Luciano

Capitulo 48

Con papá nos hicimos cargo de su funeral, todo fue rápido, no es que no sienta nada, es mi madre lo sé, no se merecía una muerte así también lo sé, no sé que pasó y dónde está el supuesto novio si se supone que iba con ella, bueno eso es cosa que no me interesa saber, le dimos cristiana sepultura en dónde solo mi familia me acompañó y regresamos a casa.

En mi habitación me quedé pensando, como fue su vida, que hizo con ella que la haya llevado a derrochar todo el dinero que el abuelo le dejó, como fue que dejó que ese hombre la manipulara porque eso pienso que la manipuló a tal grado de dejarla en la calle, acabar con todo lo que tenía, me di un baño, no baje a cenar estaba tan cansado que me quedé dormido.

—¿Dónde estás? No te escondas, sal de ahí, —grito corriendo por la arena y buscando por las rocas que hay en ella, —¡aquí estás, te encontré! —la tomo por la cintura dando vueltas con ella riendo a carcajadas.

—Está bien me rindo, bájame —me dice ella colgada de mi cuello —bájame amor, bájame te prometo no volverme a esconder —me dice y me da un beso en la mejilla, la bajo quedándonos abrazados por un rato.

Nos sentamos en la manta que ahí estaba con muchas frutas y jugos, ella toma unas uvas y me da una en la boca, la cual la tomo, después sin precio aviso siento sus labios al tocar los míos.

Las ganas de ir al baño me despiertan, corro a él y siento una sensación en mi entrepierna, recuerdo otra vez ese beso y lo de la playa fue un sueño, solo un sueño, frustrado me doy un baño y después voy a la habitación de Zully.

Entro sin tocar, aún está dormida, me acuesto a su lado esperando a que se despierte que es pronto, me sintió entrar eso lo sé, la quedo viendo y empiezo a contar diez, nueve, ocho, siete, seis…

—Ya desperté, ¿tenías que entrar a mi habitación y no esperar a que bajara a desayunar? Interrumpes mi sueño nano, en serio me dormí tarde preparándome para un examen —me dice aún con los ojos cerrados.

—Ya es tarde, necesito tu ayuda —le digo y ella abre los ojos viendo la hora en su teléfono.

—Son las seis de la mañana, déjame dormir cinco minutos más —me dice cubriéndose todo el cuerpo con la cobija.

—No, necesito tu ayuda, voy a invitar a un paseo a Clarita, pero no sé a dónde —le digo quitando las cobijas de su rostro, Zully se sienta acomodándose en la cabecera.

—¿Sabes lo que a ella le gusta? —me pregunta y asiento —bien comencemos por ahí, dime qué le gusta y pensaré en algo —me dice y yo le cuento lo que a ella le gusta, las caminatas al aire libre, pintar y el bosque, los animales en fin le digo recordando lo que en la hacienda platicamos de lo que nos gusta.

—Ya con eso tengo, ahora sal de mi habitación, quiero dormir otro rato — me dice señalando la puerta, me levanto de la cama y ella se cubre con la cobija.

Salgo de la habitación de Zully con una sonrisa, veo a mamá salir de su habitación, me acerco a ella dándole un beso y caminando a su lado, bajamos al comedor papá ya está ahí, me siento a desayunar con ellos.

—Y tu hermana por qué no ha bajado, estabas en su habitación ¿no la despertaste? —me pregunta papá y yo sonrío.

—ayer se durmió tarde estudiando —le contesta mamá, —ya está en los últimos exámenes déjenla dormir un rato más, no la molesten —nos advierte y señala a papá lo cual no sé porque lo señaló.

—Está bien, solo quería saber, —dice papá encogiendo los hombros y mamá asiente —Ahora que entre a la universidad va a estar más ocupada, pero ella quiere aprender de la empresa y no quiero que descuide sus estudios —menciona papá con preocupación.

—Mi hermana es muy inteligente, ella puede hacerlo, creo que es su último examen antes de su graduación, está adelantando —le digo por qué aún le falta como dos meses para su graduación, y quiere enfocarse en la empresa de papá, —ya terminé, voy a ir a la constructora y después a mi departamento, hoy no vengo a casa me quedaré en mi departamento —les informo levantándome de la mesa, me despido de ambos y salgo en mi auto.

Llegó a la constructora y la recepcionista me informa que hay una visita esperando en mi oficina, lo que me molesta porque no me gusta que nadie entre, por lo que la miro fríamente y la chica bajo la mirada.

—Que sea la última vez que deja subir a mi oficina, nadie puede entrar sin mi autorización —le digo enojado —sea quien sea debe esperar aquí y ser anunciado —digo dándole la espalda para entrar al ascensor y subir a mi oficina, son dos pisos que subo por el ascensor, al abrirse las puertas escucho una voz chillona.

—Cariño, está mujer no me deja pasar a tu oficina, por más que le dije que soy tu prometida —dice está mujer y veo a mi tía Sara cruzada de brazos y una ceja levantada, me enfurece que diga que es mi prometida.

—¿Y quién te dio permiso de presentarte en mi oficina y decir que eres mi prometida? Sabes que no eres nada mío, no soy tu prometido ni siquiera soy tu amigo —le digo y tía Sara forma una sonrisa en sus labios y sigue cruzada de brazos.

—Luciano, cariño, bueno es cierto aún no somos nada, pero sé que pronto nos vamos a comprometer, tu secretaria se portó de lo peor conmigo, no me dejó entrar a tu oficina y no quiere servirme una copa de vino —dice y enfurezco más solo de ver cómo se dirige a mi tía.

—Marissa aquí no eres bienvenida, te lo deje claro el otro día, no sé cómo hiciste para venir hasta aquí y creer que yo estoy interesado en ti, ni siquiera me hablabas en la universidad, te burlabas de mí —le digo entrando a mi oficina y haciendo entrar a mi tía —vete y no vuelvas más, no soporto tu presencia —cierro la puerta y no dejando que entre.




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