Luchadora

CAPÍTULO 23

ALICIA

Mire a mi amiga para saber y ella reconocía al otro hombre que subió en el escenario y así fue porque su cara de enojo cuando una mujer quiso acercarse a poner un billete en su pantalón lo dice todo.

Ambas nos levantamos de nuestros asientos y caminamos a grandes pasos hasta el escenario, Angie aparto a una mujer que se había subido a acariciar lo que es suyo y yo me puse frente a mi hombre y lo bese frente a todos.

Todas esas mujeres debía saber que él tiene dueña y esa soy yo, Leonardo tendrá que darme muchas explicaciones y la primera es porque está aquí semidesnudo y la segunda, pero más importante donde está mi hija.

—tú y yo vamos a hablar —Le quite la máscara a Leonardo y lo arrastre a fuera conmigo.

Cuando salimos del lugar ambos luchamos molestos, y me vale muy poco si él está molesto, más molesta estoy yo.

—¿Cómo pudiste escaparte para ver hombres?, ¿Qué no te basta conmigo? —indaga Leonardo

—No es eso, vinimos por unos tragos y aunque disfrutamos de la vista no nos acercamos a nadie, pero tú llegaste en cueros y esas mujeres te estaban tocando, yo sí tengo razones para estar molesta —respondí enojada, aunque él estaba igual que yo.

—¿A ver tú que harías si yo estuviera en un bar donde las mujeres bailen para mí y quieran estar conmigo? —pone de ejemplo Leonardo y yo ya sé a donde va, pero no es lo mismo.

—Si otra mujer te llegará a tocar y tú lo permites, te cortaría tu trompa de elefante sin importar cuanto me guste —le respondí y sus ojos se abrieron muchísimos.

—Amor, mi Ali, los celos me mataban, al saber que estabas ahí adentro y ni dejaban pasar a nadie que no fuera parte del espectáculo, así que nos tocó difractarnos así, acaso no te cuesta —preguntó el muy idiota acercándose de manera seductora a mí, pero lo frene, pues, falta alguien muy importante.

—¿Dónde está mi hija Leonardo lombardo? — pregunté con los ojos entre cerrados

—Tranquila, no me mires así, nuestros pequeños están en el hotel con mi nana, de confianza, me cuido a mí desde pequeño y siempre a cuidado de Bryan, llegó para la boda, cuando ustedes se fueron a comprar los vestidos —responde Leonardo quien comienza a besar mi cuello.

—No estoy muy contenta contigo — comenté tratando de resistirme a ese hombre que con sus besos enciende todo mi ser.

—yo tampoco mi hermosa novia fugitiva, por eso te voy a castigar esta noche —Leonardo me lleva hasta un auto que no sabía que tenía.

—¿A dónde vamos? —pregunte en cuanto él me hizo subir al lujoso auto.

—Tenemos habitaciones reservadas en el hotel, bueno, todo el hotel, ay está cerrado para nuestra boda y pues te voy a castigar antes de casarnos, mi Ali —Leonardo me beso y cerró la puerta, para liego subir él en el asiento del piloto.

Leonardo puso el auto en marcha después de encenderlo y llegamos a un bonito hotel, total vacío, bueno, hay algunos empleados, pero somos los únicos huéspedes.

Leonardo me dijo en que habitación se encontraban los niños con su nana y fui a verlos, ambos dormían plácidamente.

Después de conocer a la señora entendí por qué Leonardo confía en ella, es muy dulce y tierna, quiere mucho a Leonardo y a Bryan y ahora que Leonardo se casara conmigo dice que querrá de la misma manera a Sheila.

Después de asegurarme que mi niña está bien, Leonardo me llevo a nuestra habitación, la cual está algo alejada de la de los niños, según él, para castigarme, pero no se imagina que el castigado será él.

Pues me la debe, pro andar los tirando lo que es mío en ese escenario a otras mujeres, yo fingí obedecerá en todo, cuando entramos en la cama me subí encima de él.

Entre besos y caricias llevé sus manos a la cabecera de la cama y antes de que él pudiera reaccionar le coloque las esposas que él pretendía usar conmigo.

—Ali, ¿qué haces suéltame? —pide Leonardo y yo sonrió con una so risa maquiavélica.

—No, señor, lombardo, esta noche usted será el castigado, por haber mostrado lo que me pertenece a otras y también, por hacerme suplicarle aquella noche, ¿lo recuerda? —indague mientras le quitaba el pantalón y lo dejaba únicamente en bóxer.

—Alicia, no juegues conmigo, suéltame ahora —exige el señor y yo niego con la cabeza, Leonardo intento soltarse, pero no pudo, ja, ja, ja esta noche me voy a divertir mucho, pues tengo a Leonardo a mi merced.

Subí a la cama y con una de mis manos acaricié a mi querida trompa de elefante, por encima de su bóxer, Leo, se estremecía al sentir mis caricias a su gran y muy despierto amigo.

—Esta noche sentirás lo mismo que yo sentí cuando no me permitiste tocarte Leonardo, pagaras por haber dejado que esas mujeres te miraran —le di un dulce beso y me fui a preparar para él.

Jajajá no le había dicho, pero además de vestidos de novia en la tienda, compramos ropa interior muy sexy, voy a tortura a mi Leo hasta que me Supliqué que lo deje entrar en mi histeria u sumergirse en lo más profundo de mi set.




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