Luciano

Capitulo 29

—Eso no es verdad, tú no puedes hacerme, eso soy tu madre —me dice alzando la voz—No soy su hijo —le grito —una madre no echa a la calle a su esposo con su hijo de tan solo dos años, usted perdió ese derecho —le digo muy alterado, mi madre trata de abrazarme cuál rechazo y me acerco más a esa señora —que es lo que quiere dígamelo de una vez, qué pretende con hacerme daño y téngalo por seguro que no lo va a lograr —le digo muy cerca de ella, agarre valor para hacerlo y no sé dé donde, tengo muchos sentimientos que no puedo expresar lo que siento en estos momentos.—¿Qué es lo que quiero? Que me puede ofrecer un pobre diablo como tú —dice señalando a mi padre, —eres un muerto de hambre, yo te saque de la pobreza dónde estabas, gracias a mí, mi padre te dio trabajo y te enseño a hacer negocios, todo lo que tienes me lo debes a mí y solo a mí —dice mirando con odio a mi padre y a mi madre.—Te equivocas Fátima, gracias a mí está empresa creció y salió del hoyo donde tú la has llevado todo el tiempo con tus derroches, tu padre el señor Soler confío en mí y si hay una cosa que te agradezco —dice mi padre haciendo un silencio —te agradezco que me hayas dado un hijo maravilloso, bondadoso e inteligente como mi Luciano —menciona con lágrimas en sus ojos, mi madre lo toma de la mano aún ella sigue callada, viendo las reacciones de cada uno y principalmente el de Fátima.—¡Fantástico!, que puede hacer este engendro, enfermo y raro solo míralo tiembla y esos movimientos raros que hace —dice despectivamente hacia mí y porque mi padre tenía agarrada a mi madre de la cintura no se le ha ido encima, sé cuánto se está aguantando y yo solo la veo y camino de un lado a otro.—No hables así, ¿qué no tienes un poco de amor hacia él, qué dices que es tu hijo? ¿Acaso no es lo que decías hace un rato?, —pregunta mi padre —veo que aún no tienes ni un poco de amor por tu propio hijo, nació de ti, pero que puedo esperar si hace más de veinte años que no siquiera lo ves o preguntas por él.—Yo quería tener un hijo normal, sano que siguiera con la dirección de la empresa de mi padre, no a este enfermo, cosa rara —dice viéndome con ¿odio? No puedo describir su mirada, estoy sumido en mis pensamientos cuando escucho un ruido fuerte y volteo a ver qué se está sobando la mejilla.—¿Qué te crees para decir esas tonterías estúpidas?, no mereces ser la madre de mi hijo, si señora, ¡mi hijo! Porque yo lo críe, lo eduque y le di el amor de madre, no conoce a Luciano, es el niño más normal que cualquier otra persona como usted —le dice mi madre tranquila, pero sé que ella me dio la cachetada, cuando paso eso no lo sé, ni lo vi venir —¡ah! Otra cosa, Luciano no está enfermo, está más sano que usted y que yo juntas, su condición lo hace un ser inteligente y maravilloso, el cual usted “SEÑORA” no tiene la oportunidad de conocerlo, vámonos mis amores, aquí no hay nada más que hacer —dice mi madre dándome la mano para sacarme de ahí.—Ya que no quisiste esto por las buenas, Fátima, espera a mis abogados y la demanda que ya interpuse —le aclara mi padre saliendo de esa oficina.—Esto no se va a quedar así mujerzuela de quinta, —escuchamos al salir y mi madre quería regresar a darle otras cachetadas, pero mi padre no la dejó, se lo negó con la cabeza y salimos de ahí.—¡Señor Montemayor, espere! Escuchamos atrás de nosotros y volteamos a ver quién le hablo a mi padre.—¿Que quiere, señor Francisco? —le pregunta mi padre —espero sea algo importante —dice y ese hombre se acerca a nosotros—acompáñenme a la cafetería de enfrente, ahí podemos hablar, —dice y nos volteamos a ver los tres al mismo tiempo.—Diga lo que tenga que decir ahora mismo —dice mi madre desconfiada a este hombre.—Está bien, cuanto están dispuestos a darnos por la cancelación del contrato con su empresa —dice con una sonrisa y por lo que observo, este hombre no es de fiar, siento que él es el que está hundiendo, esta empresa y Fátima se deja manejar por este hombre.Me quedo viendo a mi padre y sé que piensa lo mismo que yo —daremos lo justo, lo que está estipulado en las cláusulas del contrato, no más —le digo muy seguro y mi padre asiente.—Su jefa desiste del acuerdo, ¿qué le hace pensar que ahora estará de acuerdo con lo que usted nos está diciendo? —pregunta papá y él mira para todos lados como buscando algo o a alguien.—Sé que la señora va a aceptar, eso déjenlo en mis manos, yo la voy a convencer, solo una cosa, levanten esa demanda —dice, pero hay algo que no me convence—¿Cuál es su interés en que desistamos de la demanda? —le pregunto —vamos a hablar con nosotros abogados y le haremos saber nuestra respuesta, vamos padre, quiero salir de aquí —les digo caminando hacia el auto.Mis padres nos siguieron y dejaron a ese señor parado sin decir nada, subimos al auto y papá se puso en marcha.—¿Estás bien? Pregunta mi madre —¿quieres ir a casa o ir a otro lugar? —madre me conoce y sabe que no me siento bien —amor, llévanos a su lugar favorito —le indica a mi padre, ya que yo no le respondo.En estos momentos me pasan por mi mente muchas cosas, su desprecio lo vi en sus ojos, muchos años queriendo verla y escuchar un te quiero de parte de ella y una explicación creíble por la que me había alejado de su lado, no llego.




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