Luciano

Capitulo 8

SANTIAGO

Me desperté como todos los días, después de arreglarme fui a la habitación de Luciano para ayudarle a arreglarse, pero ya estaba listo, Sara ya se había encargado de él, bajamos los tres al comedor, desayunamos juntos y le dije a Luciano que fuera por su mochila.
—Padre, a Luciano le gusta que tía Sara lleve a la escuela, ¿puede tía Sara puede llevar a Luciano?
—Claro que si, tía Sara, puede llevar al principito a la escuela, anda, ve, te lavas los dientes y trae tu mochila, aquí te espero para que papá pase a dejarnos al colegio.
—Gracias princesa, también quiero que me acompañes a la empresa, te quiero proponer algo espero y aceptes.
—No me des las gracias hermanito, yo encantada llevo a mi principito al colegio y lo recojo, así lo haré mientras esté aquí con ustedes, amo a mi sobrino y hago por él lo que sea.
— Está bien, entonces vamos que se nos hace tarde, creo que estoy pensando en comprarte un auto para que te puedas mover, mientras usas el mío.
Nos subimos al auto, los llevé al colegio en donde como todos los días dejamos a Luciano. Pero esta vez entramos hasta su salón, así lo quiso Luciano, luego la presentó con su maestra. Aproveché ir a dirección para notificar que Sara tiene autorización de recoger a Luciano, después salimos y llegamos a mi oficina, ya la nueva secretaria estaba en su lugar y Rubén enseñándole lo que tiene que hacer.
— Rubén, será que podrían traernos dos cafés, ¿por favor?, el mío con uno de azúcar y negro, el del señor ya sabes —pidió Sara a Rubén
—Sí, señorita Montemayor, en seguida se los llevan, —contesto Rubén.
—Gracias Rubén, mejor que traiga los cafés, la señorita Cabrera los quiero a los dos en mi oficina, más tarde, vamos a hablar un rato —le ordené a Rubén, mi secretaria salió por el café
—Sí, señor, aprovecho a avisarle que está listo los documentos que me pidió, y en la tarde tiene la cita para las terapias de su hijo.
— Bien Rubén ya los reviso, y gracias por recordarme de la terapia, vamos hermana pasa —entramos a mi oficina los tres, les indiqué que tomaran asiento, mientras leía los documentos que Rubén me trajo, Sara se puso a acomodar otros que están desordenados, nos trajeron el café, y pasamos a la pequeña sala que tengo en mi oficina.
—Ahora sí, estaba pensando anoche en lo que quiero proponerte, pero antes quiero que me digas la verdad, que te hizo regresar, sé que por ayudarme, pero también sé que hay algo más, a ver princesa soy tu hermano y te conozco bien, que sucedió ¿ya no confías en mí?
— No es eso hermano, me da vergüenza y que te decepciones de mí, te falle y estoy muy avergonzada, no quería venir, solo quería desaparecer, pero tú no te mereces lo que hice, —o dice llorando y agachando la mirada hacia el piso.
— No sé qué es lo que hayas hecho, yo siempre voy a apoyarte, eres mi hermana y la única familia que tengo, dime lo que sea que haya pasado aquí estoy para ser tu hombro donde puedas llorar.
— Perdóname hermano, yo me enamoré de un hombre que creí que me amaba, era feliz que estaba pensando en presentártelo, había hecho planes que para fin de año venir con él, él se portaba bien al principio, era muy atento, cariñoso, después empezó a cambiar, me empezó a celar por nada, me ofendía hasta llegar a dar bofetadas. Yo lo amaba, me entregué a él y quedé embarazada, te juro que no fue intencionalmente, yo me cuidaba, pero falló, cuando se lo dije que seríamos padres yo creí que se pondría contento, fue todo lo contrario enfurecido, me insultó hasta me golpeó tan fuerte que terminé en el hospital, perdí a mi bebé, no tenía a nadie. Estaba sola, él no apareció, me dejó en el hospital, lo denuncié, las autoridades no hicieron nada, sus padres lograron pagar mucho dinero para que su hijo no pisará la cárcel, ya no quería estar ahí, sentía que me iba a morir si me quedaba, por eso decidí regresar, a estar con ustedes.
Perdóname Santi, no supe valorar lo que me das, te falle y acepto lo que me impongas, si no quieres que esté en tu casa no te preocupes, busco donde vivir y un trabajo para mantenerme, pero solo te pido perdón.
— Porque no me lo dijiste antes, pasaste por eso tú sola, no me llamaste, eso sí me da coraje, somos hermanos por Dios Sara, debiste llamarme e iba inmediatamente por ti. Si estoy enojado por como hiciste las cosas, pero no quiere decir que te voy a dejar sola, tú no te vas de casa, también es tu casa. Siento tu perdida hermana, era mi sobrino o sobrina y también me da mucho gusto que hayas denunciado a ese patán, poco hombre, ya dejemos todo eso atrás de ahora en adelante tienes que enfocarte en ti, saber elegir en quien te enamoras, —abracé a mi hermana, no creía en lo que estaba pasando, le di un beso en la coronilla de su cabeza y deje que se desahogara.
—Gracias Santi, voy a ser mejor, terminaré mi postgrado desde aquí, ya solo me queda unos meses y buscaré un trabajo para ayudarte en casa.
—de eso precisamente de lo que quería hablarte, que trabajes aquí conmigo, tienes muchos conocimientos y estudiaste administración. Que te parece si me ayudas con la vicepresidencia, a nadie le he dado ese puesto, porque desde que abrí esta empresa pensé en ti solo estaba esperando a que regresaras y lo aceptaras, que dices, le digo dándole una sonrisa y estirando la mano en señal de cerrar un trato.
— Acepto señor Montemayor, gracias hermano no sabes cuanto me hiciste falta, tenía miedo a que me rechazaras, como dijiste eres mi única familia, te quiero mucho Santi, te voy a ayudar y juntos sacaremos la empresa adelante y será una de las mejores en el mundo, tengo muchas ideas y las quiero compartir contigo —estrecha la mano para aceptar el puesto que Santiago le da
— Perfecto, entonces vamos te voy a enseñar la que va a ser tu oficina, esta vacía, pero puedes acondicionarla a tu gusto y también contrataremos una secretaria para ti.
Me dio gusto que aceptara, aunque no me gustó lo que me dijo, lo que tuvo que pasar, no la culpo, solo estoy aquí para apoyarla y de ahora en adelante lo voy a hacer, ella no está sola, me tiene a mí, su hermano.




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