ALICIA
Después de cantar a todo pulsos con mi amiga y mi hija, nos terminamos el postre y salimos del restaurante a caminar a la orilla de la playa, bueno, Sheila corría delante de nosotras, feliz, alegre, Asia quiero que sea siempre llena de energía y de unas inmensas ganas de vivir, que nada la detenga, para ser feliz.
—Sheila, se parece mucho a ti, será una gran mujer en el futuro —comenta mi amiga Angie y yo sonrió al ver a mi niña.
—Espero poder verla, pero si por algún motivo yo no puedo, sé que tú estarás ahí, para ella —respondí y es que es algo que podría pasar, con el cáncer no se sabe. Hay personas que mueren en días, otras en meses y otras viven años bajo tratamiento, así que por ahora viviré un día a la vez con mi niña y veré qué me depara la vida.
Yo me dedicaré a ser feliz y a hacer feliz a mi Sheila, a enseñarle a volar alto y perseguir sus sueños. Ella es mi motor y seguiré luchando por estar a su lado el mayor tiempo posible.
—Tú vas a estar ahí, ya lo verás, eres demasiado fuerte para que cáncer —mi amiga me abrazo y Sheila al vernos corrió hacia nosotras para unirse al abrazo.
—Mi pequeña hermosa, es hora de dormir —ya era tarde para que Sheila esté aún despierta.
—Sí, mami —Sheila se frota sus ojitos y yo la llevó en mis brazos hasta la casa rodante, junto a mi gran amiga.
—Mami, ¿podemos ir a un circo? —preguntó Sheila, más dormida que despierta.
—Mamá, verá si hay uno en nuestra ruta, ahora descansa —bese su frente y la lleve a dormir, después de colocarle su pijama y dejarla bien dormida, comencé a buscar un circo cerca junto a Angie.
—Sheila, va a estar muy contenta si encontramos un circo —Comenta Angie.
—Sí, hubo uno en la ciudad el año pasado, pero no pude llevarla por estar trabajando, quiero compensarla por todas mis ausencias — comenté buscando.
—Encontré uno, nos tendríamos que desviar un poco, pero solamente una hora —Angie me muestra el lugar y si se puede hacer.
—Una hora más de viaje no nos afectará en lo absoluto, si nos ponemos en marcha mañana temprano, estaremos ahí antes de la hora de la comida y podremos ir a la función de la noche —comenté revisando la ruta.
—Bueno, está decidido, mañana nos vamos al circo y espero encontrarme un sexy payasito que quiera hacerme reír —comenta mi loca amiga y ambas reímos.
Mi Angie no tiene remedio, pero la adoro ella y Sheila me hará reír siempre. Por ellas soy fuerte, todo lo fuerte que no fui en el pasado lo soy ahora por ella, por ellas sonrió y soy feliz y agradecida con la vida por darme la oportunidad de vivir esta aventura con ellas.
—¿Oye y que hay fe tu jefe? —pregunte curiosa
—¿Qué pasa con él?—Angie.
—¿Lo vas a cambiar por un payasito sexy? — indagué y ella se echó a reír.
—Ja, ja, ja, no a mi sexy jefe lo seguiré esperando, pero que esté un poco a dieta no significa que no pueda mirar el menú —responde Angie, muy alegre.
—Eres un caso perdido, ¿no tuviste noticias de la oficina hoy? —indague, pues me imagino la cara de su jefe si recibió esas fotos.
—Ja, ja, ja, La secretaria que me sustituye, me contó que después de que le entregó el sobre y lo abrió se encerró en su oficina y no salió durante el resto del día, al parecer su humor era peor, porque solamente llamaba y gritaba por ese teléfono, en verdad creo que necesita una noche conmigo —Angie pone una carita que me causa tantán risa
—Ja, ja, ja, estas loca, mejor vayamos a dormir, saldremos mañana temprano, después del desayuno —le informé, sin poder creer lo acosadora que es mi amiga con su jefe.
—Como ordene mi capitán —la muy tonta hace un saludo militar.
—Definitivamente, no tienes remedio —ambas entramos a la casa rodante y yo de nuevo dormí abrazada a mi niña hermosa.
Cuando desperté, mi niña aún dormía, así que la desperté llenándola de besos y ella fue abriendo los ojos de a poco.
—Buenos días, mami —Sheila se acurruca aún más en mis brazos, y me encanta tenerla así, pero debemos desayunar para irnos.
—Vamos a ducharnos, debemos seguir el viaje, mi hermosa princesa —le di algunos besos más, porque ella se negaba a despertar.
—¿A dónde iremos? —preguntó mi niña abriendo sus hermosos ojos color café.
—Al circo y pues podremos visitar otros lugares estando allá —los ojos de mi niña se iluminaron y su sonrisa creía hasta ser muy amplia.
—Sí, vamos. Madrina despierta, nos vamos al circo —salió corriendo de la cama y fue a despertar a Angie, quien estaba toda especulada, jajajá, se veía muy chistosa.
—Sí, no vamos al circo —responde Angie, medio dormida.
Las tres nos levantamos a ducharnos y nos arreglamos para después desayunar. Sheila estuvo contenta todo el desayuno, esa emocionadísima, para ir al circo. Nunca antes fue, pero sus amigos le han contado de él y creo que esto es algo que debí hacer antes por ella.
Al terminar de desayunar, nos subimos a la casa rodante, la encendí y mi copiloto Angie colocó la música. Sheila bailaba y contaba con Angie, yo también cantaba, pero estoy conduciendo. No puedo bailar con ellas, pero estoy feliz con mi Sheila y mi amiga. Este viaje será insuperable.
Editado: 19.09.2024