Me levanto temprano, hoy me caso con Clarita, estoy nervioso, me pongo a hacer mis ejercicios para controlar mis nervios, termino y me arreglo para irme a casa de mis papás, allá tengo la ropa que me voy a poner.
Al llegar, entro y veo que están desayunando, los saludo y me siento, Rosita viene con mi desayuno y pone sus lindas manos en mi hombro, las agarro y le doy un beso en ellas dándole las gracias.
—Nana me voy a poner celosa, solo a mi hermano le sirves y a mí no —le reclama Zully haciendo puchero de niña mimada.
—Para nada mi niña, a ti también te amo, solo que mi niño Luciano, hoy se nos casa y va a formar su propia familia, por lo que le hago su último desayuno especial —dice Rosita con una lágrima en su mejilla.
—Ya hicieron llorar a Rosita, —dice mamá dándonos una mirada —siéntate con nosotros Rosita, ya te he dicho que se lo dejes a las muchachas para que sirvan, debes descansar —le dice y Rosita se sienta a mi lado donde le señalé para qué se sentará y molestar a Zully.
—Nana, si quieres te puedes ir conmigo a mi casa —le propongo y ella sonríe.
—Ni lo sueñes, cuando yo me case Rosita se va a ir conmigo —dice Zully pasándole a Rosita un pan con mermelada.
—Con ninguno se va a ir, Rosita está para que la cuidemos, no para que los siga cuidando, ya están grandes —dice papá, —de esta casa no se va a ir.
Todos reímos, desayunamos y después fui al despacho con papá, me dio muchos consejos y lo escuché, estuvimos platicando hasta que mamá entro a decirnos que se nos iba a hacer tarde
Me di un baño y comencé a arreglarme, mamá entro con la abuela, me ayudó con el corbatín.
—Mi amorcito te ves muy guapo, sé feliz mi amor, y haz feliz a Clarita, recuerda que aquí estamos tu familia —dice mamá y empieza a llorar.
—No llores madre, —le digo, la abrazo.
—Tu mamá es muy chillona, mi niño, estoy contenta por ti, encontraste el amor, Clarita es una buena chica, sean felices, sabes que cuentan con nosotros para lo que sea —dice la abuela uniéndose al abrazo con mamá.
Papá y el abuelo también entraron a mi habitación, los consejos del abuelo me hacen reír, salimos de la casa rumbo a la iglesia, el camino se me hace eterno, mis manos sudan y el cuello de la camisa siento que me está ahorcando.
—No eres el único que ha pasado por estos, a todos nos ha dado nervios en este día, Pero cuando la veas entrar todo se te va a olvidar y solo vas a existir tú y ella —dice el abuelo dándome ánimo.
—Tranquilo hijo, como dice el abuelo, cuando la veas todos vamos a desaparecer de tu vista, solo la vas a ver a ella —me dice papá y solo asiento autocontrolando mis nervios.
Llegamos a la iglesia, los invitados empiezan a llegar y Clarita no aparece, papá me dice que ya están cerca y debemos entrar para esperarla adentro, yo quiero quedarme afuera y esperar a que llegue hasta que no la vea, no estaré tranquilo.
Mamá me convence de entrar, y voy hasta el altar, el sacerdote me dice donde debo ponerme, juego con mis manos, Zully me pasa un poco de agua y saco el pañuelo, estoy sudando.
Después de un rato escucho la música sonar y levanto la mirada, ahí está ella muy bonita, sonrío al verla, bien dijo el abuelo, solo la veo a ella. Camina muy lento o soy yo, veo que se enreda con el vestido y parece que va a caer, quiero correr para sostenerla, Tadeo que está a mi lado me detiene, su papá ya la ayudó y viene caminando hasta llegar a mi lado.
—Luciano, con todo el dolor de mi corazón te entrego a mi bella damita, cuídala con mucho amor, paciencia y unidad, te llevas un pedazo de mí, pero estoy tranquilo porque van a estar cerca, podré verla cuando quiera —me dice mi suegro poniendo la mano de Clarita en mis manos, sonrío y levanto la mirada a mi suegro.
—Gracias suegro, haré feliz a su hija, ella es mundo, y siempre puede usted ir a visitarnos o nosotros iremos a su casa, ella no se separará de su familia, y no dejaré que llore de tristeza —le digo, él asiente dando una palmada en mis manos y luego besa la frente de Clarita y va a sentarse, yo tomo su mano y dejo un beso en ella.
Nos volteamos hacia el sacerdote y comienza la ceremonia cuando escucho un suspiro.
—¡Por fin! —dice Clarita y volteo a verla, me sonríe y escoge sus hombros — continué, padre —se dirige al sacerdote y este inicia con la ceremonia.
La ceremonia terminó con nuestros votos y el intercambio de anillos, el sacerdote bendice nuestro matrimonio diciendo, puede besar a la novia. Levanto el velo que cubre su rostro y le doy un beso en sus labios, todos aplauden y se acercan a felicitar, salimos de la iglesia siendo esposos del brazo, nos subimos al auto en el que vino con su papá al salón donde será la recepción.
Llegamos todo, estaba muy bonito, se cuidaron cada detalle que pedimos, todos nos divertimos, hicimos nuestro primer baile como esposos, y después partimos el pastel, nos despedimos para que siguieran divirtiéndose. Mientras nosotros vamos a nuestra primera noche de bodas, pero como nunca hablamos dónde viviríamos, le voy a dar la sorpresa de su casa y ahí pasaremos nuestra primera noche, mañana nos vamos de luna de miel a islas Galápagos.
Desde que salimos del salón le dije que cerrará los ojos, que le tenía una sorpresa y no quería que viera el camino, por lo que veo creo que se quedó dormida, llegamos a la nueva casa y bajé del auto. El chófer abrió la puerta de Clarita y le hablo para decirle que ya llegamos, pero que no abra los ojos, le ayudo a bajar y del brazo la llevo hasta la puerta, me paro antes de abrir y pongo las llaves en sus manos.
—Bienvenida a tu casa, nuestra casa —le digo y ella abre los ojos, —abre la puerta, tienes las llaves —le digo con una sonrisa y ella va a hacer lo que me digo aún sorprendida, abre y la cargo para entrar juntos.
—¿En serio, cariño está es, nuestra casa? —me pregunta y yo asiento sonriendo, me abraza dándome las gracias.
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Editado: 27.10.2024