—El infierno, para alguien como tu, un humano, no debe sonar como un lugar en el que te quieras hospedar, ni por una noche y mucho menos para siempre, ¿o me equivoco?—pregunto aquella "mujer", aspirando el cigarrillo entre sus delicados labios rosados—¿Pero sabes?, Me he acostumbrado a escuchar los gritos eternos de los pecadores, el calor de las llamas, que ahora llamo al infierno un "hogar".
Movió sus cabellos rubios, semejantes al color del sol, brillantes y rizados, mientras cruzaba sus piernas, ocasionando que el largo de su vestido quedase corto, llegando a sus muslos, su blanca piel era como de porcelana.
Sus ojos vagaban por el oscuro cielo, y luego se posaron en la puerta del bar, en donde entraban y salían las meseras.
—Yo solía ser el arcángel más hermoso, perfecto y con la voz más dulce de todo el paraíso, yo... ¡era perfecto!—exclamo la mujer con vanidad en sus palabras—¡yo merecía tener ese maldito trono!... Dios ni siquiera sabe usarlo.
La rubia apretó los puños con fuerza, mientras sus ojos expresaban odio, rabia e incluso una pizca de dolor.
—entonces, ¿realmente eres el diablo?—pregunto la voz masculina frente a ella—pensar que una mujer tan hermosa como tu, sea un ser tan maligno como el diablo es decepcionante.
La mujer guió su mirada hacia delante, donde estaba sentado su acompañante, un hombre de 25 años, cabellos negros lacios, costos,unos mechones caían por su frente morena, vestía de forma elegante, un smokin tan caro que incluso yo, el diablo tenia envidia de la riqueza de este hombre.
Es más el bar en el que ellos estaban sentados era uno de los más caros, pero también servía las mejores bebidas alcohólicas de la ciudad;y eso a Lucifer le encantaba.
Es más Lucifer adoraba a esos hombres, los ricos, finos y delicados, llenos de oscuros secretos.
Lucifer chasqueo su lengua y movió su cabeza levemente, haciendo que sus cabellos rizados se movieran de la misma manera.
—tu ya lo sabias desde que me invocaste—respondió Lucifer en tono coqueto—pero no estamos aquí para hablar de ello.
La rubia se acerco al chico, manteniendo una sonrisa coqueta.
—¿Cuál es tu deseo?... —hizo una pausa—¿Cuál es la razón por la cual me invocaste?—dijo la rubia soltando el cigarrillo que se le había acabado.
Mientras la sonrisa en el rostro de la mujer se ampliaba, el chico solo había desviado la mirada, quizás incomodo o dudoso.
—anda, no tengo toda la noche, mi tiempo expira a las 02:59 de la madrugada, no eres el único que solicita mis servicios—comentó la rubia, mirando a su alrededor, para de nuevo volver la vista en el chico.
El chico levanto su mano izquierda agarrando la manga de su smokin;eran las 02:00 AM, el tiempo se le estaba agotando, la única oportunidad que tendría en la vida para que su más anhelo se volviera realidad.
—primero si voy a darte mi alma a cambio de mi deseo, quiero ver las letras pequeñas del contrato—dijo el chico seriamente, mirando con incomodidad la sonrisa de la mujer.
—Así me gusta—hablo Lucifer coquetamente.