Luciano

Capitulo 50

—Me gusta verlos sonreír —habla don Lupe trayendo consigo nuestros cafés —¿qué les preparo para desayunar? —nos pregunta dejando la carta, dejamos de reír para pedir nuestro desayuno, le decimos lo qué queremos y don Lupe nos deja y volvemos a reír.

—Ya en serio, creo que tu hermana tiene razón, son tan buenos que deberías publicarlos, solo es de buscar un buen editor —le digo llevándome mi taza de café a la boca.

—¿Tú crees? —me pregunta y asiento confirmando lo que dije —lo pensaré, mis pinturas se han vendido bien, por cierto el próximo mes hay una exposición, ¿te gustaría acompañarme? —me pregunta y casi me ahogo con el café, son Lupe me salva dando una palmadita en mi espalda en lo que nos ponen nuestros desayunos.

—Claro, solo me dices la fecha —le digo limpiándome con la servilleta, no esperaba que ella me pidiera acompañarla.

Desayunamos entre plática, risas, me sentí a gusto con ella, no quería que el tiempo corriera su curso, si tuviera el poder de detener el tiempo, sacudo mi cabeza sacando esas ideas de ella. Después salimos del lugar, la acompañé a su auto donde nos despedimos quedando en llamarnos por la noche.

—Luciano, —me llama y volteo a verla —gracias, me la pasé muy bien —me dice dándome un beso en la mejilla muy cerca de mis labios, sonriendo, sube al auto, su chófer cierra la puerta y yo me quedo parado, estático, es la segunda vez que hace lo mismo y no hago nada.

—Hacen una bonita pareja —escucho decir a don Lupe volviéndome a la realidad —si yo fuera tú, ya me hubiera declarado y presumiera la novia más hermosa de todo el universo —me dice y entra a su cafetería.

Subo a mi auto y con las palabras de don Lupe en mi mente llegué a la constructora “SI ME LE DECLARO, PRESUMIRÍA A LA NOVIA MÁS HERMOSA” me digo para mí mismo. Con una sonrisa subo a mi oficina, me pongo a sacar un proyecto que nos acaba de llegar junto con el ingeniero que se hará cargo, así paso el día entero y con esas palabras en mi mente.

—Hola mi amor —me saluda mi madre entrando a mi oficina —te traje algo de comer, Ingeniero ¿ya cómo? —le pregunta y el ingeniero le responde que no —sé que están ocupados, coman está deliciosa la comida que preparé, cariño te espero en la casa está noche, no faltes —me dice mamá, sé despide y se va, solo la veo salir.

—Hola, hermanita —hablo contestando el teléfono que había sonado y veo el identificador de llamadas con el número de Zully.

—Hola, ya tengo lo que me pediste, solo dime cuando y te pasaré los datos de dónde irás —me dice con emoción en sus palabras.

—Bien, será antes del viaje —le digo

—Perfecto, entonces será mañana —me dice y caigo en cuenta que en dos días viajamos —listo, te envío ubicación, espero les guste y Clarita sea mi cuñada y mi esa sucia zorra que anda diciendo a medio mundo que te vas a casar con ella —habla y frunzo el ceño, porque no sé dé qué habla.

—No sé dé qué hablas —le digo —mejor hablamos en casa, voy saliendo —le digo tomando mis llaves y cerrando mi oficina, le cuelgo la llamada para tomar el ascensor.

Llegó a casa, saludo a papá que está en la sala viendo televisión y me siento a platicar con él, en lo que mamá Molly está en la cocina, hasta donde estamos huele muy rico.

—¡Hola ya llegué! Grita Zully entrando a la casa y ve a papá que corre a abrazarlo cómo una niña chiquita —papi ¿sabe que lo amo con todo mi corazón? —escucho decirle dándole besos en sus mejillas y papá sonríe dejándose mimar por ella.

—Zully deja en paz a tu papá, hola mi amorcito —me saluda y Zully sé levanta y va hacia ella.

—A usted también la amo, son los mejores padres que he conocido y que tengo —le dice abrazándola e igual que papá la besa en sus mejillas.

—¿Cuántos papás tienes? —le pregunta papá poniendo cara triste, y ahí empiezan el juego, de que tú eres el mejor, te quiero mucho en fin cosas, así que yo no puedo demostrar, tengo sentimientos con ellos sí, pero no soy de demostraciones.

Pasamos a cenar y después fuimos a la sala, mamá me quedaba viendo, no entiendo por qué me mira tanto.

—¿Mamá pasa algo que no me quiere decir? —le pregunto y papá voltea a verla.

—¿Estás enamorado? —me pregunta, sería y Zully se ríe fuerte —está bien, tu tía Sara habló conmigo, está mañana y me dijo que una joven asegura que es tu novia, prometida, no sé qué locura —habla y Zully enojada la interrumpe.

—Esa loca, me va a conocer, ya me tiene diez rayitas sobrepasadas de mi cabeza, la descuartizaré a golpes —habla irritada.

—Zully, ¿qué son esas palabras en tu boca? —le regaña papá, díganme, ¿de qué no estoy enterado? Por qué no entiendo nada, ¿cariño? —pregunta papá.

—Yo no tengo novia, bueno, no esa loca —les digo y empiezo a contar quién es Marissa, dónde la conocí y quién era en la universidad, —yo, este, no sé cómo decirlo —les digo y Zully vuelve a interrumpir

—Mi hermano sí tiene novia, pero no es esa mujerzuela —dice sonriendo y me pongo rojo de la vergüenza ante mis padres —mi cuñada es hermosa y ustedes ya la conocen —sigue hablando, mamá, sé lleva la mano a la boca mientras papá me quedá viendo esperando a ver qué digo.

—No es cierto, no es mi novia, somos amigos y sonrío agachando la mirada —no por el momento —digo en un susurro y mamá me abraza.

—Si es la que me imagino, si es muy hermosa, ¡ay, qué felicidad! —dice mi madre suspirando —Ya decía que esas miradas con Clarita Urrutia eran por algo —dice casi a gritos igual que Zully.

—Dejen en paz a mi hijo —dice papá molesto, —mejor vamos a dormir, ¡es hermosa, novia, jah! Nadie va a venir a querer hacerle daño, nadie —dice y se levanta caminando hacia las escaleras y mamá con Zully hicieron silencio y me quedaron viendo para después seguir con su fiesta.




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