Luchadora

CAPÍTULO 11

ALICIA

Angie baja de la casa rodante molesta y yo igual la sigo, pues cuando el idiota de mi ex se bajó del auto, dentro de la casa salió un niño de aproximadamente 8 años, ósea mayor que mi hija.

El niño salió llamándolo papá, lo que quiere decir que no era que El muy idiota no quisiera hijos, es que no quería a mi hija porque él ya tenía familia.

Angie fue más rápida que yo y cuando llegó frente a él le dio una bofetada muy fuerte y cuando este estaba por refutar recibió otra de mi parte y se quedó inmóvil al verme.

A niño no aprecio importarle lo que acababa de pasar porque se fue a aún lado a jugar con su bicicleta.

—Alicia —es lo único que alcanza a decir el imbécil de Manuel rojas, mi ex.

—Sí, Alicia, la misma Alicia a la que abandonaste, cuando estaba esperando a tu hija. Porque según tú no querías hijos y resulta que ya tenías uno mal nacidos —, exprese muy molesta

—No es lo que piensas, él no es mi hijo —hablo nervioso el mal nacido que mientras seas habla más quiero matarlo

—Entonces te haces cargo de un hijo que no es tuyo, pero abandonas a tu hija, de verdad que eres el imbécil más grande que he tenido el disgusto de conocer —exprese, pero el imbécil ese está más pendiente que el niño no vaya a hacerle ningún rayón a su deportivo.

—No tengo por qué darte explicaciones sobre lo que hice con mi vida después de que te deje, ahora estoy casado y tengo una familia

>no te voy a ayudar con dinero para tu hija si es lo que quiere —me informa el imbécil del año, sin mirarme porque sigue al pendiente de su estúpido auto y me tiene arta.

Pero para su mala suerte el niño raspo la pintura roja de su deportivo con su bicicleta y ese hombre estaba a punto de llorar, more a Angie y pude ver la maldad en su rostro.

—Eres un pequeño demonio, como pudiste dañar mi auto, hablaré con tu madre para que te envíe a un internado —reprende al niño y el niño únicamente le saca la lengua y entra ala casa corriendo.

Se nota que al niño no le agrada, pero si casi llora por un simple raspón no quiero verlo en unos minutos más o mejor si quiero verlo.

Saque las llaves de mi bolsillo y realice una línea desde el comienzo hasta el final del auto, los ojos de Manuel se abrieron como platos

—¿Qué demonios haces? —preguntó con sus ojos rojos, ya quería llorar.

—Odio que no me presten atención cuando hablo —, respondí molesta

—Si eso es de mala educación —comentó Angie con una piedra en la mano, piedad que no tengo ni la menor idea de donde salió, pero ella comenzó a jugar con ella pasándola de una mano a la otra.

—Usted aléjese de mí, auto —Miguel mira con terror a Angie, quien sonríe.

—No pretendía acercarme, pero mi amiga —Angie lanzó la piedra al vidrio del auto y pude ver lágrimas saliendo de los ojos de Manuel.

—De verdad que eres patético, lloras como un bebé por un simple auto, no vales la pena, me agrada que no estés en la vida de mi hija, sino que clase de ejemplos serias para ella —escupí en su cara y para mi mala suerte alguien llamó a la policía.

Mire a la ventana de la casa y ahí estaba el pequeño responsable de la llamada a la policía, el hijo del imbécil de Manuel, bueno el hijo de la esposa de él, ese niño sonreía con malicia, ahora entiendo que sí hizo lo del auto a propósito.

Cuando los oficiales se bajaron, Manuel armo un drama de que nosotras lo habíamos atacado y la verdad invento la mayor parte de lo que dijo, pero los policías nos detuvieron pro averiguaciones.

Afortunadamente, hable con los oficiales y no me esposaron, pues Sheila estaba en la casa rodante y jamás permitiría que ella me viera así.

Por lo que los oficiales accedieron a no esposarme y le dije a Sheila que iríamos a pasear en una patrulla policial y ella feliz acepto. Los oficiales no comentaban nada en frente de Sheila, incluso aceptaron encender las sirenas, cuando ella se lo pido.

Agradezco eso, porque para ella fue un simple paseo en una patrulla, no sospecho que nos fueran a encerrar.

Al llegar a la estación de policía, le dije a Sheila que se quedara pintando en la oficina del detective del lugar, y que la iría a buscar cuando trajeran la casa rodante y ella accedió.

Ya que Sheila no podía vernos si nos encerraron en una de las celdas del lugar. No me quedo de otra que volver a usar los contactos de mi jefe para salir de aquí. Espero no se demore micho que Sheila no se dé cuenta de nada.

—Viste la cara del idiota, como puede llorar por un estúpido auto Jajajá —Angie ríe y yo con ella, no importa en qué circunstancias estemos, si estamos juntas siempre terminamos riendo.

—Sí, es un imbécil, me alegra que mmi Sheila no se parezca a él —comente

—Sí, mi ahijada, es tu vivo reflejo, fuerte luchadora, toda una reina como su hermosa madre —elogia Angie y nos quedamos ahí hablando como por una hora hasta que un oficial vino a decirnos que nos sacaran en un momento.

Así que Angie y yo pudimos respirar tranquilas, solamente esperaban el comprobante del pago de la fianza que no demora nada y nos iríamos.

Cuando salimos un oficial nos acompañó por nuestras cosas y cuando íbamos a encontrarnos con Sheila, Angie y yo nos detuvimos en seco e intentamos regresar, no queríamos enfrentarnos a los dos hombres frente a nosotras, están de espaldas y no nos han visto, así que aún podemos escapar.

—Señor no me puede liberar, yo asesiné a muchas personas —le indica Angie al oficial y este la mira sorprendida

—Si eso es verdad y yo fui su cómplice, debe encerrarnos de por vida —la apoye, ni de chiste me quedo sola con esos dos si ella no los enfrenta yo tampoco.

Con el carácter que se cargan esos dos, prefiero quedarme encerrada que darle la cara a ese par, no quiero ni imaginar lo molesto que está Leonardo si ya sabe que he estado usando sus contactos para mis favores personales, así que mejor me quedo encerrada.




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