Luciano

Capitulo 49

—A ver mi Principito, ¿quién es esa mujercita que viene a dar órdenes? —me pregunta mi tía Sara en cuanto cierro la puerta.

—Tía no es nadie, no sé qué pretende, ya Tadeo está en eso, la conocí en la universidad y es una de tantas personas que se burlaban de mí —le digo tranquilo, es la verdad no me interesa quien sea —no le tomes importancia, ya mismo daré la orden de no dejarla entrar ni aquí ni en la importadora, —le aclaro y mi tía asiente.

—Solo una cosa, si vuelve a venir yo misma la echo, si no lo hice fue porque quería saber que tan cierto era lo que decía —me contesta sentándose en la silla y yo atrás de mi escritorio.

—Ya no le demos importancia, el viernes me voy a México con los Urrutia, quiero que vengas conmigo, si puedes tía, Zully no puede, se tiene que quedar al frente de la importadora con Josué, ¿podrías acompañarme? —le pregunto y mi tía sonríe.

—Ya habíamos platicado con tu mamá, claro que te vamos a acompañar, también van tus papás, tomaremos unas pequeñas vacaciones —me dice y la veo abriendo más los ojos, no me sorprende desde hace mucho estaban planeando unas vacaciones y este es el momento.

—Papá no me lo comentó —le digo —bueno, en fin, pero, a ver los terrenos me acompañarás, ¿verdad? —le aclaro.

—Claro aunque sé que no me necesitarás, vas a estar muy bien acompañado —me dice moviendo las cejas y me sonrojo, porque ya aprendí a que sé refiere cuando hace ese gesto y es por Clara, —sé que te gusta la señorita Urrutia y me gusta para sobrina, si no se me hizo con Mine Clarita es la indicada —me dice, sonriendo y levantando los dos pulgares.

Revisamos unos contratos junto con mi asistente y el arquitecto de confianza que se quedará a cargo durante no esté, después salimos de la constructora al llegar a recepción, di la orden de no dejar pasar a Marissa, me subí a mi auto maneje hasta llegar a mi departamento.

Entro y pongo mi música, me siento estresado y la música me relaja, me sirvo un vaso con jugo de moras, mi favorito sentándome en mi sillón cierro los ojos para tratar de relajarme. A mi mente se viene el rostro de Clarita, abro mis ojos y tomo mi celular, escribo un mensaje, lo borro, vuelvo a escribir y lo volví a borrar, no me decido si enviarle un mensaje o si le hablo por teléfono.

—¡Hola, ¿cómo está? —me animo a escribir y lo envío esperando una respuesta, a cada rato veo el teléfono y el mensaje no llega, llevo mis manos a mi rostro, tomo un poco de jugo!

Me voy a mi habitación a darme un baño, lo necesito, abro la llave dejando caer el agua caliente que me cae en mi cuerpo, no dejo de pensar en ella, ese beso que me dio y ese sueño que tuve, me gustaría hacerlo realidad.

Salgo del baño envuelto en una toalla, tomo el celular para revisar que haya llegado un mensaje y no hay nada, me doy cuenta de que me hizo una llamada, no le contesté y ¿si se enojó? Me cambio y voy por un vaso de leche tibia para poder dormir, vuelvo de nuevo a mi habitación, tomo mi teléfono y marco su número.

—Hola, ¿quién habla? —escucho preguntar al otro lado del teléfono.

—¡Hola! —le contesté —solo quería saludarte, Clarita, ¿qué va a hacer mañana temprano? —le pregunto y espero una respuesta, ya que se hizo un silencio de parte de los dos.

—Mm, este, creo que no tengo nada que hacer, y ¿tú? ¿Qué vas a hacer mañana? —me pregunta igual y sonreí.

—Le parece si le invito un café temprano y Podemos platicar como amigos, por supuesto —le digo y estoy nervioso de esperar su respuesta.

—Está bien, ¿nos vemos en el café de don Lupe? —me pregunta y sonrío porque me dijo que sí, —Luciano, gracias y buenas noches —me dice y cuelga la llamada, me quedo viendo la pantalla y mi sonrisa no se borra de mi rostro.

Me desperté muy temprano, fui a mi pequeño gimnasio que tengo aquí en mi departamento, hice ejercicio y después fui a darme un baño para ir a encontrarme con Clarita, ya listo tomo mis cosas saliendo, me subo al auto, voy nervioso, pongo música para calmar mis nervios.

Al llegar veo estacionado el auto de Clarita, si chófer está parado afuera de él, supongo que ella está adentro, entro y saludo a don Lupe como siempre, él me responde con una sonrisa y me señala que me está esperando, voy hacia donde está ella y no se ha dado cuenta por estar haciendo un dibujo.

—Buenos días, señorita Urrutia —saludo y ella levanta la vista.

—¡Ah, perdón! —exclama llevándose la mano al pecho —no lo vi llegar, siéntese Luciano, ya pido que nos traigan la orden —me dice recogiendo lo que tiene en la mesa, tomo uno de los dibujos y lo observo, ¿acaso, somos nosotros dos huyendo ese día que querían secuestrar?

—Esto, ¿cómo lo recuerdas para plasmarlo en papel? —le pregunto y veo como sonríe y luego agacha la mirada.

—Es parte de mi terapia, dibujar para mí es una terapia, después de ese día he tenido pesadillas y se queda grabado aquí en mi cabeza y por medio de los dibujos es como logro sacar y controlar mi ansiedad —me dice mientras saca todos los dibujos que hizo dejando ver un comic de aventura y riesgo —lo hago desde niña, tengo muchos, Mine dice que si quiero puedo publicarlo en una revista o novela y que ganaría mucho dinero, Pero mi hermana está loca —dice moviendo el dedo índice por su cabeza, me empiezo a reír fuerte, imaginando a mi amiga con una camisa de fuerza —¿de qué te ríes? —me pregunta

—A Mine en un manicomio —le suelto, de una y los dos comenzamos a reír.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.