Luciano

Capitulo 34

—No me gusta —le digo levantándome y tomando el libro que estaba leyendo, la dejo con sus gritos y entro a la casa.

Llegó papá de la oficina, nos sentamos a la mesa a cenar, Mine me quedaba viendo y sonreía, yo agachada le dije —me voy a enojar —y seguí comiendo.

—Mañana a medio día el joven Luciano llevará los planos corregidos a la empresa ¿te gustaría estar presente mi bella hija? —me pregunta papá, no le digo nada solo le sonrío, —son los últimos detalles para viajar la próxima semana a ver los terrenos por lo que viajaremos tú yo mientras mi hermosa flor se queda al mando en la empresa —dice dirigiéndose a mi hermana.

—Está bien papá, —responde Mine —pero, ¿si vamos a ir a la fiesta del aniversario de la empresa del papá de mi amigo, verdad? —le pregunta a papá.

—Si hija y quiero que acompañes a tu hermana por su vestido, ella también irá esta vez —dice y lo mire sorprendida, es la primera vez que voy a esos eventos.

—Bien papá, mañana vamos después de su reunión que tiene con Luciano —dice con una sonrisa

Terminando de cenar subí a mi habitación a descansar, mañana voy a ver al joven Luciano, espero que ya esté listo y quede tal como lo pedí para empezar a andar el proyecto y en unos meses mi primer hotel este en abierto al público.

Aquí estoy en la oficina de papá, su asistente le aviso que el joven Luciano ya llegó, papá lo hace pasar, entra, pero no viene solo, —¿quién es la joven que viene con él? ¿Será su amiga? O ¿será su novia? —me pongo nerviosa porque la chica me queda viendo.

—¡oh, una disculpa! —dice papá —no las he presentado, hija, ella es la señorita Monte mayor, señorita Montemayor, ella es mi bella hija Clarita —nos presenta papá y la señorita me saluda con la mano, —no es su novia, ¡es su esposa! —digo en mis pensamientos y siento agua en mis ojos.

—Mucho gusto, señorita Clara —responde ella con una sonrisa, el joven Luciano está viendo hacia mí y está callado.

—Bien, entonces joven Luciano, veamos cómo vamos con el proyecto de mi bella —dice papá y el joven se aclara la garganta.

—Sí, si aquí los traigo —dice extendiéndolos en el amplio escritorio de papá, comienza a explicar y cuando no haya una palabra que quiere decir la señorita lo explica, no levanto la mirada, pero siento como ella me queda viendo.

Lo que Luciano nos presentó estaba muy bien, le di mi aprobación y papá también, quedamos en el día que vamos a viajar y quienes van a ir de parte suya y la nuestra, nos quedamos en ver ese día en la Riviera Nayarit, México, se despidieron de nosotros y antes de irse.

—Es muy bonita señorita Clara —dice ella y me dio coraje escucharla, —un gusto conocerla, espero volverla a ver —yo espero que no —susurre bajito para que no me escuchará.

Sentía mi cara que ardía, me toque y la siento caliente —¿nos podemos ir? —le pregunto a papá —no me siento bien, papá llévame a casa —me sentía inquieta, incómoda, salimos con papá rumbo a casa, cuando llegamos subí a mi habitación a darme un baño para ver si se me pasaba, pero solo recordaba a esa señorita y volvía a sentirme molesta.

Baje a comer y Mine ya había llegado, comimos y después nos fuimos al centro comercial por mi vestido, pasamos toda la tarde de compras, se me olvidó un poco lo que había pasado en la mañana.

Llegamos a casa con muchas bolsas, eran más de mi hermana que mías, a ella le gusta comprar, es su pasatiempo favorito y ella es la que me ayuda a escoger y comprar mi ropa y eso me gusta porque no soporto estar mucho tiempo en medio de mucha gente.

Aún no le conté lo que pasó en la oficina de papá, cómo me siento molesta porque vi al joven Luciano con otra chica que no soy yo y es su esposa, dejo de pensar, muevo mi cabeza para sacarlo de mi mente, entre a mi habitación a darme un baño, quiero descansar.

—¿Quieres un café o té? —me pregunta y lo miro cuando me toma la mano.

—Hoy me apetece un té, y ¿tú qué tomarás? —le respondo, y le sonrió.

—Nos trae un café y un té para mi novia, también unos bocadillos, gracias —le dice al camarero quién toma nuestro pedido y se va, seguimos tomados de las manos viéndonos a los ojos.

—¿A dónde te gustaría ir? —pregunta tomando su café —si quieres podemos caminar un rato —vuelve a decirlo y yo solo asiento.

Salimos del lugar tomado de las manos, caminamos por la calle, platicando de lugares que nos gustaría visitar, al llegar a un parque nos sentamos en unas bancas y pudimos observar las luces de los edificios que se nos hacían fascinantes, era la primera vez que las veía y más con él.

Nos levantamos y nos fuimos, ya era tarde y tenía que llegar a casa, subimos al auto rumbo a la mansión de mi familia, es muy caballeroso y respeta los horarios que debo estar en casa.

—Llegamos —le digo y volteo a verlo cuando estaciona el auto —gracias, por traerme a casa, —estoy contenta, sonrío y él también, se baja y va a abrir la puerta para que yo baje.

—La he traído a casa, señorita, —me dice al ayudarme a salir del auto y me acompaña hasta la puerta.

—Me la pase bien —le digo y él se acerca a mí poco a poco, lo quedó viendo, nos miramos a los ojos y agacha su mirada a mis…

—¿Por qué estás agitada?, ¿te sientes mal? Papaaaaaaa —grita mi hermana y toca mi frente.




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