Luciano

Capitulo 18

Ahora estoy aquí en la Importadora llevando los negocios de papá y al mismo tiempo junto a tía Sara la constructora, ella ha sido mi cómplice en todo, hacemos un buen equipo, ya no trabaja con papá, pero tiene acciones en la empresa y de esas se encarga su esposo quien junto con papá están a punto de retirarse. Cuando sus hijos, o sea Zuly y Josué, se encarguen, mientras yo lo estoy haciendo y ellos vienen a apoyar, he estado revisando todo lo relacionado con la empresa, desde lo administrativo como lo estructural y es aquí donde más me voy a involucrar, voy a renovar el edificio que tanto le hace falta He estado trabajando mucho, revisando contratos con importantes empresas y son muy beneficiosas para la Importadora, hablo con papá sobre renovarlas y para eso mi hermanita es la que va a ayudarme, como mi asistente y mano derecha es la indicada de hacer las propuestas.—Señorita Montemayor, venga a mi oficina, le digo, si aquí somos muy formales, padre nos enseñó a ser responsables y no mezclar los sentimientos y más en la toma de decisiones, la veo entrar y le pido que tome asiento.—Dígame señor, dice en su papel tomando nota, a veces verla sería me da risa, pero primero lo profesional, —tomé estos contratos y quiero que haga una buena propuesta para presentarla con nuestros clientes, espero tenerla pronto. Le digo y ella toma las carpetas y las revisa.—Como usted diga señor, se la tengo lista para mañana, después de mis clases, me dice y se levantó como ya era hora de comer, —señor le parece si lo invito a comer, hay un restaurante aquí cerca y le puedo ir adelantando lo que se me ocurre para las propuestas de estos contratos, me dice y le doy la mano para salir de la oficina, solo con ella me dejó y dejo que me toque.Salimos de la oficina, Josué salió de su oficina y también se unió a nosotros, fuimos a comer, después los dejé en la Importadora y me fui a la constructora, tenía una reunión muy importante que de ella depende un buen contrato que me dé a conocer antes uno de los mejores.—Tía hermosa, que tenemos, le digo a tía Sara y me abre los brazos como cuando era niño, me gusta que me consienta a pesar de tener a su hijo no ha cambiado conmigo, me da muchos besos por toda mi rostro, aunque eso sí ya no me gusta que lo haga ella sigue haciéndolo de todas maneras no importando quien esté cerca, bueno solo con los conocidos porque delante de los clientes se porta toda profesional.—Ven mi niño, ya los clientes están en la sala de juntas esperando, confía en mí, vamos a cerrar este contrato como siempre tú y yo hasta la cima, dice mi tía y yo solo sonrío al recordar que desde niño así me decía para que no me rindiera cuando me daban mis crisis de ansiedad.—Vamos, le digo tomándola del brazo y doy un suspiro profundo para darme ánimo, mis nervios estaba al flote, mis manos sudaban y mi corazón acelerado, entramos a la sala y ahí estaba el señor Urrutia y una joven a su lado, creo es su asistente, los saludo y me siento en mi silla, la tía Sara a mi lado y hace las presentaciones por ambas partes y ahí me doy cuenta de que es su hija, no habla solo ve a todos y por todos lados, por lo que observo ha de tener algún problema cognitivo, bueno no quiero indagar en eso, no es mi problema, a lo que vine emojis hablar y le presento mi propuesta, la joven me queda viendo y luego ve a al señor Urrutia y este asiente.—Bien, a mi hija Clara le gusta su propuesta y si ella está de acuerdo yo lo apruebo, dice y a ella se le dibuja una sonrisa, me quedo viendo y es una sonrisa muy bonita, mi tía carraspea y yo vuelvo a la realidad. Iba a hablar cuando la puerta se abre y la que entra como es costumbre haciendo su propio escándalo, si mi amiga Minerva.—Hola guapo, tía Sara, padre ya viste la propuesta, te dije que te iba a gustar, Luciano es un gran arquitecto, es el mejor, princesa, te gustó a ti verdad, esta mujer hablaba y no había nadie que pudiera callarla.—¡Ey! Tu loca, la puerta sé toca que modales son esas, le digo y ella junto a tía Sara se ríen a carcajadas, el señor Urrutia y clara que ahora sé que es su hermana y su papá la quedan viendo y yo qué vergüenza, ay no me quiero morir. —Disculpen, les digo y me levanto yendo hacia ella, la abrazo y le doy un beso en la frente, solo así hago que se calme por lo intensa que es.—Minerva, qué confianza son esas con el joven Montemayor, dice su papá, —no cambias para nada.—déjela señor Urrutia, ya la conocemos y sabemos cómo es, dice tía Sara, disculpe usted, pero sabemos lo loquita que es esta niña, se levanta y la saluda con un abrazo y el señor solo sonríe y mueve la cabeza.—Siempre ha sido así, disculpe las molestias, dice y tía Sara solo mueve más manos en señal de que no hay problema, —Entonces no se diga más, espero los planos de la construcción y la firma del contrato, nosotros nos retiramos tenemos otras cosas que hacer —dice el señor Urrutia y le da la mano a su hija para levantarse, nos despedimos con un apretón de mano y cuando se la doy a ella agacha la mirada y luego se esconde detrás de su papá.—No lo tomes a mal, ella es así casi no habla, bueno con quién no tiene confianza, pero por lo que vi tú le gustaste y mucho, a nadie le levanta la mirada y contigo amigo mío te vio más de veinte segundos, dice Mine y mi tía me ve, yo me sonrojo y siento mi cara arder, no sé qué me vieron que las dos empezaron a reír.




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