Lucifer.

Prefacio:

Correr es lo que pasa por mi cabeza, repetidamente, sin parar.

Los gritos de mi furioso y violento hermano se escuchan por toda la casa, cada palabra que sale de su boca es una grosería, una más grande que la otra. Cierro con cuidado la puerta de mi habitación, sus pisadas son cercanas.

Tengo que encontrar la manera de huir de aquí, sea como sea.

Nuestra casa queda lejos del pueblo, una hora en auto, dos horas a pie.
Respiro profundo, si no salgo de aquí, probablemente que para el amanecer ya estaré muerta.

Poco a poco comienzo acercarme a la puerta, pero, repentinamente los gritos se detienen, todo queda en silencio.

momento después, un grito de dolor me pone los pelos de punta, algo cae fuertemente al suelo, haciendo un eco.

Mi corazón se acelera y el miedo comienza a correr por mi sistema nervioso, mi respiración agitada es lo único que se escucha en la habitación.
No puedo moverme, mis piernas no ceden.

Alguien comienza a subir las escaleras, me alejo de la puerta y tomo la lámpara de la mesita de noche, para así, usarla como arma.
Si así se le puede llamar.

La puerta se abre de manera repentina y las luces del cuarto se encienden.

Un hombre de piel clara y extraña armadura se adentra, retrocedo varios pasos gracias a la impresión.

Sus ojos de color azul, atrapan los míos.

—Sigues viva—Hablo un tanto asombrado, pero, su semblante cambia —¿Estás herida?

No respondo.

Le doy un vistazo, es alto, debe de medir 1,90. Su piel es clara, su cuerpo bien formado y cuidado por lo que se puede ver, si cabello es de color negro y sus ojos un azul cielo, su rostro parece tallado por los mismos ángeles.

—¿Quién eres? —pregunto con impresión y curiosidad.

—No importa qué o de donde soy, no necesitas saberlo, no aún. Lo único que debes de saber es que yo te llevaré a tu nuevo hogar.

Confundida por sus palabras, aprieto la lámpara contra mi pecho, de la nada, el tipo ese desaparece. Siento un leve mareo y eso provoca que suelte la lámpara y esta se estrelle contra el suelo.

Unos fuertes brazos me sujetan, la oscuridad comienza a invadir me, una voz lejana se hace presente.

—Lo siento tanto, pero si no te llevo con él, nada cambiará y tú eres nuestra única esperanza de conocer la verdad.

Momentos después, todo se tornó negro para mí.

 



#24315 en Novela romántica

En el texto hay: angeles, demonios, romance

Editado: 05.02.2021

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