Clarita
Ese fin de semana, que estuvimos en la hacienda de los abuelos del joven Luciano, fue maravilloso, me encantó el lugar, su paisaje, el lago, todo lo que rodeaba ese lugar era espectacular, lo más interesante fue conocer más él.
Tenía muchas cosas por agradecerle que fue la oportunidad perfecta para hacerlo y le di un beso, no sé dónde saqué el atrevimiento por lo que hice que me sentí avergonzada. Aunque íbamos platicando mi rostro me ardía como si me quemara, lo bueno es que él no se dio cuenta por qué iba sentado atrás de mí en el caballo.
En la noche después de cenar, desapareció y no sé adónde se fue, me sentí triste por qué quería seguir platicando y él no estaba, me fui a la habitación que la abuela me asignó, me senté en la cama moviendo mis pies jugando con ellos.
—Mi bella dama, ¿podemos pasar? —habla papá al otro lado de la puerta, les doy el pase e ingresa con mamá, quien se sienta a mi lado y papá en un sillón.
—En que piensa esa cabecita —dice mamá tomando el cepillo y empieza a pasarlo por mi cabello —platicamos, ¿te ha gustado estar aquí? —me pregunta y levanto la mirada hacia ellos dándoles una sonrisa.
—Mi bella dama está contenta —dice mi padre acercándose a mí dándome un beso en la frente, —que bueno que estés contenta, este lugar es tranquilo, hasta a mí me gustó que ya quiero comprar una casa por acá cerca para escaparnos del bullicio de la ciudad —dice suspirando y sé por qué lo dice. Últimamente, ha estado muy estresado, está preparando a Mine para dejarla al frente de la empresa y así dedicarse a mamá quien también poco a poco ha ido dejando varios contratos en el mundo del modelaje, su academia y la casa moda que tiene le ha absorbido demasiado, pero no deja de atender a su esposo y sus hijas.
—Si me encanta este lugar, me siento tranquila, mamá, papá, el lago es muy bonito —les digo con gran emoción, hasta yo me sorprendo como me siento, mis papás me miran y ambos me abrazan.
Hablamos de como nos sentimos, los planes de mis padres y del hotel que se va a construir, en unos días vamos a ir a la Paz, Baja California Sur y mamá va a ir. Aprovecharán para tomarse unas pequeñas vacaciones, dice ella y a papá le causa risa, yo veo como ellos se quieren y pienso ¿yo podré disfrutar de un esposo como papá?
Después de un rato se despidieron y me vestí para acostarme y dormir, al siguiente día todos fuimos a un paseo en caballo, ya no le tenía tanto miedo, me subí a meloso y fue muy paciente conmigo, me llevo despacio. El joven Luciano iba detrás de mí en su caballo y mis papás se adelantaron con el resto, llegamos a una colina dónde hicieron una rica barbacoa, nos la pasamos bien que no quería regresar a la ciudad, pero como dicen todo lo bueno se acaba y aquí estamos regresando a casa.
Pasaron tres días que no he visto al joven Luciano, he ido a la cafetería de don Lupe y no ha ido por ahí, siento que lo extraño, lo he pensado estos días, he estado a punto de enviarle un mensaje, pero me arrepiento, no quiero que piense mal de mí. Hoy hay una reunión en la empresa con él para ultimar los últimos detalles del hotel y ver lo de la salida para México.
Me apresuro a bajar, se me hacía tarde y quería pasar por un café, le dije al señor Óscar que parará en la cafetería de don Lupe, hizo lo que le pedí, fue por mi café, alcé la mirada hacia una de las mesas del café, lo vi sentado. No conozco a la persona que está con él y se ve muy cómodo, no es su hermana, ni su tía, es bonita y joven, ¿quién será? ¿De dónde se conocen? Ella le toma la mano, ¿por qué me toma la mano?, él no hace nada por quitar su mano, se ve que está muy a gusto, el señor Óscar se está tardando mucho.
—¿Había mucha gente o estaban tostando café? Se nos hace tarde, debo llegar a la reunión con papá y mire la hora que es señor Óscar —¿por qué le hablo así? No está bien lo que hago —perdón, señor Óscar, vamos papá, me está esperando —le digo bajando la mirada avergonzada, nunca he tratado mal a nadie, mucho menos a los empleados de la casa y el señor Óscar me aprecia mucho.
—No se disculpe señorita, si había un poco de fila, no está el señor Lupe, por eso he tardado, ya pronto estaremos en la compañía —me dice poniendo en marcha el auto, el camino se me hizo largo e incómodo, quería salir corriendo del auto.
Llegamos a la empresa de papá, saludé a su secretaria y entre a la oficina, después nos fuimos a la sala de juntas dónde nos esperaba para la reunión, saludo a papá y al saludarme a mí no quise verle la cara, pase a un lado de él y me senté, presentó los últimos detalles del hotel.
—¿Qué te pareció bella dama? —me pregunta papá —a mí me gusta como se ve, si lo apruebas podemos irnos este fin de semana, —recuerda papá el viaje, que a estas alturas ya no sé si quiero ir.
—Está bien papá, me gusta solo que —digo y me quedo en silencio, volteo a verlo y está serio —no podré ir al viaje, papá entre tú y mamá pueden hacerse cargo y la decisión que tomen por mí está bien —le digo y él abre los ojos confundidos creo yo.
—Bien, —dice papá —el viernes por la tarde saldremos, le enviaré los datos a su correo, joven Luciano —le dice y este asiente —cuanto antes se empiece la obra, pronto será inaugurado el hotel —le dice, se pusieron de acuerdo para la salida a México y se despidió de él, antes de irse me volteo a ver solo le dije adiós con la mano.
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Editado: 27.10.2024