LEONARDO
Cuando Sheila llego sola a la casa rodante pude ver como su madre y su amiga se iba, la nota que me dejaron decía que irían a la despedida de soltera de Alicia, algo que conociendo a ese par no sería nada tranquilo.
Así que aprovechando que mi nana llegó cuando ellas estaban comprando el vestido de novia, la dejé instalada con los niños en el hotel mientras Henry, las localizaba con el GPS de la casa rodante.
Una vez obtuvimos su ubicación nos dirigimos al lugar y al llegar no nos dejaban pasar, así que tuvimos que decir que éramos bailarines, moría por entrar y darle de nalgadas a Alicia por escaparse así.
Pero pude imaginar que en mi afán por querer castigarle, el que terminaría castigado sería yo, según por mostrar lo que es suyo, Ja, ja, ja mi Ali es posesiva.
Cuando me dejó esposado en el hotel, no sabía si llorar o reírme, porque esta me la descubro y sé que lo voy a disfrutar muchísimo, ya que no podía salir de la cama.
Con mis pies alcance el teléfono fijo a un lado de la cama, marque a la recepción para que me comunicaran con Henry.
Cuando Henry contestó y los dos nos contamos lo que nos pasó, ambos estallamos en una risa coloquial, pero afortunadamente él estaba libre y con la cada rodante a su disposición, así que le pedí que viniera a liberarme.
Espere una hora hasta que Henry llegó y cuando lo hizo o podía parar de reír, traía puesta ropa de mujer, según el porqué fue lo único que consiguió en la casa rodante de las chicas.
—Amigo estas mujeres se pasaron, hay que enseñarles quién manda —le comento a Henry mientras busco ropa para los dos.
—Sí, se pasaron de la raya, pero saber quiero a Angie el resto de mi vida a mi lado, así que necesito que me des permiso y hables con el juez, para que en tu boda civil Angie y yo nos casemos también —me comenta Henry y yo quede sorprendido, pues según él nunca se casaría.
—¿Y sí, ella no acepta? — pregunté sorprendido mientras adivinaba mi camisa.
—No le voy a preguntar, eso le pasa por andar dejándome con las ganas y desnudo, será mi esposa y no le voy a andar preguntando —me explica un muy seguro Henry.
En cuanto estuvimos listos, ambos fuimos por mi auto, el cual afortunadamente Alicia no se llevó y nos pusimos en marca a buscar a nuestras mujeres.
No sabíamos a donde habían ido, por lo que dimos una vuelta a los alrededores buscando la moto de Henry.
No detuvimos al recordar que Alicia se llevó mi celular cuando salió del hotel, así que los rastrea y resulta que dimos tanta vuelta para nada, porque se encuentran en el bar cerca del hotel.
Así que reunimos que regresar a nuestro punto de partida, al volver ya estaba por amanecer y el bar cerró, nos íbamos a regresar al hotel, pero las vimos a lo lejos sentadas en la orilla de la playa esperando que el sol saliera.
Mire a Henry quien asintió y juntos caminamos hasta ellas y las abrazamos por la espalda, se sobresaltaron por la, pero luego disfrutaron de nuestro calor.
—Has sido muy traviesa mi Ali —susurré en su oído mientras la abrazó por la espalda y me siento en la arena.
—Tú también —comentó ella apoyando su cabeza sobre mi pecho, dejé un pequeño beso en su mejilla y nos quedamos viendo el amanecer junto a nuestros amigos.
Cuando el sol salió pude notar su mano roja, quería preguntar, pero eso un momento muy lindo, así que esperaría a estar solos.
—¿Nos invitarán a desayunar? —pregunta Angie que se encuentra entre los brazos de Henry, al igual que Alicia entre las mías.
—Por supuesto, ¿Qué quieren desayunar? —indagó Henry
—Yo personalmente te desayunaría a ti guapo, pero puedo dejarte para el postre —le coquetea Angie a Henry y todos reímos.
Al final nos pusimos de pie los cuatro y fuimos al restaurante del hotel, el cual es el único abierto tan temprano.
En el hotel, note que Alicia no era la única con la mano roja, su amiga Angie también, además de algunos rasguños en sus manos, lo que me hace suponer que pelearon, pero no sé él, ¿por qué?
ALICIA
En el bar cerca del hotel Angie y yo nos tomamos algunas copas más, disfrutamos de la música y pedimos algunas cosas para comer, sonreímos alegremente hasta que vi dos personas que jamás pensé volver a ver y menos juntas si planeaba ir a buscarlas en este viaje y enfrentarlos pro separados, pero ellos vinieron sólitos.
—¿Qué te pasa amiga? —indaga mi amiga al verme concentrada, observado a los de la otra mesa.
—¿Vez a ese infeliz de la mesa de al lado?—pregunté y mi amiga volteó a mirar con disimulo
—Sí, ¿qué pasa con él? —Angie interroga curiosa
—Es él mal nacido hermano de mi madre —respondí y Angie, quien conoce toda mi historia, se puso furiosa.
—¿El imbécil ese que me contaste que te trato muy mal, que es un desgraciado, que ni su propio hijo lo quiere? —Angie enojada y sorprendida a la vez
—Di ese mismo y la mujer a su lado, es una de las chicas mayores de los internados donde estudie, le encantaba abusar de las niñas pequeñas en ese momento de mí —comente y mi amiga sirvió dos copas más.
—Vamos a enseñarles que ya no eres la misma y que no estás sola —indico Angie tomando todo el contenido, de su copa y yo hice lo mismo.
Juntas caminamos hasta la mesa de al lado, y en cuanto esos dos me vieron sus caras cambiaron, si soy fácil de reconocer mi cara y cuerpo no han cambiado demasiado.
—ahora querido tío, ¿dónde dejaste a mi tía? —Indague y su cara de enojo era evidente.
—Eso a ti que te imprime, siempre fuiste una cualquiera, metiche que no sabía ocupar su lugar, una altanera mal educada —mi querido tío se calló la boca cuando Angie tomó la copa que él tenía sobre la mesa y le lanzó todo el contenido en el rostro y para rematar yo le di una bofetada muy fuerte, bueno fue un puño, pero se lo merecía por Cabrón el maldito.
—Ustedes quienes se creen que sin, llamaré a la policía —la tonta y buena para nada de la mantequilla de mi tío debió quedarse callada considerando su pasado conmigo.
Editado: 19.09.2024