Luciano

Capitulo 41

Llegamos a casa de los abuelos, como siempre lo hago bajo de la camioneta y camino hacia ellos, dejo un saludo de manos al abuelo y entro a la casa. No me fijé en quienes eran las invitadas de mi hermana, Josué me siguió detrás de mí, seremos solo nosotros dos y mi hermana con sus amigas no caso nos hará.

—Qué hermoso lugar, gracias por la invitación señor Montemayor —oigo decir una voz conocida que me hace voltear a ver y confirmar si es o no es.

—Estamos entre amigos y familia, así que solo dígame Santiago y gracias a ustedes por aceptar la invitación, verán que les va a encantar este lugar, —le responde papá y luego los presento con los abuelos.

—Gracias, también llámeme por mi nombre, Jorge, mucho gusto en conocerlos señores, su casa y todo es hermoso —le dice a mis abuelos quienes con una sonrisa los hace pasar.

—El gusto es de nosotros y estamos más que contentos con tener nuestra casa llena de risas, y tan agradables visitas, adelante están en su casa —les dice amablemente mi abuelita, saludando a Mine y a Clara.

Yo no salgo del asombro de verlos, cuando fueron invitados y por qué no lo sabía, mis ojos no dejan de ver a Clarita, estoy parado en medio de la sala cuando siento que tocan mi hombro.

—Sí que está guapa Clarita, ¿será que tiene novio? —pregunta Josué y volteo a verlo furioso —está bien, no dije nada, pero si está bonita y déjame decirte que harían bonita pareja, yo te ayudaré a conquistarla —me dice dejándome ahí parado, más bien clavado al piso porque no puedo mover un pie.

—¡Hola! ¿Estás sorprendido? —se acerca mi hermana y me pregunta, yo le asiento y le señalo —verás hermanito, ya que quieres saber por qué están aquí, fue para hacer la pases con tu novia —me dice con su sonrisita y voltea a ver a Clarita.

—No es mi novia —le aclaro agachando la cabeza.

—No, pero pronto lo será, a ti te gusta y tú le gustas, así que no vi inconveniente en invitarlos, es muy simpática, solo déjame decirte que me costó ganarme su confianza —sigue hablando contándome yo le ponía atención a lo que me decía.

Mine se acercó a saludarme y quería saludar a Clara, pero ella estaba con sus papás, es la primera vez que veo a su mamá, ayer no fue a la fiesta, es una señora, aunque veo que trata de acoplarse con mamá y las tías.

—Tadeo no vino, ¿por qué no lo trajiste? —le pregunto a Mine, —hubiera venido, vamos a ir al lago después de comer, a mí me gusta el lago, me gusta nadar y ver cómo se mueve el agua, sabías que hay peces, me gusta pescar, lo hago con el abuelo —les digo muy apresurado y Zully me pone su mano en mi hombro haciendo una mueca y sonriendo.

—Voy por Clarita, ya sé que quieres saludarla, no te aguantas las ganas —me dice Mine —Y Tadeo no pudo venir porque tenía cosas que hacer con su papá —dice y es cierto, no vino el tío Mario, lo busco con la mirada y no lo veo.

—Tío Mario y su familia vienen más tarde, iban a visitar a un familiar de la tía en el hospital y luego venían para acá —me dice Zully conociéndome que ya iba a preguntar por él.

—Sí, más tarde vienen —secunda mine caminando hacia donde está Clarita con sus papás y mi familia, fui detrás de ella para saludar a sus papás, aunque la intención fuera otra.

—Buenas tardes, señor Urrutia, señora, es un gusto tenerlos aquí con nosotros —los saludo amablemente —señorita Clara, buen día, que bueno que vino a acompañarnos —le digo a Clarita y veo como baja su mirada y sonríe.

—Joven Luciano, el gusto es de nosotros, le presento a mi esposa Lidia de Urrutia, a penas anoche llegó de un viaje —me presenta a su esposa —mi amor él es el joven arquitecto que hizo los planos y se encarga del proyecto de nuestra princesa —le dice a su esposa y ella sonríe alargando su mano para saludarme.

—Es un gusto conocerlo joven, y aprovecho para darle las gracias por lo que ha hecho por mi hija, no tengo con que pagarle lo que hizo, si usted no hubiera pasado por ahí no quiero ni pensar en lo que habría pasado —me dice la señora Urrutia con ojos llorosos y un agradecimiento sincero.

—No tiene por qué darme las gracias, es lo que hubiera hecho y lo volvería a hacer si veo que ella corre peligro, y es un gusto conocerla —le digo aceptando su mano y soltando rápidamente.

—Pasemos al jardín, ya está servida la comida —nos dice la abuela —espero sea de su agrado lo que nos han preparado —menciona la abuela tomando mi brazo y enlazando los suyos y le ayudó a salir al jardín.

—Mi príncipe, tan atento sabes que te quiero mucho —me dice la abuela en un susurro —he visto las miradas que le haces a la jovencita y como ella te ve, llévala al lago, muéstrame todo lo bonito de la hacienda —sigue diciendo la abuela moviendo las cejas y entrecerrando los ojos.

—Abu, yo también te quiero, más tarde vamos a ir a nadar al lago —le digo y ella sonríe y palmea mi brazo aprobando lo que le digo.

Todos nos sentamos a comer en ese gran comedor que pusieron en el jardín, en dónde podemos apreciar lo bonito de este lugar, Clarita ve para todos lados y en sus ojos veo emoción, creo que le gusta y espero le guste el lago y todo su alrededor.




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