ALICIA
Le comenté a Angie que estaba por pasar y ella entendió todo, ella mejor que nadie conoce mi historia y por eso me apoya en este viaje, sabe que no hay nada mejor que cobrar las deudas del pasado, para poder sentirse libre y seguir hacia el futuro.
Ella lo hizo una vez, de adolescente sufrió mucho en su época de estudios y antes de graduarse decidió cobraremos todas con las personas que le hacían la vida imposible y dice que después de eso se siente liberada, no tiene nada pendiente por hacer y puede vivir cada día como si fuera el último.
Por su ejemplo, este viaje me pareció aún mejor idea, porque así dejaré de pensar en el pasado y viviré únicamente el presente para poder tener un futuro con mi niña.
Al terminar el desayuno, nos fuimos a los pequeños autos de carreras, Sheila no cabía de la felicidad, pero no podía subir sola, ya que nunca antes se subió a uno, así que yo subí con ella.
Si están un poco pequeños y apretados, pero nos divertimos muchísimo, dimos algunas vueltas en las diferentes pistas, tomamos muchas más fotos y luego, si nos fuimos a comer y a ponernos en marcha a la orilla de la playa con la casa rodante, sabía qué pasaríamos por frente de aquel lugar antes de llegar a la playa y pues ya Alcántara me había escrito que estaba desalojando el lugar.
Y los niños fueron llevados a otra casa hogar, cuando pasamos Justo al frente comprobé que era verdad, los niños subían a unos autobuses y los empleados salían con sus maletas, suspire y me sentí tranquila, se quería esos niños a cualquier lugar que vayan estarán mejor cuidados que aquí, además le pedí al señor Alcántara se asegurará de que así sea, las ventajas de contar con los contactos de mi jefe es que todos se desviven por hacerle un favor a él.
Si supieran que él no tiene ni la menor idea de lo que estoy haciendo a su nombre, y aunque se entere no me importa, enfrentaremos las consecuencias de mis actos cuando regrese de este viaje.
Mientras tanto hay que disfrutar, espero que las personas de esas casa hogar hayan tenido tiempo de leer esa carta que le envié con el Señor Alcántara.
Se preguntarán que dice esa carta y pues básicamente les digo que fui yo quien hizo cerrar ese lugar y que aún recuerdo el pasado, esta es mi forma de soltar todo y que de ahora en adelante ya no pensaré en ellos, porque sería darle demasiado valor a personas que solamente supieron lastimarme y aprovecharse de mi inocencia.
No les dije que los perdono, porque sería una gran mentira, pero ya no tengo espacio en mi corazón ni tiempo para guardarles rencor. Lo mejor es ver hacia adelante y dejar el pasado atrás.
Cuando encontré un hermoso lugar para estacionarse muy cerca de la playa, había también una caravana de hippie, sonreí al recordar aquellos días donde nada me preocupaba y viajaba en caravanas así por todo el país, algo increíble y una paz inigualable, pero me enamore de una ilusión y luego nació mi hermosa niña.
No me arrepiento porque sería tanto como arrepentirme de haber tenido a mi niña y mi Sheila es de lo único que no podré arrepentirme nunca, ella es mi mundo entero y la amo con toda mí alma.
—Mamá, ¿ya podemos ir al agua? —Sheila, desesperada por entrar a nada.
—Sí, señorita, pero primero debemos cambiarnos, ¿no pretenderán entrar en vestido al agua o sí? —pregunté y ella negó con la cabeza.
—Me cambiaré —corrió por su maleta a buscar su traje de baño, Angie y yo hicimos lo mismo.
Cuando las tres estuvimos listas, tomamos nuestras cosas y nos fuimos a disfrutar del sol y la arena, las tres nos colocamos protector solar y luego Sheila quiso hacer un castillo de arena mientras, Angie y yo disfrutamos de unos mojitos.
—Ali, ¿has pensado qué vas a ser al volver? ¿Seguirás trabajando para Leonardo lombardo o no? —indaga mi amiga y yo suspiro, han sido muchos años ahí.
—No lo sé, comencé a trabajar ahí embarazada de Sheila y pues tras seis años, no sé siquiera seguir ahí, Él jefe nunca está y yo me ocupo de todo en esa empresa, pero quien se ocupa de mi Sheila, todo el día en el colegio y cuando sale de ahí, clases de música y ballet, no paso mucho tiempo con ella y si voy a morir quiero dejar un gran recuerdo de mí a mi hija, quiero crear lazos con ella que tengan que ver más que su comida y la ropa, quiere estar ahí para ella todo el tiempo que me quedé de vida y disfrutar cada segundo al máximo —respondí mientras miraba a la razón de mí existir jugar en la arena y armar su castillo de arena de a poco.

—Podríamos comenzar un negocio juntas, ambas hemos guardado mucho dinero durante todos estos años, seamos socias y dejemos un futuro asegurado a Sheila, pero también enseñémosle a trabajar y a no rendirse nunca, amiga tú eres una luchadora y estoy segura de que tu hija lo será también —expresa Angie su opinión y yo suspiro.
—Gaste una gran parte de mí dinero en este viaje, no tengo la misma liquidez que tú —comenté al recordar la cantidad que pagué por la casa rodante.
—Lo sé, pero aun así yo puedo aportar un poco más, ya que no me dejaste pagar la mitad de la casa rodante. Déjame poner un poco más en un futuro negocio juntas —me pide Angie y yo le sonrió.
—Bueno, ¿qué te parece si nos vamos a nadar con Sheila, nos gozamos este viaje y discutimos una posible sociedad al volver? —propuse y ella aceptó.
Las dos nos acercamos a Sheila y la ayudamos a construir un hermoso castillo de arena, después la enteramos en la arena y al final entró las tres al agua para disfrutar de los últimos rayos de sol del día de hoy, porque mañana de seguro será otro. Sol inmenso.
Nos quedamos mirando el atardecer y cuando el sol finalmente se fue, nos pusimos de pie para volver a la casa rodante donde nos duchamos y cambiamos las tres para ir a cenar a un restaurante en la playa donde hay música en vivo y una pista de baile, es un restaurante familiar y si te animas a cantar puedes tomar el micrófono y cantar, es un gran lugar o al menos eso es lo que dicen las reseñas.
Editado: 19.09.2024