Luchadora

CAPÍTULO 16

ALICIA

Cuando desperté mi niña no estaba a mi lado, así que me levante de prisa y la encontré desayunado, muy alegre con Leonardo y Bryan, así que pude respirar tranquila.

—En mi habitación hay ropa para ti, te compré un par de cambios, espero y te queden —me informa Leonardo y yo le agradecí con la mirada.

Fui a su habitación y ahí encontré la ropa que me compro, no era algo fuera de lo común, era ropa cómoda para este viaje y agradezco, pero necesitaré más que esto, por lo que espero mi amiga regrese pronto.

Tome una ducha y me arregle, coloque la ropa que Leonardo compró para mí y peine mi cabello, aplique poco maquillaje y salí a desayunar con ellos.

Como ellos terminaron primero y los niños logran por ir a la playa, le dije a Leonardo que se adelantarán, que yo los seguiría luego y así lo hicimos.

Al terminar mi desayuno fui a por mis medicamentos y los tomé, luego salí a reunirme con ellos a la orilla de la playa.

Mi niña estaba feliz con su nuevo amigo, por un momento cuando estábamos en la playa, Leonardo desapareció y nos dejó solos a mí y a los niños.

No sabía a dónde fue y no quise interrogarlo cuando volvió nos llevó a comer a un bonito restaurante y dijo que al terminar iríamos a comprar provisiones, así que eso me alegro, necesitó muchas cosas más.

Ya que no creo sobrevivir con dos cambios de ropa, necesito pijamas, y otros cambio de ropa, volvimos a la casa rodante y ayude a Sheila a ducharse y a cambiarse, pues, ella estaba cansada y quería tomar una siesta.

Mi niña se durmió muy rápido y Bryan igual creo que corrieron de más en la arena, disfrutaron mucho este día en la playa.

Me senté frente al televisor y comencé a ver la noticias, Leonardo conducía, así que no quería hablarle, pues sé que terminaría discutiendo con él y no quiero tener un accidente, aún tengo mucho que enseñarle a Sheila y no quiero morir, por lo que mejor lo ignoro y lo eso conducir.

Antes de llegar a nuestro destino, los niños despertaron con hambre, así que les prepare algo rápido de comer, como los niños estaba comiendo los deje con Leonardo mientras yo iba a comprar todo lo que necesito.

Como Leonardo es el culpable de que yo no tenga todas mis cosas conmigo, él me dio su tarjeta sin límites para comprar, así que pasaré lo que queda de la tarde en la tienda.

Salí de la casa rodante y camine un poco hasta la tienda y es que Leonardo estacionó en un lugar para casas rodantes que está muy cerca de la tienda y así nos quedamos a dormir ahí de una vez.

Como sabía que no iríamos a ningún lado, me tome mi tiempo para comprar compre siete pijamas, una para cada día de la semana.

Varios cambios de ropa, cosas para Sheila, los medicamentos que están por acabarse y muchos dulces, además de la comida que necesitamos.

Camine como por tres horas en esa enorme tienda, comer do frutas y comprando muchas cosas, hasta una camisa para Leonardo y Bryan compre, para que no digan que no le compre nada con su tarjeta.

Al apagar eran demasiadas bolsas, así que los de la tienda me prestaron un carrito y un trabajador me acompaño hasta la casa rodante, cuando termine de bajar las bolsas le di su propina y comencé a subir las bolsas.

Me pareció extraño no escuchar la voz de mi hija o de Bryan, no se escuchaban riendo, pero supuse que estaba cenando con Leonardo, subí todo a la casa rodante y estaba vacía.

—Sheila —La llamé, pues, de la habitación de Leonardo se escucha una melodía lenta, pero no sé donde están.

Camine desconfiada hasta la habitación de Leonardo y al entrar quede muy sorprendida, la habitación estaba decorada muy hermosa, hay velas encendidas y globos rojos en forma de corazones con letras blancas, qué juntos forma un, perdóname.

—Sé que fui un cobarde y merezco tú despreció, pero te amo Alicia, eres la mujer que quiero en mi vida, sé que me equivoque, pero de verdad estoy arrepentí y quiero tu perdón, perdóname y permíteme estar en tu vida y en la de tu hija —Leonardo se arrodilló frente a mí y yo nos abrazamos que hacer.

—Leonardo levántate —pedí nerviosa.

—No lo haré hasta que me perdones —inesperado, el arrodillado y la verdad ver a este hombre tan fuerte y guapo, ahí, arrodillado, pidiéndome perdón, hace que mi corazón se derrita.

—Está bien, te perdono, pero eso no significa que olvide todo lo que paso, saliste corriendo como un cobarde, decías que me amabas y cuando supiste de mi enfermedad me dejaste sola —reclame, porque aunque lo perdone, él me falló y no lo puedo olvidar así nada más.

—Ali, dame una última oportunidad y te prometo que no te fallaré, te amo —insiste Leonardo aún arrodillado

—Que me asegura que no te vas a ir si las cosas se complican aún más, Leonardo está enfermedad, ya no tiene cura que pasa si se complica, vas a volver a huir, porque si es así mejor, déjame sola, porque prefiero estar sola a verte huir y de nuevo —exprese y el saco algo de su bolsillo algo que en verdad no esperaba

—Alicia Cardi, te amo más que a Mi vida y aunque en el pasado comitiva muchos errores, no he dejado de amarte y ahora estoy seguro de que quiero cuidarte y protegerte hasta nuestro último aliento, te quiero en mi vida sin importar lo que tengamos que enfrentar lo haremos juntos, por eso quiero preguntarte ¿Quieres ser mi esposa? —literalmente quede petrificada.

No sabía que hacer, me esperaba todo menos que él sacara un hermoso anillo y me pidiera casarme con él, yo estaba preparada para decirle que no a estar juntos como novios o algo casual, estaba preparada para hacerlo sufrir un poco más, pero no para enfrentar tal pregunta, ahora ¿qué hago?




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