Lucifer

《10》

[Liseth]

Estaba sentada en una silla en el ventanal del departamento, mientras que leía un libro, exactamente el diario de Ana Frank. Era muy interesante saber como aquella mujer contaba todo lo sucedido en su país y como fue su vida despues de eso, escondida durante dos años antes de su muerte. Neri me había conseguido una librería bastante grande para leer, y le había agradecido mucho por ello, por que amaba leer y había dejado mis libros en el pueblo. Llevabamos ya rato en el departamento, que gracias a Dios era bastante grande y cómodo para no aburrirnos, mientras que Lucifer vagaba por las calles y lo veíamos muy poco. Yo no le había dirigido la palabra desde que había llegado, no tenía y no quería tener la confianza para hacerlo. 

—Tenemos una fiesta y un gran problema.—informó Lucifer llegando repentinamente. 

—¿De que hablas?—le preguntó Neri en cuanto se dio de cuenta que había aparecido. 

—¿Te cuento la mala noticia o la buena?—mantuvo su sonrisa de pilares filosos, mientras que unía sus manos. Era algo que lo caracterizaba, por el tiempo que lo había visto, sabía que lo hacia muy seguido. 

—La mala primero.—se cruzó de brazos la pelirosada. 

—Bueno...—se sentó un sofá negro se cuero individual, casi a mi lado, después de tomar una reparación, pero sin borrar esa sonrisa, nadie se la podía quitar.— Resulta que he descubrido un cazador, es como un cristiano religioso que caza mis demonios, como en uno de los siglos anteriores, pero resulta que este cazador no es religioso como tal,—alzó las cejas  "sorprendido" ante su propio comentario.—, alguien esta detrás de él que le da el poder de hacerlo, y ese nada más y nada menos que es Jack, ese maldito que en cuanto lo halle lo voy matar. 

—¿Como que no es religioso?, si es un cazador de demonios se necesita ser religioso, ir en honor a Dios, ¿no?. ¿Eso es hasta posible?

—Es posible si hay un poder más grande detrás. Es un asunto no tan poco difícil de solucionar, solo necesitamos deshacernos del cazador, matarlo, y asunto resuelto, sin dejar que Jack lo sepa. Te lo dejaré en tus manos, Liseth,—enseguida me miró.— el querrá seguir buscándome, y lo hará, y en cuanto pase eso, tu matas al cazador, no es tan difícil.

—¿Ah?—lo volteé a mirar sorprendida.— ¿Quieres que yo mate a alguien? 

—Eh, si, él quiere matarnos, ¿por que no hacerlo nosotros?—respondió Neri antes que Lucifer.

—Exacto, además no me interesa su tonta vida, o si va a morir, condenaré su alma por toda la eternidad en mi reino. Luego podré darte su dirección, necesito tiempo para ello, pero será lo más pronto posible.—se levantó del asiento, para caminar hacia el pequeño sofá en el que leía y tomar mi libro.— El Diario De Ana Frank.—leyó en voz alta el título del libro.— Recuerdo perfectamente el día en que la segunda Guerra Mundial había comenzado, y en el día en que murieron tantos ingenuos humanos. El año 1940 fue un tiempo donde deje salir a flote mi desdén de venganza, donde dejaría que mataran por mi y durante dos años, hubo una gran discusión. Si no hice que una civilización completa desapareciera, sólo fue por poca consideración.—me devolvió el libro.— Espero que te diviertas con tus libros, llegarán muchos más durante los próximos siglos.—se sentó junto a mi, mientras que rodeba mis hombros. El timbre sonó e inmediatamente el hombre junto a mi, apareció repentinamente en la puerta para abrirla. Dos señoras de servicio ingresaron, junto con unos vestidos elegantes y demás accesorios.— Tenemos una fiesta señoritas. Buscaremos la familia de Antonio, y si no nos dan la información suficiente que necesito, los mataré.—sonrió, volviendo a sentarse como antes lo estaba, pero esta vez estaba pegando su rostro a un costado del mío. Había intentado apartarme, pero este había usado su poder para mantenerme en mi lugar. 

—¿Por que tenemos que usar estos estúpidos vestidos?—peleó Neri, al tomar un vestido largo color rojo. 

—Por que es una fiesta de millonarios, ¿y por que no?, también nos pasaremos por millonarios. 

—¿Necesita algo más amo?—había hablado una de las empleadas. No me había dado de cuenta, pero estas tenían sus ojos blancos, sabía que las estaba controlando. 

—Gracias por sus servicios.—en cuanto estas salieron, Lucifer les había quitado el control y habían quedado desorientadas, mientras que la puerta se iba cerrando. Volvió a mi. Me observaba con esos ojos intensos, si no supiera que era el diablo, hubiera creído que tenia a un vampiro abrazandome. ¿Que mosca le ha picado?— Neri, ¿quieres dejarnos solos?—sonrió perversamente mientras no apartaba su vista de mis ojos. 

—¿Que?—extrañada ella, se volteó hacía nosotros dándose cuenta de la situación. Sabía a lo que se refería él y mi cuerpo había comenzado a temblar. Distraído, comenzó a besar mi cuello, en lo que pude pedir ayuda a Neri.— Señor, Liseth hoy tiene su cumpleaños número 17, voy a salir con ella.—rogué por que lo apartase, pero nada.— Lucifer.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.