Luchando por tu amor

Luchando por tu amor

Capítulo 1

Luchado por tu amor. Una secuela de: Me enamoré de una bailarina.

Escapando para olvidar.

Las primeras semanas de mi decisión fueron duras, tuve que cambiar de teléfono porque por poco me encontraban, logré hallar un empleo de medio tiempo como mesera de un restaurante. Me gustaba ese lugar, era tranquilo y el sol de verano siempre atraía muchos clientes generosos que daban buenas propinas.

A decir verdad todo estaba tomando forma, aunque igual me costaba cuando llegaba a la habitación que estaba rentando, debido al dolor que me ocasionaba pensar en todo lo que dejé atrás, costaba pensar que ya habían pasado 4 meses de ese día y todavía lo sentía como si hubiera ocurrido ayer.

Mientras me adaptaba a mi nuevo ritmo de vida, entre idas al trabajo y encontrar la manera de no solo tener un simple trabajo como mesera, como si fuera parte del destino y por fin la vida me diera una oportunidad. Un hombre joven de unos 34 años entró al local por la mañana pidiendo un café, yo le atendí como solía con todos, dedicando mi mejor sonrisa y siendo amable para que el cliente se pudiera sentir cómodo. La verdad noté que ese hombre me miraba un poco raro, pero lo atribuí a que era su manera de ver a las personas.

Después de servir su pedido me retiré de la mesa y al terminar hizo una seña para que me acercara, yo acudí porque era parte de mi trabajo ver si el cliente deseaba algo más, no obstante su pregunta me dejó un poco desorientada.

—Oye, sé que es un poco extraño que alguien te haga esta pregunta, pero... ¿Alguna vez has modelado? —interpeló y no supe que contestar, estaba confundida—, No te ofendas ni pienses que soy un loco acosador, mira me llamo Alejandro y me dedico a representar modelos para revistas, a mí me piden una chica que encaje con los parámetros que ellos piden y mi trabajo es poder encontrarlas —explicó con detalles y aun de esa manera seguía pareciéndome bastante sorprendente, nunca me había ocurrido algo así.

—Perdone, de verdad quisiera saber que contestar, pero me ha tomado por sorpresa, a decir verdad no creo tener el perfil de una modelo —aseguré y negó.

—Oh, no, no, por supuesto que encajas, desde hace tiempo estamos buscando una chica que no sea la típica rubia teñida para comercial de verano, mis jefes estaban pensando en una joven fresca de cabello oscuro y tú cumples con los requisitos, de verdad me gustaría poder hablar contigo sobre una posible entrevista, no sé qué tan interesada puedas estar en la propuesta, pero te aseguro que es una gran oportunidad —confesó extendiendo una tarjeta. La tomé viendo un número telefónico y el logotipo de un sol con una figura femenina que llevaba gafas y cabello suelto.

Analicé por un instante su rostro y parecía ser ese típico empresario que se dedicaba a los negocios, obviamente me iría con cuidado porque no quería terminar en una zanja muerta por creerme el cuento que le decían a muchas, por lo cual siendo amable le dije que pensaría en llamarle, eso dándole tiempo a investigar la supuesta empresa para la que estaba trabajando. Con una sonrisa amable aceptó y dejó pago el café más una propina generosa, dijo que esperaría mi llamada y se retiró de la cafetería. A decir verdad tenía curiosidad por saber y lo seguí con la mirada notando que ese sujeto se estaba subiendo a un Ferrari, y por supuesto ningún hombre común tendría tanto dinero como para tener ese coche.

《 Puede ser rentado 》

Mi mente me sacó esa idea en un segundo, aunque de igual manera alguien que tenía dinero para rentar ese vehículo no puede tratarse de cualquier persona.

Seguí mi día como siempre hasta que llegó el momento de volver a casa, ahí me senté en la computadora para investigar sobre la dichosa empresa para la que trabajaba Alejandro, entonces pude describir que todo aquello mencionado era una verdad bastante cierta, en la mayor parte de las fotos aparecía él, también modelos posando para fotos profesionales y vídeos cortos de Facebook donde ellas hacían alguna pose sonriendo, o gestos que atraían la atención del espectador.

La dirección del lugar coincidía con la tarjeta que él me regaló, además de su número telefónico para agenda alguna cita.

Todavía me costaba creer que ese hombre me pudiera considerar como una opción de modelo, nunca antes pasó eso por mi cabeza y la idea parecía bastante descabellada, aunque al ser una oportunidad quizás era lo que yo estaba esperando.

Necesitaba pensar bien las cosas antes de tomar una decisión, si quería llamarlo era fundamental saber qué iba a decirle, por lo tanto, dejé pasar esa noche y en la mañana antes de irme al trabajo armé todo en mi cabeza.

Quería saber como funcionaría, si en realidad calificaba como modelo, y qué cosas debía hacer obviamente nada de desnudarte y tampoco bailar para nadie, no quería repetir la misma situación de Nueva York porque se suponía yo estaba huyen de todo eso, así que sería clara con lo de mantenerme vestida, a pesar de que vi mujeres en traje de baño también existían fotos donde las modelos posaban con ropa de marca.

En el trabajo estaba siendo difícil concentrarme porque no dejaba de pensar en esa conversación, así que mis ansias no me dejaron en paz hasta llegar mi hora de descanso y aproveché para marcarle a Alejandro, él atendió personalmente, con una amabilidad y profesionalismo evidentes.

—Hola, Alejandro, soy Aria la chica que trabaja en la cafetería me diste tu tarjeta ayer, estoy interesada en el empleo —fui al punto.

—¡Hola! Vaya, que me alegra recibir tu llamada, sabes justo hace unos minutos acabo de estar reunido con mis jefes, hoy tenemos sesión de fotos programada para las 6 de la tarde, quizás quieras venir a ver como es el trabajo —invitó y parpadeé varias veces.

—Oh…

—No es obligatorio, solo me gustaría que pudieras ver el modo en que llevamos las cosas aquí, siempre hay profesionalismo y respeto con las chicas que posan para las fotos —aclaró ese punto que era mi más grande preocupación y no vi por qué estaría mal echar un vistazo.




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