—¿Como se supone que sabremos cual es la puerta?—pregunté, a lo que corríamos como podíamos, ya que con los tacones era algo difícil.
—Tendrá unos guardias cuidando de ella, de seguro, por que es privada y nadie puede ingresar.
—Que intenso.
—Millonarios.
—Vaya.—destuve mis palabras al pasar un pasillo, a lo que veíamos a cuatro hombres en traje negro y lentes oscuros parados enfrente de una puerta roja. Uno se había marchado a un dispersador de agua, mientras que otro se recostaba en la pared de enfrente.
—Mira esto.—me sonrió Neri, caminando hacía los hombres.— Oh, disculpen caballeros, es que me he perdido, igual mi amiga, estamos buscando la habitación donde esta la familia reunida, fuimos invitadas al brindis privado.—hablaba con una voz muy afeminada para ella, mientras fingía ser como una mujer en peligro, siendo ella el peligro.
—Perdon señoritas, pero no pueden estar aquí, solo la familia esta permita, y ya han iniciado. Devulevanse a la fiesta, por el pasillo a la izquierda.—dijo uno de ellos adelantándose a nosotras, antes de siquiera poder llegar mas allá.
—¿Ah no?—ladee mi cabeza fingiendo confusión.— Que... lástima.—sonreí.— Yo que pensaba dejarlos vivos.
—¿Eh?, señoritas vuelvan a la fiesta.
—No lo creo.—lo miré con una sonrisa, mientras poco a poco mis ojos cambiaban y el tipo quedaba confundido, para luego lanzarlo hacía un cuadro al final del pasillo con mucha fuerza.— Es por el pasillo a la izquierda, señor guardia.—reí, al decir lo que el mismo me había dicho. Los demás guardias habían sacado sus armas de fuego, e intentaban dispararnos, pero yo me había elevado en el aire, siendo rodeada por mi poder. De un solo movimiento las había desarmado en pequeños elementos de lo que estaba compuesto, dejándolos vulnerables.
—¿Que mierda es esto?—preguntó uno de repente enojado.
—¿Sorprendido?—le di una sonrisa, a lo que con mi poder los había mandado lejos, acabando con su vida rapidamente. Sólo quedaban pequeños fragmentos luminosos de mi poder, que volvían de apoco a mí, mientras podía volver a tomar el control.
—Vamos, no hay tiempo para eso. Debemos entrar.—dijo Neri, en cuanto volví a su lado. Esta contó hasta tres con sus dedos y de un solo golpe abrió la puerta casi derribándola. La familia se encontraba amarrada en el sillón, con la propia tela del mismo. Lucifer estaba recostado en una pared, con una de las copas en su mano, bebiendo de a poco en ella.
—Tardaron un poco, ¿no creen?, mientras se divertían con los guardias, yo me divertía con la familia feliz, que acaba de hacer CEO a un sobrino de Antonio, solo que hay un problema, no me han querido decir donde esta ese sobrino.—le dio vueltas a su copa, antes de terminar de beberla y romperla contra la misma pared en la que estaba recostado.
—¿Por que simplemente no le lees la mente como a mi?—pregunté.
—Por que Lucifer creó una cerradura de pensamientos para esta familia, por que contenían demasiada información que el Diablo les había dado después de hacerlos poderosos, por lo tanto estaban excluidos para la mente de cualquier, hasta de él mismo. Creeme que si él pudiera leerles la mente, esto hubiera acabado hace mucho tiempo. La familia de Antonio parece que se nos ha ido por el otro bando, pero aun así no pueden ni tienen el poder de revelar alguna cosa, a menos de que sea el rey del infierno.—respondió Neri.
—¿Lucifer no es el rey del infierno?
—Tambien Jack lo es, y puede serle revelado algunas cosas, y eso es lo que teme Lucifer, por eso debera matarlos o sacarles información mediante la tortura.
—¿Y si no revelan nada?
—Se mueren, así de simple. Y la familia de Antonio dejará de existir, su apellido se borrará y nadie sabrá más de ellos, solo que desaparecieron de la noche a la mañana y sospecharán que fue por que ellos hacían pactos con el diablo, por que eso es lo que se divulga de esta familia al haberse hecho millonaria de la noche a la mañana.
—Vaya, que historia.
—Lo sé.
—Como ya terminaron su charla, ¿puedo seguir?—un sarcástico Lucifer apareció en medio de la conversación, haciendo que le prestemos atención. Este había caminado hasta el centro de ambos sofás que rodeaba a la damilia.— Comencemos.—se giró dándonos la espalda.— ¿Les parece si comienzo por el abuelo?—preguntó a su familia, pero estos tenían la boca tapada.— Ya que nadie se opone, entonces,—había desatado con su poder al anciano, levantándolo del suelo, para luego dejarlo en el aire.— Por ser el más viejo de la familia debes de poseer más información, y lo sabes, por lo tanto quiero que me digas todo lo que sabes sobre Jack y su maldito plan, o al menos dime como encontrarlo, por que ganas de matarlo no me sobran.