor.

Me pongo de pie y me pongo una blusa blanca y una falda negra de tubo. No le estoy viendo pero noto la mirada penetrante de Luke detras Mia.

—¿Algo que objetar?

—Si, ¿cuando puedo tener una reunión a solas contigo, tu, yo y ese despachito que te van a poner en Seattle?

La pregunta me sorprende tanto que no puedo evitar sacar una sonrisa.

—Ya te daré cita pero no se cuando vas a poder. Tengo que hablar con mucha gente, con muchos hombres —le pongo celoso y me encanta la cara de celos que trata de evitar.

—Eso ya no me hace tanta gracia nueva gerente Mia Miller.

—No te estaba pidiendo permiso —le reto sarcásticamente.

—Pues creo que te lo tienes que ganar.

Me acerco hasta su lado de la cama, me quito uno de los botones de la blusa. Me agacho provocando que se vea el canalillo.

—¿Puedo recibir a quien yo quiera en mi despacho a solas? —le pregunto con tono fogoso.

—Solo si pones una cámara para poder ver ese cuerpo que me encanta y me dejas que te visite cuando yo quiera y sea yo entonces el que mande allí dentro —me amenaza de manera perversa.

—Está bien, solo si me dejas hacerlo ahora a mi —le pongo las manos hacia arriba. Me ha puesto de tal manera que tengo ganas de sentirle.

—Creo que no vas a llegar a la reunión.

—Mierda… mierda… mierda —salgo volando tan rápido que no me da tiempo casi a despedirme de Luke.

Trevor me está esperando con el coche arrancado en la puerta.

—¿Te llevo señorita Miller?

—Si por favor, necesito que vueles —le ruego mientras miro la hora y rezo para llegar a tiempo. La última vez llegue una hora tarde por el coche.

Trevor le pisa tanto que hace que me tenga que agarrar al asiento.

Me sorprende la velocidad que se quita coches de en medio.

Me deja en la misma puerta de la oficina, en la parte de abajo ya hay dos guardias de Luke para cubrirme hasta la entrada.

Subo por el ascensor, respiro dos veces, creo que me estoy poniendo más nerviosa de lo que realmente es.

Se abren las puertas de par en par, aquello parece un funeral, todo está en silencio, nadie habla con nadie.

No comprendo lo que está pasando. Miro a mi alrededor y noto como todos los ojos me apuntan directamente.

Decido pasar, no se porque la gente se comporta así conmigo pero a mi me da igual, en una semana me marcho ya.

Entró al despacho, solo está Oscar, no está la mesa preparada. Oscar está de espaldas.

—¿Oscar? —le pregunto confundida.

¿Me habré equivocado de hora o de día de la reunión?

—Siéntate Mía, hay algo que te tengo que contar.

Los nervios me clavan un hachazo directamente al estómago.

El estómago me da vueltas. Me toco las manos y están sudadas.

Se da la vuelta, tiene la cara con un corte y varios puntos.

—¿Que te ha pasado? —le pregunto alarmada.

—Me caí, pero eso da igual. La empresa ha decidido enfocar hacia otro proyecto el de Seattle. Consideran que este es muy continuista y que quieren algo nuevo, algo innovador.

—¿Eso que significa? —se me mueve el párpado del ojo, la lengua se me queda inmovil haciendo que no pueda hablar bien.

—Lo siento mucho Mía, se que le has puesto mucho empeño, se que era uno de tus sueños, pero la empresa ha decidido darle a la becaria esa oportunidad. Lo siento mucho.

Tengo que estar soñando, seguro que ahora me levanto y estoy en la cama con Luke.

—Oscar el dia de los santos inocentes es dentro de tres semanas, ahora no es —digo riéndome.

—No me estoy riendo, ha sido una decisión conjunta.

Como coño le van a dar a esa niñata el puesto si yo llevo mucho más tiempo aquí y estoy mucho más cualificada.

—Oscar no me puedes hacer esto, ya tengo todo mirado allí, tengo prácticamente todas las maletas hechas.

Oscar se levanta y se pone a mirar a la ventana.




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