ANGIE
Desperté con dolor en todo mi cuerpo, como si un tren me hubiera atropellado dos veces, pero feliz jajajá, al abrir los ojos con pesar no vi a Mi Henrycito, a mi lado, pero el ruido en la pequeña cocina de la casa rodante me hizo sentar a la cama y observar el mejor espectáculo de mi vida.
Mi Henrycito está cocinando usando un bóxer y un delantal, se ve tan sexy así que aunque me duela todo ya quiero lanzarme encima de él y que me siga castigando.
—Deja de mirarme así, o tú serás mi desayuno —expresa ese hombre tan sexy y pues yo no dejé de mirarlo, yo feliz de ser su desayuno toda la vida.
—Tú lo pediste —él apagó la cocina y se lanzó a besarme y acariciar mi cuerpo, el cual está lleno de sus marcas y así tuve el mañanero más delicioso del mundo con mi anaconda.
Al terminar de despertar de la mejor manera, él me besó y me dio una nalgada antes de irse a duchar, me dijo que debíamos desayunar, pues Leonardo le pidió un favor para conseguir el perdón de Alicia y como yo quiero ver a mi amiga feliz sea como sea los voy a ayudar.
Después de que henrycito saliera de la diminuta ducha entre yo a ducharme, digo diminuta porque solamente cabe una persona y pues me hubiera encantado ducharme con él pero ni modo.
Después de haberme duchado también me arreglo y me coloqué ropa cómoda, la verdad, no siento mucho mis piernas y camino un poco rara, Jajajá.
Mi Henrycito sonrió al verme caminar y le di un manotazo porque es su culpa que yo esté caminado así, bueno suya y de su anaconda.
—Oye, no golpees a tu jefe, podría despedirte o volverte a castigar por tu comportamiento —Bromeo y se ve tan guapo sonriendo en la oficina, nunca lo había visto así, siempre serio, formal, mal humorado.
—¿Por qué me rechazaste tanto en la oficina? — pregunté mientras me sentaba a desayunar con él.
—Yo siempre tuve una sola regla en mi vida y esa era no involucrarme con los empleados, por eso siempre me mostraba de mal humor e indiferente con todos mis empleados, pero tú, Tú eres la más descarada atrevida que ha trabajado para mí, me acostaste hasta más no poder —responde y me observaba resignado a que ya no podrá libarse de mí.
Pues tiene razón yo cuando quiero algo lo consigo porque lo consigo, él me tomó mucho tiempo, pero ahora lo tengo y que ni crea que lo voy a dejar ir fácil.
Ya lo tuve y ahora se queda conmigo hasta que yo diga y por lo de anoche puedo jurar que moriré de vejez al lado de este hombre y su anaconda.
—Jajaja es que siempre consigo lo que quiero y cuando vi el jefecito tan papacito que me toco supe que debía tenerlo para mí, sólita —respondí y él me acercó a él.
—Eres una descarada, pero así me vuelves loco —me besa apasionadamente su lengua juguetea con la mía y yo ya quería llegar más lejos, pero él me detiene.
—Tenemos que ir a ayudar a nuestros amigos —me comenta mientras se separa de mí, yo simplemente asentí y terminamos de desayunar mientras él me explicaba lo que debíamos hacer.
Así que al terminar de desayunar nos pusimos en marcha para ir a comprar algunas cosas y al final de la tarde nos encontraríamos con Leonardo sin que Alicia se diera cuenta para entregarle algunas cosas.
Después de comprar muchas cosas nos detuvimos en un bonito restaurante a comer y Leonardo nos escribió en que lugar nos encontraríamos con él, estábamos a una hora, así que mientras mi henrycito conducía yo dormí un largo rato.
No sé por cuanto tiempo dormí, pero me despertó una pequeña bomba explosiva, esa pequeña bomba tenía nombre y es una hermosa niña de seis años llamada Sheila.
—Madrina despierta, iremos al cine y a comer pizzas —me despierta la condenada con mucha energía, ya quisiera yo tener en estos momentos la mitad de la energía que ella tiene, creo que esa anaconda se llevó toda mi energía.
—Si ya voy a arreglarme, literalmente me arrastre al baño y me di una ducha bien fría, necesitaba despertar en especial porque nos quedaremos con estos niños dos días, era que Leonardo trate de conseguir el perdón de mi amiga.
Hay lo que una hace por los amigos, luego de esa magnífica ducha que me despertó por completo, me arregle y afortunadamente mi henrycito no solamente sabe complacer una mujer en la cama, sino que en muchos aspectos él me trajo un café bien cargado para despertar.
Tome mi café y nos fuimos al cine los cuatro, los niños estaban felices, ninguno pregunta por sus padres, se llevan bien y creo que serán buenos hermanos, porque estoy segura de que mi amiga caerá rendida en los brazos de su guapo jefe.
Editado: 19.09.2024