Los adultos se quedaron conversando en el jardín mientras que los demás nos fuimos al lago, los caballos estaban listos para nosotros. Todos estamos en un caballo, uno, solo Clarita no se subía.
—Vamos hermana, no te vas a caer o si quieres vienes aquí conmigo —le dice Mine y ella se niega a subir.
—Si quiere le ayudo, —le digo bajando de mi caballo —vea suba en meloso es muy mansito, estará segura con él —le menciono agarrando a mi caballo y acariciando su lomo.
—Le tengo miedo, nunca me he subido a uno —contesta muy bajito que alcance a escuchar —me puede tirar —me dice.
—Venga, yo iré con usted, no tenga miedo meloso, es bueno con todos —le digo y ella se acerca al caballo haciendo que le ayude a subir, temblaba, pero lo hizo, después me subí atrás de ella —vamos a ir despacio no tenga miedo solo agárrese de aquí —le señalo
El fuste de la montura.
Fuimos despacio y le iba mostrando todo lo que rodea, iba emocionada por lo que veía, al llegar al lago las chicas y Josué ya estaban dentro del agua, a los pocos minutos llego Tadeo, nos metimos a nadar disfrutando de la tarde calurosa de ese día.
—Me encanta este lugar, es muy tranquilo y bello por todo lo que lo rodea —dice entusiasmada sentándose a la orilla del lago sobre una roca, aquí viviría sin lugar a dudas —dice y me siento a su lado observando a los chicos jugar.
—A mí me gusta venir, cuando papá se casó con mamá Molly aquí fue la fiesta, me quedé con los abuelos en lo que ellos se fueron de luna de miel, no me quise ir con la tía Sara, porque desde ese día aquí ha Sido mi refugio —le cuento el porqué me gusta este maravilloso lugar —aquí vengo cuando no puedo controlar mi ansiedad por el estrés, los abuelos saben que aquí encuentro paz y tranquilidad —le digo y ella asiente con la cabeza.
—Yo me refugio en mis libros y mis pinturas son mi terapia —dice y recordé que mamá me contó que compró una pintura de ella.
—Mamá Molly, hace poco compró una pintura suya, no sabía que pintaba —le digo con sinceridad —me gustaría ver sus obras, a mí me gusta dibujar lo hago desde muy niño, también es una forma de llevar terapia, pero lo que más me gusta es crear edificios —le digo y Clarita sonríe, la quedo viendo como sonríe y achica los ojos y sonrió al ver que me descubrió y se puso sería.
Tomé una toalla y se la puse en su espalda, —se está poniendo fresca la tarde —le digo cubriendo su espalda con la toalla.
—Gracias, ya me dio frío, creo que será mejor regresar a la casa —me dice y me levanto para tomar su mano y ayudarla a levantarse, también los chicos salen del agua.
—Ya vámonos, empieza a caer la noche y se está poniendo fresco —dice Zully tomando una toalla para sacarse.
Todos tomamos nuestros caballos y regresamos a la casa, Clarita regresó conmigo de igual, fuimos despacio, y hablando de lo que nos gusta.
—Le debo una disculpa y las gracias por ayudarme el otro día, no conozco a los tipos que me acosaron, me gusta ese parque, ahí voy a veces a caminar, ese día salí sola, de la empresa de papá y caminé hasta ese lugar, no me di cuenta me seguían, no sé con qué intención lo hicieron, pero gracias a ti no me pasó nada —me dice, me voltea a ver y me da un beso en la mejilla, no supe cómo reaccionar sentí un cosquilleo en mi cuerpo el que ella me haya tocado y me diera ese beso.
—No me debes nada, solo iba pasando igual decidí caminar para aclarar mi mente, acababa de tener un problema en la empresa y me sentía muy ansioso, caminar me relajó —le digo y ella asiente —me gustaría cuando regresemos a la ciudad invitarla a tomar un café o a comer lo que usted guste —le digo esperando que me diga que sí, siento mi corazón latir fuerte, lo toco y siento que se va a salir de lugar.
Llegamos a las caballerizas, baje primero para poder ayudarle, le di el caballo al capataz y las gracias, salimos de ahí, entramos a la casa y la abuela la llevo a la habitación para que se cambiara, yo fui a la mía. Después de un baño bajé, todos estaban en el jardín al rededor de una fogata que papá y el abuelo habían hecho.
Entramos todos al llamarnos para la cena, todos ocupamos nuestro lugar en la mesa, entre plática y risas cenamos, después se fueron a la sala a seguir con la plática, yo salí al patio trasero y me senté debajo de mi gran amigo, mi compañero en tiempo de ansiedad. Hoy estoy feliz porque pude platicar con Clarita y sé cuáles son sus gustos, eso me gusta a mí también, quiero protegerla, pronto iré con ellos a México a ver los terrenos del hotel y pasaré tiempo con ella, espero y acepte salir a tomar un café conmigo, cuando se lo propuse no dijo nada, pero esperaré su respuesta.
Me quedé un buen rato debajo de este viejo árbol, hablando con él, siempre lo hago como si me respondiera, me río de mí mismo.
—Amorcito, te estaba buscando y aquí estás —me habla mamá acercándose a mí y se sienta a mi lado, le sonrío porque sabe dónde encontrarme —te veo y te siento feliz, y creo saber la fórmula a tu felicidad o ¿no es así? —me cuestiona con una sonrisa y pone su mano en mi mano dando una palmadita.
—Mamá Molly, gracias —le digo y pongo mi cabeza en su hombro —ella me besó —le digo y mamá abre los ojos.
—¿Te besó? Cómo, dónde no, no me digas, pero que osada la niña —dice y la quedo viendo que se emociona mucho, ella ríe y la veo serio por lo que deja de reír.
—Me agradeció por lo del otro día y me beso aquí —señalo mi mejilla —Sentí cosquillas en mi cuerpo, mamá Molly me gusta, ella me gusta, quiero estar cerca de ella —le digo y me incorporo, nos levantamos y me da un abrazo.
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Editado: 27.10.2024